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El bullying de la UDI a Hinzpeter

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Aunque el biministro Laurence Golborne no lo ha pedido -pues se niega a plantearse como eventual candidato presidencial-, en el gremialismo están decididos a blindarlo de los embates del ministro del Interior, como dicen que fue aplicar Ley de Seguridad Interior mientras se negociaba el fin del paro en Punta Arenas. En la tienda de calle Suecia asumen que el cambio de gabinete, pese a relativizar la posición de poder de Hinzpeter, significó una derrota para la directiva gremialista en su intento de ganar influencia en un gobierno que no sienten propio.


Desde hace varios meses que la UDI ha venido dando  señales de incomodidad con la gestión del hombre más cercano al Presidente Sebastián Piñera, su jefe de gabinete Rodrigo Hinzpeter. El estilo, las formas y el poder que ostenta el titular del Interior en el seno del gobierno se han convertido en un serio escollo para que el partido más grande de Chile logre imponerse en una administración que pese a deberle su llegada a La Moneda, no le ha correspondido la parte del botín a la que aspiraban. El gremialismo, pese a su defensa pública del gobierno, se siente como el pariente pobre. Por lo que paralelamente a los rumores de que se venía un ajuste ministerial, las semanas previas a que este se concretara, la tienda de calle Suecia incrementó las críticas, esta vez directas, a la gestión del jefe del gabinete.

El secretario general del partido fue el encargado de exponer la molestia de sus representados. Si los cuestionamientos se habían hecho en privado, ahora Víctor Pérez salió a expresar públicamente las falencias que los máximos dirigentes de la UDI visualizaban en la gestión de Hinzpeter. La coyuntura de la crisis del alza del gas en la Región de Magallanes terminó por darle el contexto a las quejas del gremialismo, en boca del enérgico senador. Fue en ese período en el que Pérez intensificó sus llamados al gobierno por una “mayor conducción política”, apuntando sus dardos derechamente hacia el jefe de gabinete.

“Tenemos un conjunto de 22 ministros sectoriales. Tiene que haber una conducción política al interior del gabinete y eso no se ha asumido por parte del gobierno. Hoy Magallanes ha demostrado que se necesita que las decisiones técnicas tengan una mirada política y eso lo dan los ministerios políticos, particularmente el Ministerio del Interior”, dijo en más de una oportunidad uno de los máximos dirigentes gremialistas, centrando sin ningún tapujo, en Hinzpeter, la responsabilidad de lo sucedido.

Tampoco dejó pasar los malos resultados de la última encuesta del Cerc, para el gobierno, reiterando y profundizando sus críticas, y atribuyéndole la responsabilidad de los mismos al ministro del Interior. Pérez detalló aquellos temas en los que para la UDI, Hinzpeter no tuvo un buen desempeño. “Las encuestas y hechos políticos como el tema de Magallanes, la Ley de Presupuesto y el reajuste fiscal llaman a que el gobierno asuma que al interior del gabinete tiene que haber una mejor conducción política, liderazgo y coordinación política”, insistió, despertando la molestia de La Moneda, donde sus embates no estaban pasando desapercibidos desde hacía días.

El blindaje

Pese a todo, en la tienda reconocen que es muy improbable que el verdadero bullying que la UDI le está haciendo al jefe de gabinete provoque su caída y reconocen el  poder y control con que cuenta el ministro del Interior en el gobierno, pese a que este se percibe a la baja luego del cambio de gabinete. Pero también admiten que esto no termina con el ajuste ministerial que Piñera acaba de efectuar. Por el contrario, este último sólo habría profundizado la molestia que se incuba en las filas gremialistas. ¿La razón? Que los cambios “fueron inconsultos”, advierte una fuente gremialista. Por lo pronto, está el hecho de que aunque se le reconoce a la ex senadora Evelyn Matthei la capacidad para hacerse cargo de un ministerio, su nombre no fue propuesto por su partido y no hubo espacio para negociarlo. En la tienda sostienen que Piñera sólo informó al timonel gremialista su decisión. Con lo que habría quedado en evidencia la debilidad de la directiva gremialista para imponer sus posturas, a pesar de que “somos el partido más grande de la Alianza”.

