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Ex alumna reconoce haber sufrido abusos por parte de la ex superiora de Las Ursulinas

En una entrevista concedida a TVN Mónica Salinas señaló que la monja investigada por El Vaticano por «abuso de poder, conductas impropias, manipulación de conciencia e irregularidades económicas» se aprovechó de su vulnerabilidad y que justificaba sus acciones señalando que eran «regalos de Dios».


Una ex alumna del colegio Santa Úrsula de Maipú aseguró, en una entrevista emitida la noche del miércoles por TVN, que cuando tenía 12 años de edad la ex superiora de la congregación de Las Ursulinas en Chile acostumbraba a besarla en la boca.

El testimonio es el primero que se hace público luego de la abrupta salida desde la organización religiosa de Isabel Lagos Droguett, conocida como madre Paula, investigada por El Vaticano por «abuso de poder, conductas impropias, manipulación de conciencia e irregularidades económicas», y sobre quien pesa una denuncia por abuso sexual que investiga el Ministerio Público.

Mónica Salinas dijo que los hechos ocurrieron en el colegio Santa Úrsula de Maipú, donde cursó su educación básica y secundaria y al cual regresó años más tarde para desempeñarse como profesora.

Señaló que la madre Paula la había integrado a un grupo selecto de niñas y que la religiosa acostumbraba a abrazarla y a demostrarle preocupación y cariño en momentos que la embargaba un sentimiento de gran soledad.

«Siempre fue como súper cariñosa, súper contenedora. Cuando estaba como triste, cuando tenía pena siempre me abrazaba, me hacía cariño muy tiernamente (…) Yo sentía que era casi una mamá», dijo.

Pero fue ese el contexto que la monja aprovechó para ir más allá. «Ella me dio un beso en la boca y sentí que hasta ella misma se sorprendió. Ella a eso lo llamaba regalos de Dios», dijo  Mónica,  recordando que sor Paula le hizo ver que » eso en realidad era algo  sólo de nosotras dos, porque nadie más lo iba a entender».

Indicó que si bien no fueron constantes, los besos se repitieron durante tres años, hasta cuando la religiosa se enteró que ella había besado a un hombre.  «Me hizo sentir súper culpable por mi primer beso». Y recordó que la propia madre Paula le hizo ver que   en el fondo los regalos de Dios no podían ser, porque yo había manchado eso con este beso con un hombre». Sin embargo más tarde llegó a la conclusión que la monja había tomado esa decisión al darse cuenta que estaba tratando con una persona heterosexual.

Mónica Salinas dijo que si bien había en ese entonces otras niñas cercanas a la monja, ninguna tenía tanta cercanía como ella. Sin embargo, cree que sí podría haberse repetido algo similar con las novicias que llegaron con posterioridad. «Su cuento fue con ellas, no con otras alumnas. Yo creo que al final era más potente el cuento con adultos, no con niñas».

Finalmente, dijo que tomó la decisión de relatar lo que vivió no con el afán de recurrir a la justicia, sino para que puedan evitarse otros casos como el suyo y para que los propios padres tengan en cuenta su experiencia para poner más atención a la situaciones a las que podrían verse expuestos sus hijos.

Finalmente, manifestó su convicción de que la religiosa, que actualmente se encuentra al interior de un convento en Alemania, difícilmente volverá a hacer con otras niñas lo que hizo con ella, considerando r su avanzada edad y  las enfermedades que la aquejan. No obstante guarda la esperanza de que «ella, antes de morir,  se reconcilie consigo misma, abra los ojos y asuma la responsabilidad de todas las humillaciones que le hizo pasar a mucha gente».

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