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Milton Juica es el nuevo presidente de la Corte Suprema

Este magistrado, que cultiva el bajo perfil e integra el tribunal del fútbol, estará dos años en el cargo y reemplazará a Urbano Marín. Con este nombramiento, se confirma una tendencia: quien ocupe el puesto de vocero, lo más probable es que llegue a la testera.


El pleno de la Corte Suprema eligió esta mañana como nuevo presidente al ministro Milton Juica, por la unanimidad de los votos.

El magistrado de 67 años de edad -que las relatoras del máximo tribunal aseguran que no representa- ocupaba hasta ahora el rol de vocero del máximo tribunal.

Con este nombramiento, surge una tendencia de quien ostenta dicho puesto accede a la testera del segundo piso del palacio de tribunales. El caso anterior fue Urbano Marín, titular de la Suprema en la actualidad.

Juica es un magistrado que cultiva el bajo perfil, aunque de pronto no le resulte. Como vocero, es un magistrado –que a diferencia de su antecesor- tiene siempre una respuesta para todo sin entrar en las profundidades del hecho en particular y “salir jugando” de cualquier intríngulis comunicacional.

En la última vocería del viernes pasado, la prensa acreditada en el sector lo inquirió de manera recurrente sobre la oportunidad en que el ministro Alejandro Madrid –pocos días antes de las pasadas elecciones presidenciales- había dictado los procesamientos en el caso Frei Montalva. Juica, en la oportunidad, incluso se dio el gusto de ironizar al respecto, señalando que nada implicaba que un magistrado dictara los encausamientos cerca de la navidad, aludiendo a la fecha sensible a los privados de libertad para evitar el fondo de la pregunta.

Este juez de pelo cano, cuya hija es fiscal del Ministerio Público Regional Sur, se inhabilitó cuando integraba la Segunda Sala Penal del máximo tribunal, debido que “Paola” asumía un cargo en el organismo perseguidor de los delitos en el nuevo sistema.

Dentro de su currículum se menciona su carrera de funcionario, pero no se destaca que fue el magistrado a cargo de resolver el llamado “caso degollados”, relativo a los profesores que en 1985 fueron secuestrados y asesinados por la Dicomcar de Carabineros. Tampoco que en el marco de ese proceso tuvo “por las cuerdas” al director institucional, Rodolfo Stange, debido a que ordenó destruir la casa donde se configuró al crimen. Ese hecho le trajo algunos problemas en 1998 cuando la derecha se vengó en el Senado y no lo confirmó para el puesto en el máximo tribunal. Pero fue sólo cosa de tiempo, porque en 2001 ya caminaba por el segundo piso.

Recientemente, cuando el candidato oficialista Eduardo Frei sacó a colación la ya mañida expresión sobre la “puerta giratoria”, responsabilizando al Poder Judicial de las pocas “prisiones efectivas” contra los delincuentes, Juica lanzó una diatriba inédita. Calificó los dichos de Frei como “desconocimiento” o bien “mala fe”. Esta última frase, de corte político, es muy poco usada por los jueces, pero fue bien valorado internamente el momento y la oportunidad en que se usó. De hecho, Frei debió retractarse.

Juica es un futbolero de tomo y lomo hace casi diez años integra el tribunal del futbol y –dicen quienes le conocen- tiene una memoria privilegiada para todos aquellos datos poco frecuentes del deporte popular.

Luego de este nombramiento, Juica estará dos años en el cargo. Cuando termine este plazo, aún le quedarán otros cinco para seguir fallando.

Juica es un hombre que cultiva el bajo perfil, que le imprimirá un sello distinto a la Suprema, a diferencia de su antecesor Urbano Marín. Algunos ministros comentan que terminará con algunos contratos de asesorías.

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