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La otra «confusión» de Piñera en Estado Nacional

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Todo el mundo habló de los $10 millones que el empresario aseguró llevar gastados en su campaña. Aunque después rectificó, pasó inadvertida la alusión que hizo al «rescate» del club cuando estaba en la quiebra. La historia en este caso también tiene matices: uno de los gestores reconoce el interés del dueño de LAN por la institución, desde antes que se convirtiera en Sociedad Anónima, pero el trabajo duro para sacarlo adelante lo hizo otro equipo, donde él no participó.


No importa que esté en crisis. Colo-Colo siempre será uno de los equipos más populares de Chile. Si cada hincha fuera un voto disciplinado, la «familia alba» sería crucial para decidir la elección presidencial. Bien lo sabe Sebastián Piñera, uno de los accionistas más visibles de Blanco y Negro, la sociedad que administra el club. El candidato ha revelado en varias ocasiones su sueño de fotografiarse con el cacique campeón de la Copa Libertadores. Una postal perfecta en plena contienda electoral.

Piñera tiene a Colo-Colo entre las empresas de las que no quiere desprenderse si llega a ser Presidente. Y en el afán por demostrar su compromiso y cercanía con el club, en la edición del programa político Estado Nacional emitida el domingo 23 de agosto, el candidato de la Coalición por el Cambio aseguró que él junto a unos amigos, al ver por televisión el panorama desastroso del club, decidió sacarlo de la quiebra. «Dijimos ‘por qué no hacemos algo grande, motivante sacar a Colo-Colo de la quiebra y devolverle sus glorias,  sus logros y planteamos en esa oportunidad como meta que Colo-Colo vuelva a ganar la Copa Libertadores», aseguró Piñera.

Los «héroes» albos

Una historia ideal para sus aspiraciones presidenciales. Lamentablemente, los hechos ocurrieron de otra forma. Según fuentes del mercado bursátil consultadas por El Mostrador «Piñera entró seis meses después de que el equipo se abrió a Bolsa, compró cuando las acciones cayeron», asegura una persona muy cercana a la operación mediante la cual se «rescató» al club.

A mediados  de 2004, Eduardo Menichetti, el ex presidente del Club albo, llegó a las oficinas del estudio Guerrero, Olivos, Novoa & Errázuriz. Lo acompañaba el ingeniero Sergio Guzmán, director de empresas y convertido entonces en el coordinador del proyecto que buscaba sacar a Colo-Colo de la ruina. Los ejecutivos buscaban un mecanismo legal que pudiera introducirse al proyecto de Ley de Sociedades Anónimas Deportivas -que se discutía desde 2002- para subordinar el pago de la deuda que la  institución tenía con el fisco. En ese momento Colo-Colo debía no menos de US$20 millones en impuestos, sin contar al resto de los acreedores.

El abogado con el que hablaron fue Arturo Marín, de amplia experiencia en labores legislativas en el Congreso pre ’73. «En 20 minutos, mientras tomábamos un café, Arturo trazó una solución que finalmente fue la que impulsamos», cuenta un participante de esa reunión.

El «grupo de amigos» al que se refería Piñera era bien nutrido y efectivamente se tomó la idea de rescatar al club como un importante desafío. Pero entre ellos no aparecía el actual candidato, quién hasta ese momento era hincha declarado de Universidad Católica. 

Este equipo de salvataje lo  conformaban José Joaquín Laso, abogado del mismo estudio, Cristian Varela, actual gerente de Chilefilms y ex presidente de la Corporación Club Social y Deportivo Colo-Colo; un grupo de ejecutivos de la corredora Larraín Vial, el asesor comercial Michael Black, y algunos profesionales de la consultora de comunicación estratégica Burson-Mastellers.

Mientras el banco de inversión se dedicaba a buscar fórmulas para «levantar» recursos y preparar la apertura de la institución a la bolsa, los abogados  y la empresa de comunicación estratégica hacían esfuerzos para conseguir que en el Congreso se aprobara una indicación a la ley, cosa de permitir que  las instituciones con  problemas de solvencia  se convirtieran en sociedades anónimas abiertas, sujetas a las normas de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) y a la vez pagar las deudas con el fisco en cuotas anuales por un plazo de 30 años. Y lo consiguieron. «Todo el mundo entendió que ese era el camino y nos apoyó mucha gente: Jorge Burgos, Alberto Espina y la bancada alba», dice uno de los gestores, refiriéndose a un grupo de parlamentarios, hinchas de Colo-Colo, integrado entre otros por Alejandro Navarro, Exequiel Silva, Felipe Letelier y Maximiano Errázuriz.

Después de la guerra

Piñera oficialmente no aparecía por ninguna parte, aunque una de las fuentes reconoce que «siempre estuvo preguntando por el trámite de la ley y cuando fue senador colaboró el proyecto de ley del deporte». En eso coincide Michael Black, uno de los gestores del salvataje: «Piñera fue el propulsor de la ley de Sociedades Anónimas (que era un tema clave para que Blanco y Negro fuera posible como proyecto), y estaba permanentemente en contacto con el fútbol (ideas de traer el mundial a Chile, de mejorar la ANFP, etc.), así que hay que darle crédito de estar metido y preocupado del futbol, aportando activamente ideas y proyectos grandes. Me consta que participó en conversaciones sobre Colo-Colo desde antes que empezáramos a trabajar, y desde los inicios de la marcha del proyecto. Conmigo conversó muchas veces», dice.

Las acciones de Blanco y Negro recién se pusieron a la venta en junio de 2005, casi un año después de la reunión de Menichetti y Guzmán en el estudio Guerrero,Olivos, Novoa & Errázuriz.

Pero Sebastián Piñera aparece públicamente en la propiedad del club recién los primeros días de marzo de 2006, cuando todas las trabas legales ya habían sido superadas y en adelante ha sido el accionista más notorio y renombrado de la sociedad.

Vea a Sebastián Piñera en Estado Nacional (23 de agosto)

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