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La experiencia uruguaya y la crisis del progresismo chileno

Santiago Escobar
Por : Santiago Escobar Abogado, especialista en temas de defensa y seguridad
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El ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonini, fue uno de los principales oradores del encuentro organizado por la Fundación Chile 21 y la Fundación alemana Friedrich Ebert. En la oportunidad afirmó que el “error garrafal” y siempre latente, es dejar que el día a día del gobierno absorba completamente el quehacer de la coalición política, pues a su entender ello la transforma en un mero apéndice gubernamental, sin capacidad de mirar los temas de futuro.


“El éxito de un gobierno progresista cuando termina debe medirse no sólo por el  crecimiento económico o la paz social, sino fundamentalmente por su capacidad estratégica para vincular el gobierno con las fuerzas del cambio. Si eso falla y se pierde el poder, es porque se ha fracasado en lo más importante”.

La frase fue pronunciada por Eduardo Bonomi, actual ministro del Interior de Uruguay y miembro del Frente Amplio, al intervenir en un seminario convocado por la Fundación Chile 21 y la Fundación alemana Friedrich Ebert, para analizar las experiencias de las coaliciones políticas de gobierno en Uruguay y Chile. Y recogido por casi todos lo que intervinieron después, pareció parqa muchos un juicio perfectamente aplicable al caso de la Concertación.

Al explicar el proceso político uruguayo, el ministro Bonomi señaló que el Frente Amplio no se puede explicar sin la existencia de una fuerte raigambre social, con organización e incluso autonomía de base, frente a la organización política superior de la coalición.

Un ejemplo de ello, dijo, es que “el Frente Amplio nunca ha tenido una política sindical, ha respetado la autonomía de clase de los sindicatos buscando evitar una instrumentalización de ellos”. Estos son, explicó, una fuerza social, participan del Frente, pero tienen autonomía para expresar sus reivindicaciones, bajo el precepto de la responsabilidad política frente a la sociedad y el Estado. “Ello es de la esencia de la libertad y los derechos civiles”, sostuvo.

A su juicio, el “error garrafal” y siempre latente, es dejar que el día a día del gobierno absorba completamente el quehacer de la coalición política, pues a su entender ello la transforma en un mero apéndice gubernamental, sin capacidad de mirar los temas de futuro. “Aquí también se debe buscar el equilibrio responsable entre la urgencia y el futuro, cuestión que obliga a un sistema de relaciones fluido entre el Gobierno y su coalición política”.

La delegación uruguaya estuvo integrada también por la senadora Susana Dalmás, el director de la Fundación Líber Seregni, Agustín Canzani y el secretario general del Partido Socialista Uruguayo, Eduardo Fernández.

En su intervención, Susana Dalmás subrayó que en la experiencia uruguaya, “el Frente Amplio ha logrado ampliar su base política y social, ya desde que era gobierno en la Intendencia de Montevideo”. Y aseguró que en la base de ello está la voluntad de las fuerzas políticas que lo componen de respetar rigurosamente el  Acta Constitutiva, y competir internamente de manera, lo que permite espacio a todos. “Cada vez que alguien se ha ido, ha terminado en su fracaso político” concluyó.

La experiencia local

Por el lado chileno participaron Sergio Mico de la DC, Carlos Ominami  de la Fundación Chile 21, Francisco Vidal del PPD, Luis Maira y Marcelo Díaz del PS, entre otros.

Este último se refirió al planteamiento de Bonomia señalando que, como coalición política, la “Concertación se transformó en una estructura al servicio del poder gubernamental”.

Y, agregó que  “ella es sólo la coordinación de una   superestructura”, ya que “hoy existe ausencia de una verdadera coalición con estructura de base”. Sin embargo valoró el espíritu de comunidad política que aun quedaría en el mundo que adhirió al proyecto concertacionista.

Más frontal en su crítica fue Carlos Ominami quien sostuvo que la Concertación cumplió su ciclo histórico y que ahora es necesario formular una nueva coalición política.

Y planteó seis causas, que llamó pasivos políticos, como los determinantes de su derrota electoral. “La primera es que si bien la democracia chilena cumple con las reglas básica de una democracia tiene escasa energía interna, lo que provoca la desafección de más de cuatro millones de jóvenes, que no participan de ella”, dijo.

Ominami dijo que el segundo factor fue “la reproducción persistente de las desigualdades” y el tercero “el fracaso de la educación, con pérdida de la noción de lo público e, incluso, la transformación de la Educación Superior en una feria de títulos”.

La cuarta, dijo, “es el desamparo comunicacional, la quinta es el retroceso cultural en materia de valores comunitarios y solidaridad;  y finalmente la sexta es la ruptura del vínculo social entre gobierno y movimientos sociales”.

Sus postura si bien o fue rebatida, al menos fue matizada por el miembro del directorio de Chile 21 Osvaldo Torres, Francisco Vidal  y Sergio Mico, quienes llamaron a valorar el significado histórico y cultural de la Concertación, y recalcaron que ella, si bien no expresa una base orgánica, es una red latente que aún existe a lo largo de todo el país.

Sergio Mico enfatizó, además, la necesidad de no excluir a la democracia cristiana de un proceso de rearticulación política del progresismo. Ello sería un error estratégico de cara al desarrollo democrático del país.

Lo interesante del debate es que es la primera oportunidad, que de manera abierta y sin exclusiones, se produce un intercambio de opiniones entre miembros de dentro y fuera de la Concertación, sobre el futuro político de esta. Ello había sido casi imposible hasta ahora, con declaraciones y fuego cruzado desde todas las tiendas políticas, y en medio de elecciones internas de difícil pronóstico en todos los partidos.

La presencia de la delegación uruguaya, apreciada por todos los concurrentes debido a su nivel y representatividad, puso un marco objetivo para que la discusión fuera a fondo en todos los temas y abrió el primer debate libre del progresismo desde que la coalición perdiera las elecciones hace medio año.

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