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Los compromisos que selló Piñera en su viaje a Europa

Luego de las reuniones que sostuvo el mandatario en el viejo continente, el gobierno deberá asumir dos importantes desafíos internacionales: impulsar el objetivo de la unidad latinoamericana y avanzar en la asociación estratégica con la UE.


Chile asumió la responsabilidad de liderar la relación institucionalizada que mantienen América Latina, el Caribe y la Unión Europea (el grupo ALC-UE) durante los próximos dos años. Según se acordó esta semana en Madrid, el país ostentará la presidencia de una de las mayores comunidades internacionales, constituida por los 60 países europeos, latinoamericanos y caribeños.

Por tanto, le corresponderá dar seguimiento a los acuerdos de la VI Cumbre ALC-UE, que concluye mañana en la capital española, y organizar el siguiente encuentro, que tendrá lugar el año 2012 en Chile.

En el plenario de los 60 países ALC-UE el Presidente Sebastián Piñera calificó el proceso eurolatinoamericano y caribeño como “demasiado lento” y se comprometió a llevar a cabo una renovación de este diálogo, con nuevas instituciones y nuevas lógicas de trabajo, consistentes con los retos de la sociedad de la información y del crecimiento sustentable e inclusivo. Así, la Presidencia chilena ALC-UE anticipa una VII Cumbre que deberá arrojar resultados coherentes con “la velocidad y perseverancia que requieren los problemas de este siglo”, señaló el mandatario.

Este compromiso respecto a la relación ALC-UE se suma a otros igualmente trascendentes a nivel regional, pues Chile preside actualmente los mecanismos representativos del conjunto de los países latinoamericanos y caribeños: el Grupo de Río (GR) y la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), que en esta etapa deberían tender a fusionarse para lograr un órgano de interlocución propiamente latinoamericano y caribeño.

De esta manera, el gobierno deberá abordar ahora dos importantes desafíos internacionales: impulsar el objetivo de la unidad latinoamericana y avanzar en la asociación estratégica con la UE.

Cabe señalar que la idea de las cumbres ALC-UE surgió precisamente en Chile, durante la Cumbre Iberoamericana de 1996, donde España propuso un nuevo mecanismo de diálogo que incluyera a la totalidad de los países de la UE. Esto se concretó en Río de Janeiro, en el año 1999, donde la comunidad ALC-UE se propuso construir una “asociación estratégica birregional”, en torno a temas prioritarios para ambas regiones.

LA CUMBRE CHILE-UE

En este marco, Chile suscribió el año 2002 un Acuerdo de Asociación con la UE, que contempla el libre comercio, el diálogo político y una cooperación reforzada. Fue un acuerdo pionero y de inéditos alcances, que ha tenido positivos resultados para el país, los que fueron analizados en la cumbre sostenida ayer entre Chile y los representantes de las instituciones europeas.

A partir del Acuerdo de Asociación, el comercio con la UE ha pasado de los 7.882 millones de dólares en 2004 a 17.006 en 2008, en una balanza comercial positiva que favorece a la parte chilena con 9.847 millones de dólares al año 2008. Así mismo, la inversión europea en Chile alcanza actualmente el 38% del total. Y en cuanto a la cooperación, la UE ha destinado 65 millones de euros para el período 2006-2010, dirigidos a la modernización del estado, la innovación empresarial y a la propia implementación del acuerdo. A esto se suma otra línea de cooperación bilateral dotada de 74 millones de euros.

Chile mantiene además una importante relación a nivel bilateral con países europeos, donde destaca un acuerdo con Francia en el ámbito de la educación, con Países Bajos en agricultura e innovación o con Portugal en cooperación energética.

Dados los positivos resultados del Acuerdo Chile-UE, en octubre de 2009 se dio otro salto en la relación, al profundizar sus objetivos a través de una “Asociación para el Desarrollo y la Innovación” (ADI), que priorizaría temas esenciales como la educación, la energía, el medio ambiente y cambio climático, todo ello desde la perspectiva de la innovación. Así, en la Cumbre UE-Chile se analizó igualmente la puesta en marcha del ADI que, entre otras cosas, permitiría poner en marcha proyectos de cooperación conjuntos hacia terceros países latinoamericanos, en ámbitos donde Chile podría contribuir con su experiencia: modernización del estado, negociaciones comerciales, desarrollo social, educación y otros.

En un extenso comunicado del encuentro, marcado por un trato horizontal, se destaca el reconocimiento de la UE a Chile como país OCDE. En este sentido, ambas partes se comprometieron a coordinar sus posiciones a nivel internacional, en materias como medio ambiente, cambio climático, seguridad humana, desarme, libre comercio, energía, ciencia y tecnología y formación de capital humano.

Otros temas discutidos de manera central fueron la promoción de las energías renovables y del empleo, como estrategias de crecimiento y desarrollo.

SERVICIOS Y RECONSTRUCCIÓN

En cuanto a la relación comercial, las conversaciones giraron en torno a profundizar el Acuerdo Chile-UE en el intercambio de bienes y servicios. En esto último, se expresó la voluntad de “hacer los mejores esfuerzos” para concretar la posibilidad de negociar un acuerdo de aviación, destinado a mejorar las facilidades para el transporte aéreo de productos comerciales, tema que se viene discutiendo desde hace cinco años y que ha tenido en Madrid un nuevo impulso.

La cooperación hacia Chile se mantendrá en los objetivos establecidos, agregando una nueva prioridad: la reconstrucción del país tras el terremoto y tsunami de febrero pasado. Aquí, el Mecanismo de Inversión en América Latina constituirá una oportunidad para recomponer la infraestructura nacional. El MIAL (o LAIF, por su sigla en inglés) se puso a disposición de los países latinoamericanos en esta cumbre, y estará dotado de 125 millones de euros para complementar los préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) o de otros organismos financieros, destinados a proyectos principalmente de interconectividad e infraestructuras.

Al respecto, cabe recordar que, tras dilatadas conversaciones, finalmente el 9 de marzo pasado se suscribió el convenio marco para el establecimiento del Banco Europeo e Inversiones en Chile, previsto en el propio Acuerdo Chile-UE de 2002. El BEI se establecería en nuestro país cuando se concluya el trámite de ratificación legislativa, pendiente en el Congreso.

MERCOSUR RETOMA NEGOCIACIONES CON LA UE

Hacia el final de la primera jornada del encuentro ALC-UE (17 de mayo) tuvo lugar la Cumbre UE-Mercosur, donde se logró uno de los resultados de mayor repercusión: el relanzamiento de las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea, suspendidas desde hace seis años.

Mercosur y Chile comenzaron a negociar sendos Acuerdos de Asociación con la UE en forma paralela, a fines de 1999. Las rondas se realizaron sucesivamente durante dos años, hasta que Chile concluyó su acuerdo en noviembre de 2002, mientras el proceso negociador con Mercosur entró en fase de congelamiento en 2004 por temas de alta sensibilidad, como el proteccionismo agrícola europeo. Desde la perspectiva de la UE, dado el potencial productivo del Mercosur, una apertura podría conllevar pérdidas de entre 3 mil y 13.500 millones de euros para la agricultura y ganadería europea, por lo cual se prevén difíciles negociaciones.

Por otra parte, la posibilidad de concretar un Acuerdo de Asociación UE-Mercosur, similar al acuerdo que mantiene Chile con la UE, tendría una importancia histórica, pues crearía el mayor espacio de libre comercio del mundo, conformándose un mercado de más de 700 millones de habitantes. Por ello, las partes expresaron su voluntad de hacer los mejores esfuerzos para este fin, comprometiéndose a retomar las negociaciones en julio próximo.

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