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Sernam previene la violencia con charlas entre jóvenes

13,4 por ciento de la juventud en Chile asegura haber sufrido violencia sicológica y un 7,6, violencia física. Las mujeres aseguran verse más afectadas que los varones.


Las primeras manifestaciones concretas de violencia que viven las parejas adultas, ocurren en la etapa del pololeo. Es por ello que la profesional del Servicio Nacional de la Mujer, Maricela Ibacache Guerra, dictó un taller para tratar este tema con estudiantes de enseñanza media del Liceo B-32 de Antofagasta.

El dato no es menor si consideramos que en Chile el 24,6 por ciento de la población total tiene entre 15 y 29 años. De este segmento, el 50,6 por ciento son hombres y el 49,4, mujeres, según la Quinta Encuesta Nacional de la Juventud elaborada por el Instituto Nacional de la Juventud en 2007. La Región de Antofagasta aparece con un 3,4 por ciento de jóvenes.

Este mismo informe señala que el 13,4 por ciento de la juventud en Chile asegura haber sufrido violencia sicológica y un 7,6, violencia física. Las mujeres aseguran verse más afectadas que los varones.

Según Ibacache, los estudios demuestran que la violencia empieza tempranamente en la relación de pareja, “las primeras manifestaciones comienzan en el pololeo y un factor importante a considerar es el cultural, ya los niños y niñas que fueron víctimas o testigos de violencia en su espacio familiar son quienes tienen mayor riesgo de vivir luego situaciones violentas de pareja”.

Sostuvo que la prevención cobra una relevancia vital por medio de la enseñanza de la resolución no violenta de conflictos y el establecimiento de pautas para la horizontalidad de las relaciones de pareja en los programas educacionales de todos los niveles.

Primeras manifestaciones

Maricela Ibacache afirmó que las conductas de violencia en la juventud suelen ser inconscientes, casi siempre imperceptibles, pero actúan por acumulación y tienden a perpetuar una distribución injusta de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.

“Existen algunos indicios claros que se dan a esta edad como, por ejemplo, la exigencia por parte de los jóvenes de ‘la prueba del amor’, la posibilidad que los hombres tengan más de una pareja y las mujeres no, o la elección por cuenta de ellos de la ropa o accesorios que deben usar sus pololas”.

Dijo que generalmente existe dificultad en los hombres jóvenes de referirse al amor y un temor a sentirse y reconocerse enamorados, especialmente frente a su grupo de pares, ya que el estar enamorado se identifica con debilidad, falta de poder y autonomía. “Hay un discurso generalizado en plantear que la sexualidad en el hombre se vive separada de la afectividad”.

Agregó que la prevención implica actuar de manera de modificar la creencia que la violencia es una respuesta legítima, que eleva la autoestima y no provoca sufrimiento ni daño a la víctima y a la relación interpersonal. “Es necesario proponer, validar e instalar actitudes de resolución armónica de los conflictos y comportamientos respetuosos entre los seres humanos”.

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