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Ciencias políticas

Marcelo Mena
Por : Marcelo Mena PhD, Fellow MIT Molina en Ciencias Ambientales. Director de Programas de Postgrado de la Facultad de Ecología y Recursos Naturales de la Universidad Andrés Bello.
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Muchas instituciones de gobierno son manejadas como partidos políticos, en donde una visión oficial es la que debe primar, y en donde no hay espacio para el disentimiento. Entes de notable capacidad técnica, de años de experiencia cuya interacción con el público está mediada por jefes de comunicaciones que llegaron con el director de turno. Políticas públicas diseñadas por profesionales abnegados que pasan por el filtro del jefe de gabinete. Presentaciones en sociedades científicas que deben pasar por el visto bueno del jefe de prensa.


El año 2004, antes de la elección de presidente de Estados Unidos, el Director del NASA Goddard Institute for Space Studies, James Hansen fue a la Universidad de Iowa a dar una charla. La charla estaba anunciada en el New York Times, mientras que los diarios locales pasaron la noticia por alto. El contenido de la charla fue explosivo: denunciaba a la administración de George Bush de censurar resultados de estudios sobre el cambio climático. En particular les molestaba que Hansen hablara directamente de «interferencia antropogénica peligrosa en el clima».

La elección de Iowa no fue trivial. Hansen había estudiado sus tres grados (bachiller, master y doctorado) en la Universidad, y buscó cobijo de la persecución política que sufrió en el lugar consideró su hogar por más de 10 años. En una reunión privada que sostuvo con los estudiantes de doctorado en ciencias ambientales pude ver de primera fuente lo profundamente ofendido que se sentía ser censurado habiendo el año 1984 sido uno de los primeros científicos que hablaban de la urgencia de enfrentar el tema con rapidez y convicción. Al año se supo que la persona que lo intentó censurar ni siquiera había terminado la universidad,  y que su gran credencial era haber sido el jefe de campaña de Bush en la Universidad de Texas A&M. De hecho antes de este intento de censura ya se había hecho famoso por intentar censurar a otro científico de NASA pidiéndole que cuando se refiriera a la evolución, que resaltara que era una teoría no comprobada.

Para científicos de mi generación Hansen representa un referente en cuanto a ética profesional. Los medios de comunicación en Estados Unidos mantenían un falso equilibrio en el tema de cambio climático, intentando balancear las opiniones de la mayoría de los científicos con una minoría de detractores del cambio climático (que muchas veces eran falsos expertos en medio ambiente como Bjorn Lomborg, u otros). Hansen nos llamaba a todos los científicos a ser lo más claros posible con respecto a la gravedad del tema. Para muchos lo que pasó por muchos años en Estados Unidos con respecto al cambio climático es algo inaceptable. Y costará que Estados Unidos recupere el liderazgo con respecto al tema, aunque va bien encaminado.

La pregunta es ¿existen este tipo de presiones en instituciones de gobierno en Chile? Hay indicios que sí. El último caso más emblemático es la aprobación de un proyecto hidroeléctrico en el Cajón del Maipo, en donde se acusa a una directora de un ente de gobierno en presionar a técnicos para votar a favor de su aprobación. La funcionaria incluso acusa de que su intervención fue necesaria por el pobre nivel de los profesionales en la región. Pareciera que la politización de los temas técnicos es un mal generalizado. Muchas instituciones de gobierno son manejadas como partidos políticos, en donde una visión oficial es la que debe primar, y en donde no hay espacio para el disentimiento. Entes de notable capacidad técnica, de años de experiencia cuya interacción con el público está mediada por jefes de comunicaciones que llegaron con el director de turno. Políticas públicas diseñadas por profesionales abnegados que pasan por el filtro del jefe de gabinete. Presentaciones en sociedades científicas que deben pasar por el visto bueno del jefe de prensa. Eso es lo que pasa cuando crees que el gobierno es un partido político. Y es hora de que el gobierno se dedique más a ser (gastar la plata en acciones) que a parecer (gastar la plata en asesores comunicacionales).  Porque si siguen así los más talentosos de esta generación seguirán al margen. Y los menos (los que necesitan pitutos) seguirán poblando los cientos de cargos de confianza del aparato público.

*Marcelo Mena es ex gerente del aire,  PhD, Fellow MIT Molina en Ciencias Ambientales. Director de Postgrado Facultad de Ecología y Recursos Naturales
Universidad Andrés Bello.

 

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