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Presidente de la República reivindica el orgullo de ser latinoamericanos

«La misión de la generación bicentenaria de la región debe ser cambiar la historia a mejor», sostuvo el mandatario.


El presidente de la República, Sebastián Piñera, reivindica el orgullo de ser latinoamericanos y de lo mucho que la zona ha conseguido desde las independencias nacionales hace 200 años, en un artículo en la edición especial de final de año de la revista británica «The Economist».

«Nosotros los bicentenarios» es el título del artículo del mandatario, que figura en la portada de esta edición especial como uno de los protagonistas internacionales de 2010.

Junto a él aparecen, entre otros, el presidente de EEUU, Barack Obama; su secretaria de Estado, Hillary Clinton; el primer ministro británico, David Cameron; la canciller alemana, Angela Merkel, o el plusmarquista mundial de los 100 metros lisos, Usain Bolt.

Su protagonismo en la gestión de la liberación de los 33 mineros de Atacama le ha granjeado una gran popularidad internacional, desde la que Piñera aboga por ofrecer una visión optimista sobre América Latina, una zona, afirma, «que en 2011 tendrá todo lo que necesita para convertirse en una región desarrollada y superar la pobreza».

El jefe de Estado justifica su optimismo en la abundancia de recursos naturales, la cultura compartida, el fortalecimiento de las democracias y la capacidad de sus ciudadanos para «superar cualquier obstáculo que la naturaleza o la providencia pongan en su camino».

Piñera argumenta que este potencial esta infrautilizado y reconoce: «seguimos siendo un continente profundamente subdesarrollado y desigual en el que una tercera parte de los latinoamericanos vive en situación de pobreza».

En este contexto, subraya, «la misión de la generación bicentenaria de la región debe ser cambiar la historia a mejor».

Para ello, considera imprescindible que Latinoamérica no se quede a la zaga en la actual revolución tecnológica, de la información y del conocimiento, como ocurrió con la revolución industrial del siglo XIX, un retraso responsable de las carencias de hoy.

«América Latina puede estar muy orgullosa de su pasado y de su presente y podemos mirar nuestro futuro con optimismo y entusiasmo. Si hacemos las cosas bien, este siglo XXI será nuestro siglo, el siglo de América Latina», asegura.

«Podemos ser un continente que deje atrás el subdesarrollo, que supere la pobreza y que cree oportunidades para el progreso material y espiritual de sus niños, unos logros que nuestro continente nunca ha conocido. Esta es la razón por la que lo mejor para Chile y para toda América Latina aún está por venir», concluye.

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