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Siete claves de cómo se diseña la plantilla parlamentaria

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Anoche  se presentó «El genoma electoral chileno»*, libro publicado por Ediciones Universidad Diego Portales en el cual cientistas políticos nacionales, entre los que se encuentra Patricio Navia, desmenuzan cómo se vota en nuestro país, quiénes lo hacen y a quiénes escogemos: al mejor candidato o el que nos tocó según la coalición o partido que apoyamos. Las respuestas en esta síntesis del capítulo de Carolina Garrido, una de las autoras, dedicado a las fortalezas y debilidades del sistema binominal.


1. Incentivos contradictorios

¿En qué medida el  sistema binominal y el peso político de un aspirante inciden en la selección de candidatos a parlamentarios?

La Cámara de Diputados se compone de 120 miembros electos en 60 distritos de dos escaños cada uno. El Senado se constituye de 38 senadores elegidos en 19 circunscripciones. Cada coalición puede presentar dos candidatos por distrito. Los electores escogen candidatos individuales, pero los votos se computan a nivel de coaliciones. El total de los votos obtenidos por cada lista se suma con el fin de determinar cuántos escaños corresponden a cada coalición. Una coalición obtiene ambos escaños si logra alcanzar más del doble de los votos que la lista que obtuvo el segundo lugar. Si la lista con mayor número de sufragios no logra doblar, cada una de las listas que logre las dos más altas mayorías recibe un escaño.

El sistema binominal también presenta ciertos incentivos estructurales que llevan a la polarización de las tendencias partidarias más que a la convergencia hacia el votante medio, debido a que basta con un tercio más uno de los votos para que un candidato asegure un escaño.

Primera  hipótesis: el binominalismo produce incentivos contradictorios entre las coaliciones y los aspirantes, que afectan el proceso de  selección de candidatos parlamentarios.

2. Compañero débil, compañero fuerte

El alto umbral necesario para obtener los dos escaños en un distrito produce un conflicto de interés entre los aspirantes a candidatos y las mismas coaliciones. Por un lado, la coalición pretende maximizar su votación y obtener la mayor cantidad de doblajes posibles, para lo que debe disponer de la mayor cantidad de candidatos fuertes. Por otro, los candidatos desean el éxito de su coalición, pero también el triunfo personal; de ahí que prefieren enlistarse con un compañero débil. Esto es aplicable tanto para los aspirantes «fuertes» -los titulares que buscan la reelección- como para los nuevos, que no desean ir en una lista con un candidato fuerte porque saben que tienen pocas posibilidades de llegar a ser electos y no están dispuestos a pagar el costo de perder.

La disputa de intereses lleva a los partidos no sólo a negociar cupos entre subpactos intracoalición, sino también a lograr acuerdos para que los aspirantes corran el riesgo de ser candidatos en nombre de la coalición.

Esta disputa es central en el proceso de selección de candidatos.

Considerando esto, la primera contradicción que produce el  sistema binominal es que mientras las coaliciones pretenden maximizar su votación, escogiendo duplas fuertes para tratar de doblar, los candidatos prefieren tener compañeros de lista débiles para asegurar su escaño.

Segundo, las coaliciones se preocupan de mantener su unidad debido al umbral del sistema electoral y a los incentivos que provoca la competencia en grandes bloques. Estar fuera de una de las dos coaliciones más importantes significa restringir considerablemente la posibilidad de obtener un escaño. Además, para el caso de la Concertación, que se compone de cuatro partidos, la lógica de los subpactos permite generar espacios de negociación adicionales en determinados distritos donde los partidos tienen incentivos electorales específicos.

3. Sacrificar candidatos para mantener la unidad

Maximizar la votación y obtener victorias seguras en algunos distritos puede verse postergado a la hora de escoger mantener la unidad de la coalición.
Este conflicto también desencadena un punto fundamental a la hora de negociar los cupos en las listas parlamentarias. Por tanto, la segunda contradicción que provoca el sistema binominal es que las coaliciones deben preocuparse de la unidad del bloque, debiendo sacrificar candidatos potenciales en favor de dicha unidad.

4. Apellido y cargo sirven

Por otra parte, el «peso político», entendido como la suma de ciertas características personales del aspirante, puede incidir en la selección de candidatos y ser fundamental a la hora de negociar cupos en las listas. Las directivas de los partidos pueden utilizar las características personales de un aspirante como arma fundamental de negociación y así obtener un cupo  importante en un determinado distrito o circunscripción.

El hecho de que un aspirante quiera ir a la reelección también afecta la selección de candidatos, puesto que es casi seguro que sea uno de los candidatos de la lista, y probablemente el «más fuerte», por el hecho de estar previamente posicionado. Considerando lo mencionado, propongo como segunda hipótesis que mientras mayor sea el peso político que posea un aspirante mayor será su incidencia en la selección de candidatos parlamentarios.

