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Piñera entrega su cuenta pública al país en medio de protestas

«Tengo la impresión de que habrá anuncios en materia de educación superior y política medioambiental, y también de reformas económico-productivas», comentó a Efe Eduardo Dockendorff, presidente del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.


El Presidente Sebastián Piñera acudirá este sábado al Congreso para dar cuenta de lo hecho en el último año aupado por datos que evidencian una bonanza económica, pero en medio de protestas por problemas medioambientales y educativos.

En una ceremonia revestida de gran solemnidad institucional que se celebra cada 21 de mayo -día en que se conmemora una batalla naval entre chilenos y peruanos- Piñera comparecerá ante diputados y senadores por segunda vez desde que asumió el poder, en marzo de 2010.

Si un año atrás su discurso se centró en la reconstrucción tras el terremoto y la descripción de su programa de Gobierno, ahora aprovechará para anunciar proyectos dirigidos a estimular el crecimiento económico e impulsar la agenda social.

«Tengo la impresión de que habrá anuncios en materia de educación superior y política medioambiental, y también de reformas económico-productivas», comentó a Efe Eduardo Dockendorff, presidente del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

«Las expectativas son enormes», porque el año pasado «básicamente se remitió a anunciar cuales serían las líneas del Gobierno y lo que iba a pasar con la reconstrucción», agregó la abogada Camila Maturana, coordinadora del Observatorio Parlamentario.

La cita de mañana «será clave para conocer cómo va a cumplir sus compromisos en materia de fortalecimiento de los derechos humanos y profundización de la democracia», recalcó.

Los analistas también esperan que Piñera anuncie medidas de estímulo económico en momentos en que el país está creciendo a una tasa interanual del 9,8 por ciento.

Impulsada por los trabajos de reconstrucción tras la tragedia ocurrida en febrero del año pasado, la economía chilena experimenta su mayor dinamismo desde 1995 empujada por el alza de la demanda interna y la recuperación del sector industrial.

Según los expertos consultados por el Banco Central, el producto interior bruto (PIB) aumentará este año un 6,3 por ciento, un ritmo de crecimiento que Chile necesita mantener en los próximos ocho años para dejar atrás el subdesarrollo a finales de esta década, principal anhelo de Sebastián Piñera.

En sintonía con la bonanza económica, el desempleo ha disminuido hasta el 7,3 por ciento, cifra situada por debajo de las proyecciones del mercado y de las expectativas de los expertos.

Pero los esperanzadores resultados económicos contrastan con el ambiente de movilización social que vive el país en las últimas semanas, con masivas y repetidas manifestaciones convocadas por movimientos sociales, organizaciones estudiantiles y sindicatos.

Hace una semana, Santiago fue escenario de una de las protestas más multitudinarias habidas desde el restablecimiento de la democracia, cuando 30.000 personas marcharon por las calles de la capital en rechazo al megaproyecto Hidroaysén, que contempla la construcción de cinco represas en la Patagonia chilena.

Los opositores al proyecto -entre los que se encuentran agrupaciones ecologistas, organizaciones ciudadanas y parlamentarios de la oposición- también han movilizado a miles de personas en otras ciudades del país en una protesta que crece día a día apoyada en las redes sociales.

Junto a esto, miles de estudiantes y profesores marcharon el pasado día 12 por las principales ciudades del país para exigir un aumento de los recursos destinados a la educación pública, especialmente en la enseñanza superior.

En opinión de Eduardo Dockendorff, que fue ministro en el Gobierno de Ricardo Lagos, el presidente «no ha logrado mostrar un proyecto político que sirva de reorientación para un nuevo modelo de desarrollo del país».

«La gente no se adhiere a un gobierno por gratitud, sino por esperanza», sostiene este académico, quien atribuye al actual Gobierno «una ambigüedad entre continuidad y cambio».

La aprobación de la gestión de Piñera, que en octubre pasado -durante el rescate de los 33 mineros de Atacama- alcanzó el 63 por ciento- se sitúa hoy día en el 41 por ciento, en tanto que el rechazo llega al 49 por ciento, según la encuestadora Adimark.

Este descenso de la popularidad de Piñera se produce en un contexto marcado por controvertidas actuaciones políticas que forzaron la renuncia de la intendenta de la región del Biobío, Jacqueline van Rysselberghe, y de la ministra de Vivienda, Magdalena Matte.

La ministra ha sido la segunda persona que abandona su cargo en el Gobierno, tras la renuncia el pasado 13 de enero de Jaime Ravinet, titular de Defensa.

Un día después de la partida de Ravinet ,el presidente cambió a los ministros Trabajo, Transportes y Energía, y reforzó el peso político de su gabinete, hasta ese momento copado por empresarios y técnicos.

Según explicó a Efe el profesor Augusto Varas, doctor en Sociología por la Washington University, en Chile hay un intento por «conformar una nueva derecha, liderada por un presidente popular y una cohorte de dirigentes políticos autónomos de los partidos, capaz de cooptar al centro político».

Pero la gestión de gobierno centrada en la reconstrucción y en iniciativas relacionadas con el presupuesto, las reformas políticas y la educación «muestra contradicciones entre la retórica y los hechos», advirtió el analista del grupo Nueva Economía.

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