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Vecinos de Ñuñoa interponen querella criminal contra dueños de Inmobiliaria Viva

A ocho meses de ocurrido el terremoto, aún no se encuentra solución definitiva para los propietarios del edificio Los Cerezos, el cual fue declarado como inhabitable por decreto municipal.


Un total de 62 familias del edificio Los Cerezos de Ñuñoa presentaron este viernes una querella criminal en contra de los representantes de la Inmobiliaria Viva, y de quienes resulten responsables, por los problemas ocurridos en sus departamentos con el terremoto de febrero pasado.

La acción judicial, por delito de estafa, fue interpuesta en el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago.

Los propietarios de los departamentos, que tenían previo al sismo valores aproximados de entre UF2.000 y UF4.000, reclaman que quedaron en evidencia severos problemas constructivos con el terremoto, a diferencia de lo que ocurrió con casi la totalidad de las construcciones en altura existentes en Santiago.

La querella fue representada por los abogados penalistas Miguel Soto, Ignacio Castillo y José Gabriel Alemparte.

Este último profesional sostiene que la acción judicial se realiza porque la empresa inmobiliaria Viva a ocho meses del terremoto aún no se hace cargo de lo que ocasionó y que quedó de manifiesto con el acontecimiento.

“Estamos presentando una querella por estafa contra la inmobiliaria. Esta no se ha hecho cargo completamente de las personas que confiaron en ellos su proyecto de vida y la compra de una vivienda definitiva. Esta acción no es solo por los daños en sus departamentos, que son efectivos y constatables, sino que también porque la empresa no respondió a la confianza que le entregaron sus clientes”, indicó el profesional.

Al momento del terremoto, el edificio Los Cerezos –que hoy se encuentra declarado como Inhabitable según decreto municipal de Ñuñoa- no tenía más de un año de haber sido entregado, incluso hubo propietarios que solo alcanzaron a habitarlo por pocos días.

Alemparte sostiene que hubo dos cosas que llamaron la atención de este caso, “si bien la magnitud del terremoto fue alta, la gran cantidad de edificios de Santiago no colapsaron, por lo que queda demostrado que la calidad de la construcción no era la correcta respecto a las promesas de venta. A esto se suma que producidos los daños, la empresa no se acercó a los vecinos de manera eficiente para ayudar a los clientes y reparar el daño causado de forma rápida”.

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