El peso político de un aspirante lo caracterizaré en base a cinco atributos: la  incumbencia, si  tiene un apellido o relación de parentesco con alguiencomúnmente identificado con la política, si es conocido, si es titular en un cargo de representación popular diferente al que postula y si es titular en un cargo de gobierno.

5. El candidato «blindado»

Como la Alianza se compone sólo de la UDI y RN, el proceso de «competencia total» es más fácil de implementar debido a que, como el máximo de candidatos que se pueden presentar en una unidad electoral son dos, ambos partidos se repartieron los cupos.

Con  la definición de  la candidatura presidencial de Sebastián Piñera muchos lavinistas de RN vieron con preocupación este nuevo escenario. Uno de ellos fue Allamand, ex asesor y colaborador cercano del candidato UDI. Al poco tiempo, Allamand señaló sus intenciones de postular al Senado y convertirse en un referente de consenso (El Mercurio, 25 de junio de 2005: C6). El ex asesor de Lavín buscó «postular por una circunscripción alejada de la capital, con el objeto de ganar cierta independencia frente a Piñera» (El Mercurio, 25 de junio de 2005: C6).

Al conocer la candidatura de Allamand, la UDI comenzó a buscar un compañero de lista fuerte que estuviera a la altura de competir con él, y ganarle.
Por su parte, Lavín desplegó «una diplomacia  ante  la UDI para que no le

colocaran un compañero de lista demasiado fuerte» (La Nación, 20 de julio de 2005: 3), pero su partido escogió a la senadora por la Cuarta Región Evelyn Matthei para intentar posicionarla en la Décima Norte. Los lavinistas de RN exigían que Allamand fuera un candidato neutro, por lo que tendría que hacer campaña por ambos candidatos de la Alianza. Sin embargo, debido a las presiones de su partido, éste tuvo que admitir que sólo haría campaña por Piñera (La Tercera, 30 de agosto de 2005: 4).

El traslado de la senadora Matthei cobraba fuerza por varias razones: mantener el cupo de la Décima Norte para la UDI, evitar que se instalara un nuevo liderazgo en la Alianza y, por último, la molestia con RN de no inscribir a Allamand si mantenía una actitud neutra en  la campaña presidencial.

Sin embargo, el traslado de la senadora permitiría un posible doblaje de la Concertación. Una dupla entre el senador Pizarro (DC) y la posible candidatura de  la diputada  Isabel Allende  (PS)  sin Matthei auguraba el doblaje concertacionista. Además, a la UDI le costaría mucho encontrar un candidato que asegurara el triunfo en la Cuarta Región y que concitara el apoyo que tiene Matthei. Finalmente, la UDI decidió apoyar al candidato RN y mantener a Matthei en la circunscripción 4.

6. El peso de los cupos heredados

Es plausible plantear que, además de querer dar una señal de unidad, la UDI no llevó un candidato en la zona porque no tuvo otra opción. El escenario de competencia total daba para que la UDI buscase un candidato lo suficientemente fuerte para poder ganarle el escaño a Allamand. Ese candidato fuerte debía ser una figura que lograra hacerle el peso al RN y por eso se pensó en Matthei. Pero los costos de trasladarla eran muy altos, puesto que al mover a la senadora se podía perder el escaño en la Cuarta Región.

Ahora bien, aun considerando a Matthei y a Allamand como una dupla fuerte, era poco probable apuntar a un doblaje debido a la herencia que dejó el senador DC Gabriel Valdés en la zona y que recibió el ex presidente Eduardo Frei, candidato de la Concertación. Adicionalmente, existía  la  posibilidad de que Matthei perdiese contra Allamand, lo que se entendió como un costo muy alto para la UDI. En el peor de los escenarios, la UDI pudo haber perdido el cupo en la Cuarta y Décima regiones. Finalmente, y sin opciones, la UDI proclama a Allamand como candidato único de la Alianza en la circunscripción 16.

7. ¿Compañero de lista o peor enemigo?

El sistema binominal provoca que la competencia electoral se desenvuelva al interior del pacto. Con ello, los candidatos están pendientes de sus compañeros de lista y sus posibilidades reales de quedarse con el escaño que obtendrá su coalición. Por este motivo, lo que hacía «el pacto inteligente era asegurar a los diputados que iban a la reelección. Entonces, obviamente todos los diputados que no querían competir, querían el pacto inteligente» (entrevista a Roberto Ossandón, 21.08.06). El hecho de no mantener una negociación para armar la plantilla parlamentaria produce una mayor dificultad para encontrar o convencer a los mejores candidatos para  competir. En este escenario, no poder asegurar un escaño o una reelección complica las nominaciones y con ello poder armar duplas fuertes de candidatos.

*EL GENOMA ELECTORAL CHILENO. Patricio Navia / Mauricio Morales / Renato Briceño (editores). 2009, 316 páginas.

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