El estudio que se aplicó entre el 7 y 12 de junio contempló una muestra de 400 personas del Gran Santiago y muestra que el 43% de los capitalinos prefiere el Transantiago a las micros amarillas, mientras que el 67% sabe que las actuales alzas del pasaje fueron programadas antes de que asumiera Piñera y el 68% atribuye las alzas a la evasión y la necesidad de financiar un sistema deficitario.
Un estudio de la consultora Criteria Research dirigido a medir la percepción que existe acerca del Transantiago, arrojó que prácticamente dos tercios (65%) de los santiaguinos lo utilizan, cifra que corrobora la relevancia cotidiana de este servicio para la mayoría de los residentes en la capital. Estos mismos usuarios que día a día dependen del sistema de transporte para movilizarse lo califican con una nota mediocre: 4,3 en promedio.
Al ser consultados acerca del funcionamiento del Transantiago y el antiguo sistema de las “micros amarillas”, los santiaguinos (tanto usuarios como no usuarios) se dividen en sus juicios. Mientras un 43% cree que el actual servicio es mejor que el anterior, el 39% considera todo lo contrario. Sólo una minoría (16%) piensa que ambos sistemas funcionan de la misma manera.
Entre las bondades del Transantiago que la opinión pública percibe se enfatiza el orden y la seguridad y se valora positivamente su medio de pago (la tarjeta Bip!). Las críticas, en tanto, pueden dividirse en tres categorías:
Falencias superables del servicio: La frecuencia de los recorridos podría aumentar mejorando así los tiempos de espera de sus usuarios; su cobertura podría extenderse a sectores donde hoy la cobertura resulta insuficiente y también se apunta a la comodidad de los buses como un ítem susceptible de mejorías.
Críticas de tipo estructural: Así puede interpretarse la percepción de falta de recorridos directos y la desaprobación por lo engorroso de los trasbordos. Sin embargo, también pueden evidenciar poca voluntad de adaptación de las personas al esquema del Transantiago.
Conductas inadecuadas de sus usuarios: El estudió comprobó que los usuarios son autocríticos y saben que muchos de ellos cometen actos que atentan contra el buen funcionamiento del servicio, aludiendo directamente a la alta evasión.
Las alzas tarifarias
El estudio se efectuó durante el período de fuertes alzas que está experimentando el pasaje del transporte público. Las respuestas revelan que los santiaguinos entienden que el encarecimiento del pasaje nace de un círculo vicioso en el que se hacen presentes tanto la acción de los propios usuarios como el diseño del servicio.
Así, la mayoría (67%) dijo saber que las alzas tarifarias estaban programadas antes de que asumiera el actual gobierno y las atribuyen, principalmente, a dos factores: la evasión por parte de los usuarios (38%) y la necesidad de sustentar el sistema porque no se financia por sí mismo (30%).
En otras palabras, los capitalinos atribuyen las alzas esencialmente a un problema de diseño del sistema y cuestionan la autosustentabilidad del Transantiago. De hecho, cerca de un tercio de los encuestados (32%) consideraron que el sistema está mal diseñado y por eso hay que subir el pasaje.
Conclusiones
Tanto la evaluación del Transantiago como las razones a las que se atribuye el alza de sus tarifas revelan que los santiaguinos, aunque son críticos del sistema, no son contrarios a él (no quieren volver al antiguo sistema). Hay un margen de tolerancia hacia sus defectos, así como de esperanza en que pueda mejorar.
La ciudadanía sabe que las alzas de las tarifas estaban programadas con anterioridad, pero además las justifica debido al tema de la evasión, apropiándose de un argumento utilizado en la campaña que el gobierno impulsó en diversos medios de comunicación para combatir este problema.