El nuevo director de la cuestionada cadena es viejo colaborador de Álvaro Saieh, quien entró a la propiedad de la marca del retail post escándalo. Antes trabajaron juntos en la UNAB, institución en la que Id todavía se mantiene como Prorrector.
En 2009, mucho antes del actual escándalo, La Polar tuvo utilidades netas que superaron los 47 mil millones de pesos.
En 2010 comenzó la caída en términos de ganancias, cuando las utilidades retrocedieron un 37%. Dejando de todas maneras, retornos por más de 27 mil millones de pesos.
Aunque todavía no esté totalmente clara la situación financiera de la empresa, las cifras fueron suficientes para Álvaro Saieh. El empresario, cuyo brazo en el retail es SMU, entró a la propiedad de la compañía a través de CorpGroup. Saieh representado por la corredora Celfin de Jorge Errázuriz, compró un 10% del negocio que tiene un millón de clientes.
El representante de CorpGroup, la matriz de Saieh en el directorio de La Polar es Jorge Id Sánchez, ingeniero comercial de la Universidad de Chile.
Id conoce al empresario desde la Facultad de Economía y Negocios, donde Saieh fue profesor y decano. En su paso por la academia entre mediados de los ’70 y 1981, Saieh llegó a ser Prorrector de la Universidad de Chile.
[cita]Otro de los que se quedó, o en otras palabras, de los que nunca se fue de la UNAB, es Jorge Id, quien mantiene el puesto de Prorector de dicha casa de estudios. Paralelamente trabajó con Saieh en el directorio de SMU, la sociedad que maneja Unimarc. El ejecutivo renunció a ese puesto cuando fue convocado para apagar el incendio en La Polar. Pero hasta el momento no lo ha hecho en la UNAB.[/cita]
En 1986 Saieh se retira para entrar a la banca como asesor del grupo formado por diez familias de origen árabe que junta US$ 10 millones y compra el Banco Osorno.
En 1996, el banco se vende al Santander en US$ 500 millones.
Saieh, junto a otros funcionarios de tiempos de la dictadura como Miguel Ángel Poduje, Jorge Selume y Juan Antonio Guzmán, entran a la propiedad de la Universidad Andrés Bello (UNAB). A ellos se suma el empresario Andrés Navarro, amigo del presidente Sebastián Piñera.
Dentro de la UNAB permanecían tres de sus fundadores: Ignacio Fernández, Luis Cordero y Marcelo Ruiz, un grupo de antiguos militantes UDI.
En 2000 ingresa a la UNAB Jorge Id, quien venía del retail, específicamente desde la gerencia de ABC-DIN.
Sin embargo, para su puesto en la UNAB no hacía falta un expertise muy diferente. En efecto, la universidad necesita apuntar con precisión a sus “clientes”. En ese contexto Jorge Id llega como gerente de Admisión y Marketing, en una casa de estudios cuyo segmento en el mercado es similar al de la multitienda de la que venía.
La UNAB crece hasta alcanzar hoy los 30 mil alumnos. Se convierte en la institución privada de su tipo, más grande de Chile.
El volumen de alumnos atrajo la atención de Laureate Education, un consorcio educacional con fines de lucro (For-Profit) según la legislación de Estados Unidos, donde está el cuartel general de esta compañía, que opera en 27 países con 67 universidades.
A la UNAB, Laureate llega en 2003. Álvaro Saieh ya no está en la propiedad, como tampoco Poduje ni Juan Antonio Guzmán.
Jorge Selume, muy cercano a Saieh en varios negocios, partiendo por el Banco Osorno, queda como el representante de Laureate para la Región Andina, donde tienen 8 universidades. En Chile además Laureate tiene propiedad en la Universidad de Las Américas.
Otro de los que se quedó, o en otras palabras, de los que nunca se fue de la UNAB, es Jorge Id, quien mantiene el puesto de Prorector de dicha casa de estudios. Paralelamente trabajó con Saieh en el directorio de SMU, la sociedad que maneja Unimarc.
El ejecutivo renunció a ese puesto cuando fue convocado para apagar el incendio en La Polar. Pero hasta el momento no lo ha hecho en la UNAB.
Mientras Laureate tiene su matriz en Baltimore, Estados Unidos, sus acciones se transan en el Nasdaq y por lo tanto tiene balances públicos. Pero los detalles financieros de la UNAB no se conocen a cabalidad.
Sólo se sabe que de la inmobialiaria UNAB aún son propietarios Luis Cordero, Andrés Navarro y la sucesión de los fallecidos Marcelo Ruiz e Ignacio Fernández, muertos en un accidente aéreo en 2010. Esta inmobiliaria le arrienda dos sedes de la universidad a Laureate. Paralelamente los socios se incorporaron a la Universidad San Sebastián.