[cita]Aunque la mayor parte de la UDI tiene la certeza de que no sellará la salida del sheriff de esta administración, si creen que minará su popularidad y terminará afectando sus aspiraciones presidenciales, que para un gran sector del gremialismo se cruzan con las del biministro Laurence Golborne.[/cita]

En este escenario, la UDI asumió que el cambio de gabinete estuvo a cargo del Presidente y su círculo más cercano, y mucho menos desde los partidos que constituyen la coalición que lo sustenta. En este contexto, el jefe de gabinete rayó la cancha, particularmente a sus socios de pacto. Por lo que en el gremialismo son varios los que aceptan que este episodio constituye una derrota para la colectividad. Ello, porque ha sido incapaz de imponerle su agenda a Piñera. Particularmente ilustrativo fue el intento del mandamás gremialista de poner en Transporte al senador Pablo Longueira, cuestión a la que el Presidente se resistió.

Lo que no significa que la presión sobre Hinzpeter, al principio soterrada y luego abiertamente, termine. Por el contrario, aunque la mayor parte de la UDI tiene la certeza de que no sellará la salida del sheriff de esta administración, si creen que minará su popularidad y terminará afectando sus aspiraciones presidenciales, que para un gran sector del gremialismo se cruzan con las del biministro Laurence Golborne. Un parlamentario de la tienda sostiene que “la UDI ha blindado a Golborne y el permanente acoso de Renovación Nacional, sólo lo acerca más a nosotros”. Al punto que en la tienda de calle Suecia tienen la convicción de que al anunciar que invocaría la Ley de Seguridad Interior del Estado en Magallanes, cuando el biministro acababa de asumir su doble función y debía hacerse cargo de las negociaciones en el extremo sur, el jefe de gabinete de Piñera “le tiró una bomba atómica (a Golborne) para fregarlo”, pero que este último salió “triunfante” de su encargo.

Al punto que este martes le volvió el alma al cuerpo a un gran sector de la UDI que seguía paso a paso la crisis de Magallanes, principalmente desde que se asignó a Golborne la cartera de Energía, en reemplazo de Ricardo Raineri. Y todo, porque no hubo ningún gremialista, del ADN del partido, que no mirara con sospecha la decisión del Jefe de Estado. El recelo se profundizó aún más, cuando a sólo segundos de concluida la ceremonia de juramento, el ministro del Interior, desde el Patio de Los Naranjos anunciaba que invocaría la polémica Ley de Seguridad Interior del Estado para mantener el orden en la zona. Pero, lejos de lo que esperaban incluso los más optimistas, a menos de 48 horas de asumir, el biministro logró desactivar el conflicto en el extremo sur de Chile. Por lo que en el gremialismo están convencidos de que “pensando en las presidenciales, el gran perdedor (de este episodio) es Hinzpeter”.

Minando la popularidad

De allí que la idea de esta especie de bullying no finalice con la solución del problema puntual que terminó por desencadenarlo. Porque la finalidad es que el ministro del Interior “no crezca en popularidad y así se lo va minando de a poco”.

Por eso, la alegría de la UDI al conocer el acuerdo alcanzado en Magallanes era tal que el presidente de la Comisión de Minería de la Cámara Baja, diputado Alejandro García-Huidobro, no dudó en sostener que en este caso “el liderazgo de Laurence Golborne se ha impuesto. Él se ha propuesto como meta trabajar con la gente, formar equipos, hacer ver los pro y los contra de las situaciones que se enfrentan y llegar a acuerdos. Y hoy, a dos días de su designación como biministro, logró un buen acuerdo para solucionar el conflicto del gas en Magallanes”, palabras que representan a gran parte del gremialismo.

En todo caso, la posición asumida por la UDI no ha pasado para nada inadvertida en La Moneda, pues en la tienda admiten que han llegado “recados” desde el Ejecutivo para que “terminemos con las críticas y les bajemos el tono”.

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