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El día que a Frei lo trataron de «Eduardito»

Mirko Macari
Por : Mirko Macari Asesor Editorial El Mostrador
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Tal vez pocos lo recuerden, pero cuando el ahora candidato de la Concertación postuló por primera vez a La Moneda, tuvo que vencer la desconfianza y el ninguneo solapado de los próceres de su partido, que veían en él al heredero poco aventajado de su padre. En un irritante artículo se encargaron de enrostrarle todas las diferencias que tenía con su progenitor y cómo le faltaba la cultura que, según algunos, parece necesaria para ser presidente. Lea el reportaje La Voz del Silencio


El fuego lo abrió Luisa Durán de Lagos el viernes pasado: «Para ser Presidente de Chile creo que se necesita experiencia y se necesita cultura, no haber ido al teatro, haber hecho una película o haber leído un libro, sino mucho más que eso», dijo la ex primera dama en una entrevista a radio ADN.

Marco Enríquez-Ominami, que se queja continuamente de los ataques recibidos desde los partidos, respondió sin sutilezas: «No sé si la señora de Lagos Escobar es mensajera del ex presidente»,  afirmó el diputado. Y el entredicho siguió con la respuesta de Luisa Durán a través de una carta en La Tercera, donde acusaba a Enríquez de «machismo choqueante».

Paralelamente, se sumaron a los dimes y diretes los ex presidentes. Primero Ricardo Lagos afirmó que el comentario de Enríquez era «denigrante» para las mujeres chilenas, y Frei ayer fustigó al ahora diputado independiente asegurando que «no se puede estar hablando o denigrar el rol de las mujeres en política y después decir que estamos apoyando a la Presidenta Bachelet. No creo que se pueda decir progresista, y estar diciendo que la derecha y la Concertación representan lo mismo», señaló el candidato de la Concertación ayer.

Casi al mismo tiempo que Enríquez-Ominami puntualizó sus afirmaciones, intentando abordar un tema de fondo: «Es un agravio a los miles de jóvenes que están conmigo. Cuando uno trata de iletrado, inculto y tonto a un candidato rebaja el debate. Incluso creo que ella no sería capaz de repetir una frase así porque es muy torpe, no se hace eso de insultar a un candidato presidencial de esa manera».

El hijo parco

 Esta encendida polémica permite recordar que hace más de una década, dos elecciones atrás el candidato sutilmente ninguneado por su dudoso peso cultural  no era Enríquez-Ominami sino el propio Eduardo Frei, y nada menos que en un perfil publicado a fines de 1993 en las páginas del entonces influyente Cuerpo D del diario El Mercurio. «Frei no habla inglés. No tiene estudios de postgrado ni es tampoco lo que podría llamarse un hombre de cultura general. Es más bien un tipo árido que en las entrevistas de prensa de los últimos tiempos ha mencionado como su lectura favorita los best sellers de Morris West», escribían los periodistas Paulo Ramírez, actual conductor de En Boca de Todos de Canal 13  y ex Productor Ejecutivo del Festival de Viña, junto a  Mauricio Gallardo, quien hoy director del diario El Nuevo Día, de Puerto Rico.

En el reportaje los periodistas describen el duro camino de Eduardo Frei para  imponerse a los «caciques» de su partido, la Democracia Cristiana, y consignan cómo el entonces candidato supo acallar las críticas convirtiendo, «su impericia verbal y su tendencia al silencio que antes fue el paradigma de su torpeza (…) en capacidad de escuchar y reflexionar». El cuarto hijo de Eduardo Frei Montalva llegaba cómodamente aventajado a las elecciones de 1994 y dejaba de ser para los próceres falangistas «Eduardito, el hijo silencioso y parco, al que no pocos le corrían fama de tonto», como escribieron los autores del perfil titulado «La Voz del Silencio»

Cuentan que después de publicarse, Juan Pablo Illanes, el médico obstetra que dirigía el periódico en ese minuto, recibió una llamada desde el comando de Frei y que habría viajado hasta La Serena, donde se encontraba el abanderado, para pedirle disculpas. A este gesto se sumó lo que algunos describen como la indignación de otros reporteros del decano, quienes habrían exigido que en la pauta siguiente a la publicación se preparara un reportaje similar con el entonces candidato de la derecha, Arturo Alessandri Besa.

Comparaciones odiosas

La irritación en el freísmo era comprensible. El artículo ponía el dedo en la llaga consignando las diferencias en la oratoria que según los autores existían entre Frei Ruiz Tagle y su padre. «Las grandes diferencias entre los dos hombres públicos se cristalizan en la palabra. El lenguaje del padre ilumina, crea mundos, define universos en una línea y palpita de intimidad en la siguiente», anotan los periodistas y citan a continuación un extracto del discurso de la «Patria Joven» que improvisó el 21 de junio de 1964, para después continuar diciendo que «el lenguaje del hijo no tiene nada de esa poesía. Nunca resplandece. Dice lo que tiene que decir y punto. Si tiene que invitar a la mujer chilena a sumarse a su causa dice: ‘invito a la mujer chilena a sumarse a esta causa’.Sin drama, sin metáforas». Un asunto en el  que probablemente Frei Ruiz Tagle haya reparado al preparar su discurso de relanzamiento ayer en el Teatro Caupolicán.

En este punto parece pertinente preguntarse si es necesario que los presidentes en general tengan un sustrato cultural potente, considerando que el liderazgo y la capacidad política no necesariamente están emparentados con el apego a las bibliotecas.

Según el periodista Rafael Otano, autor de «Crónica de la Transición», la cultura presidencial no tiene que ver con la cantidad de páginas memorizadas de una enciclopedia «Reagan era un completo ignorante, Franco jamás se leyó un libro. Sólo en Francia existe la tradición de un presidente culto. Lo que un líder realmente necesita es llevar dentro de si  la historia del pueblo. La historia dolida, transitada. No decir que ha recorrido tantas veces Chile o que conoce los puentes, sino creer realmente en la potencia de la gente, que tenga capacidades y estrategias para tratar con las personas, con el pueblo, que somos todos, ricos y pobres. Para eso es  necesario que los políticos abandonen el paternalismo con el que creen saber más que la gente», remata Otano, dejando (gratis) lo que suena como  un buen consejo para afrontar los seis meses que quedan de campaña.

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