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Lavín dice que marcha no representa a todos los estudiantes

El secretario de Estado sostiene que las últimas manifestaciones sólo corresponden “a los que estudian en las universidades tradicionales, que no son más del 30% de los universitarios y que reciben los mayores recursos del Estado”.


El ministro de Educación, Joaquín Lavín, vivió una de las semanas más turbulentas desde que asumió la jefatura del Mineduc, con miles de estudiantes secundarios y universitarios protestando en las calles, pidiendo una reforma educacional completa y de paso su salida de la cartera.

Sin embargo, estoico recibe las andanadas de críticas y asegura que es como un “mono porfiado, al que le pegan y vuelve a parar. He aprendido mucho con cada crisis que he tenido que enfrentar”.

En una entrevista publicada este sábado en La Tercera, el ministro afirma que las últimas marchas realizadas en la capital “no representan a todos los estudiantes, sino que a los que estudian en las universidades tradicionales, que no son más del 30% de los universitarios y que reciben los mayores recursos del Estado”.

En tal sentido, Lavín precisa que el gobierno no reacciona frente a una crisis puntual ni a lo que se grita en la calle “tenemos claro qué hacer y estamos impulsando cambios legales que permitan inyectar recursos a la educación. De hecho, la propuesta rechazada por el Consejo de Rectores incluía un plan de más de 200 millones de dólares. Las puertas de este ministerio seguirán abiertas, pero no voy a caer en la ingenuidad de abrirme a estudiar un tema cuando al día siguientes los estudiantes lo desechan y vuelven con una nueva artillería de exigencias que está fuera de mi alcance”.

El secretario fue enfático en señalar que está dispuesto a dialogar temas relacionados con la educación, pero lo que no “se puede hacer es mezclar las legítimas demandas con exigencias políticas e ideológicas”.

Lavín señala que la gente pide un liderazgo fuerte y que se respeten las normas, y “si nos dejamos llevar por los grupos de presión y aceptamos todo lo que se pide, terminaremos perjudicando al resto. Por ejemplo, hay 70 colegios en la Región Metropolitana, donde los alumnos de media están en paro y no dejan que los alumnos de básica vayan a clases. ¿Qué tiene que ver un niño en este conflicto? A veces, lamentablemente, al apostar por el diálogo estamos desconociendo el derecho a la educación de los otros. Por eso que lo que tiene que hacer el gobierno es poner orden. Y por eso adelantamos las vacaciones de invierno”.

Respecto a que el gobierno endurecerá su postura frente a los estudiantes a la espera de que el movimiento se debilite, el timonel del Mineduc agregó que “la educación secundaria, siento que a partir del sábado se nos terminó la paciencia, porque cambió la mano en la dirigencia. Nuestra posición hoy es resguardar el año escolar y que hagan las clases. La realidad de hoy es que hay colegios que han perdido tres semanas de clases y que terminarán su año escolar el 14 de enero. Si seguían perdiendo más clases, iban a tener que alargar aún más el año escolar, por eso se decidió anticipar las vacaciones de invierno. Eso significa que estos días de paro se restan de las vacaciones y no del año escolar”.

Y a renglón seguido, precisa que “la gente entiende que la educación es un problema país, no de una persona. Cuando asumí como ministro, sabía que vendrían momentos buenos y malos. Yo aposté al diálogo hasta que los estudiantes rechazaron todas nuestras propuestas y se radicalizaron con demandas políticas e ideológicas que nada tienen que ver con la educación. Siento que nos dieron un portazo. Los estudiantes se pasaron de la raya al pedir reforma tributaria, asamblea constituyente y la nacionalización de las riquezas básicas, entre otras cosas. Somos un país descentralizado y con instituciones. ¡Entonces cómo le piden al Ministerio de Educación que sea el dueño de todos los colegios del país! Esa es una demanda retrógrada. Mi rechazo, sin embargo, no impide cambiar la municipalización o que hagamos las reformas necesarias para administrar los colegios públicos, cosa pendiente desde hace 30 años. Si hablamos de las demandas originales de estos jóvenes, incluso podría decir que hasta yo hubiera marchado con ellos”.

Sobre la radicalización del movimiento estudiantil, Lavín culpó de esto a sectores que están más a la izquierda del Partido Comunista y “estos grupos ultras, como los llaman los propios estudiantes, han desplazado a los anteriores dirigentes y no tienen intención de llegar a acuerdos ni de mejorar la educación. Afortunadamente, la gran mayoría de las personas que miran con simpatía esta movilización están preocupadas por la educación. Yo creo que los dirigentes se politizaron, pero la ciudadanía no. Desde que se produjo este giro, dejé de hablarles a grupos específicos y empecé a dirigirme a la opinión pública con más claridad. A veces uno se mete demasiado en la lógica de los grupos de interés. Por eso mi nuevo enfoque será mirar los temas desde una perspectiva más global. Quiero explicarle a la gente qué hemos hecho y qué se hará en educación”.

El ministro también asegura no sentirse solo en el conflicto, ya que está en permanente comunicación con otros secretarios de Estado y con el propio Presidente Sebastián Piñera, añadiendo que el tema de popularidad en las encuestas, la cual puede bajar tras las movilizaciones, “reconozco que el «corazoncito» y el ego duelen un poco. Pero eso lo he vivido muchas veces en la vida y si me afectara tanto, no podría ser ministro de Educación. Para hacer reformas profundas uno tiene que estar dispuesto a asumir todos los costos políticos que sean necesarios”.

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