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Sólo uno de cada diez divorciados se vuelve a casar

Según un estudio de separadosdechile.cl, existe un contundente rechazo al matrimonio ya que apenas un 11,53 por ciento de divorciados ha vuelto a contraer nupcias. Costos humanos y económicos de un eventual fracaso y pérdida de independencia en una unión formal son los principales factores disuasorios del matrimonio.


El primer estudio sobre divorciados chilenos vueltos a casar preparado por el sitio web www.separadosdechile.cl, comprobó que de un total de 256.666 mil separados inscritos a la fecha en el Servicio de Registro Civil , apenas 29.601 habían contraído matrimonio.

Ricardo Viteri, director de la página web, informó que en el periodo 2005 a mayo 2010, las bodas en que participa un divorciado representan el 8,8 por ciento del total de matrimonios en el país y tal porcentaje coincide plenamente con el porcentaje de aumento registrado en los enlaces nupciales desde el 2005 en adelante.

«Estos datos nos permiten confirmar la paradoja de que el divorcio en Chile fortaleció en alguna medida la institución matrimonial y la prueba es que su entrada en vigencia revirtió 14 años consecutivos de tendencia a la baja de las bodas. En los últimos cinco años, de cada diez matrimonios efectuados, 4 se divorciaron y las estadísticas tanto del Registro Civil como del Poder Judicial demuestran que en ese periodo, las bodas superan los divorcios en una proporción de 10 por 4”, explicó.

Además, precisa que de acuerdo a sus cálculos y proyecciones, el año pasado se habría alcanzado el peak de divorcios, 49.949 separaciones legales decretadas versus 57.836 bodas inscritas y este año, por primera vez desde 2005, la tendencia de los divorcios es a la baja y en el caso de los matrimonios, es a igualar la cifra alcanzada el 2009».

A su vez, el informe de Separadosdechile.cl revela que hasta la fecha, 18.075 hombres divorciados han reincidido en el matrimonio, un 57 por ciento más que las mujeres vueltas a casar, representando las bodas de ellos el 61 por ciento del total de matrimonios en que participa un divorciado. Las bodas en que la novia es divorciada corresponden al 39 por ciento del total.

Cabe destacar que durante los dos primeros años de vigencia del divorcio, entre los separados vueltos a casar, quienes se mostraban más ansiosos en romper el vínculo anterior y casarse con la nueva pareja eran los hombres. En ese periodo, las bodas de los hombres representan el 72,76 por ciento del total de enlaces en que participa un divorciado.

Según Viteri, al estudio se anexaron los resultados de una reciente investigación realizada por Separadosdechile.cl en la que se constató que siete de cada diez hombres y mujeres separadas sin hijos comenzaron una relación estable entre los ocho a doce meses tras el cese de convivencia conyugal.

En contraste con estos resultados, casi nueve de cada diez mujeres separadas con hijos no habían tenido posibilidades de iniciar una nueva relación estable al cabo de dos años del quiebre matrimonial porque no tenían tiempo para dedicarse a su propio desarrollo personal. Una de cada cinco del total de féminas de este segmento descartó la posibilidad de tener una nueva pareja a objeto de proteger a sus hijos.

«En este sentido, para las madres separadas, la desventaja es abismante. Son condenadas al celibato o a una suerte de parálisis afectiva y tal vez esta injusta situación explique por qué en Chile se sigue la tendencia internacional en los segundos y terceros matrimonios, a los cuales son más proclives los hombres que las mujeres. De hecho en nuestro país, la brecha porcentual entre unos y otras duplica la de otros países», sentenció Viteri.

La investigación contempló consultar a poco menos de medio centenar de ex separados que se habían divorciado sobre su actual estado civil,  comprobándose  que la gran mayoría de los hombres convivían con su actual pareja y no tenían intenciones de casarse. Respecto a las mujeres, la mayoría no convive con la pareja pero sí mantienen una relación estable «puertas afuera».

«De acuerdo a lo que nos expresaron, los hombres divorciados que conviven se mostraron renuentes a contraer un nuevo vínculo conyugal por los costos humanos y especialmente económicos implícitos en un nuevo fracaso matrimonial. En cambio el principal argumento de las pocas divorciadas que conviven es que la unión informal les brinda un grado de independencia que no tuvieron como casadas y que no están dispuestas a ceder nuevamente», aseguró Viteri.

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