«Desde el punto de vista personal, el padre Fernando se encuentra hoy día afectado en salud, (pero) de muy buen ánimo y con muy buena disposición para colaborar con la justicia», dijo el abogado del religioso, Cristián Muga, quien lo acompañó durante la diligencia a cargo de Xavier Armendáriz.
El sacerdote Fernando Karadima se declaró inocente este martes de las acusaciones en su contra por presuntos abusos sexuales durante el primer interrogatorio al que lo sometió la Fiscalía y que se prolongó durante cinco horas y media.
El fiscal Xavier Armendáriz rehusó hacer declaraciones a la prensa tras interrogar al párroco en dependencias de la Iglesia Sagrado Corazón de El Bosque, ubicada en la comuna de Providencia y en la que Karadima se desempeñó como párroco.
Hasta ahora, el sacerdote afronta denuncias de supuestos abusos realizadas por siete personas.
Karadima, de 80 años, y de gran prestigio en la Iglesia como formador de religiosos, incluidos cinco obispos, estuvo acompañado por su abogado Cristián Muga, quien defendió la inocencia del párroco y puso énfasis en su delicado estado de salud.
«El padre Fernando no sólo se declara inocente sobre estos hechos, sino que él es absolutamente inocente de los cargos que se le imputan», subrayó Muga en declaraciones a Televisión Nacional (TVN).
«Desde el punto de vista personal, el padre Fernando se encuentra hoy día afectado en salud, (pero) de muy buen ánimo y con muy buena disposición para colaborar con la justicia», agregó el letrado.
Esta declaración es la primera que ofrece el sacerdote Karadima a la Fiscalía, quien abrió la investigación en abril pasado.
Además, la Iglesia inició en 2005 su propia indagación sobre estos hechos, que había quedado «en suspenso» a la espera de nuevos antecedentes.
El caso salió a la luz pública a través de la prensa el pasado mes de abril, cuando se reactivaron las investigaciones.
Tras concluir la indagación administrativa, el pasado 18 de junio el arzobispo de Santiago, cardenal Francisco Javier Errázuriz, pidió al Vaticano, a través de un decreto, que se inicie un juicio canónico contra el religioso.
Según fuentes eclesiásticas citadas por la prensa local, el cardenal tomó esta decisión en función de la gravedad de los antecedentes recibidos por el promotor de justicia del caso, el sacerdote Fermín Donoso, quien también tomó declaración al párroco.
