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La Moneda se endurece mientras se mantiene alto apoyo ciudadano al movimiento estudiantil

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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La convicción del Gobierno es que a estas alturas la movilización se transformó en un proceso dinámico, de largo aliento, y altamente complejo, que puede incluso extenderse hasta diciembre. Y saben que al asunto no se terminará con una propuesta por ambiciosa que esta sea. Por eso, mandarán los proyectos de ley al Parlamento y darán facilidades para terminar el año escolar a los que elijan esa alternativa. “Y a nosotros no nos molesta que sigan las marchas y manifestaciones pacíficas”, señalan en Palacio.


A pesar de las intensas precipitaciones que caían sobre el centro de la capital, el movimiento estudiantil no cejó en su entusiasmo por manifestarse en contra de la última propuesta del Ejecutivo. Paralelamente, el Presidente Sebastián Piñera enviaba un claro mensaje de que el gobierno no dará pie atrás y que no está dispuesto a ceder ante lo que considera la intransigencia de los estudiantes. Algo que el mandatario dejó bien claro al advertir que “ese camino ya lo conocimos en el pasado y nos llevó al quiebre de la democracia, a la pérdida de la sana convivencia y tuvo muchas otras consecuencias”, aludiendo a lo que considera es la intransigencia del movimiento estudiantil, haciendo un símil con el clima previo al 73.

Aunque en La Moneda están conscientes de que el apoyo al movimiento estudiantil no ha decaído, sino muy por el contrario, decidieron apostar por la fórmula en que se han mantenido hasta ahora y “centrar el debate en los cuatro ejes” anunciados el miércoles recién pasado por el ministro de Educación, Felipe Bulnes. Ello, porque estiman que esos temas “son los más álgidos” en el petitorio de los estudiantes y que la última propuesta del gobierno los recoge con holgura. Incluso creen que están mejor abordados que en el Gran Acuerdo Nacional por la Educación (GANE). Tienen la certeza de que la última propuesta resuelve los temas de fondo a los que apuntan las peticiones estudiantiles y que, por lo mismo, no hay espacio para más negociaciones.

Un inquilino de Palacio advierte que lo que buscan los dirigentes del movimiento “es extremar las posiciones” y plantea que “no puede ser que debido a las manifestaciones, el gobierno tenga que claudicar de sus propias creencias”. Después de todo, agrega, “cuando nos eligieron para gobernar, lo hicieron por nuestras convicciones y no por otra razón”. En este contexto, señala que en adelante será el Congreso el que se pronuncie. “En definitiva, hemos dejado que los tipos reclamen en las calles, se les ha dejado expresarse” y plantea que el gobierno siempre ha estado abierto al diálogo y que ha sido el movimiento estudiantil el que no ha estado disponible para tratar de llegar a un acuerdo.

Cuestionamiento al rol de Piñera

Es por eso que no parece tener inquieta a la autoridad el hecho de que el movimiento no dé señales de desinflarse y que el apoyo de la ciudadanía esté cada día más firme. Al punto que en La Moneda confiesan que “tenemos claro que esto no va a perder fuerza antes de la primera semana de septiembre”, porque existe la convicción de que va a empalmar con fechas emblemáticas como el aniversario del golpe de Estado. De lo que se desprende que un sector importante del gobierno mantiene la postura de que el movimiento estudiantil y su agenda estarían cooptados por el Partido Comunista. Algo que plantean, particularmente, desde la UDI.

[cita]Un inquilino de Palacio advierte que lo que buscan los dirigentes del movimiento “es extremar las posiciones” y plantea que “no puede ser que debido a las manifestaciones, el gobierno tenga que claudicar de sus propias creencias”. Después de todo, agrega, “cuando nos eligieron para gobernar, lo hicieron por nuestras convicciones y no por otra razón”.[/cita]

Otras fuentes de Palacio sostienen que habiendo analizado minuciosamente el pingüinazo de 2006 se convencieron de que esto va para largo, pensando que incluso puede llegar a diciembre. Que el asunto no se terminará por poner una buena oferta encima de la mesa y que por eso “hay que aprender a convivir con el conflicto y seguir gobernando”. Los sostenidos malos resultados del gobierno en las encuestas han hecho que también la popularidad deje de ser un referente decisivo en la toma de decisiones de La Moneda, “porque así hay más margen para hacer lo que se cree, y eso es exactamente lo que se plasmó en la última propuesta, que es más de lo que ha ofrecido ningún gobierno en la materia”, señalan.

Pero otros sectores del propio oficialismo ve con preocupación el alto respaldo que aún sigue concitando el movimiento estudiantil, y que va bastante más allá del apoyo electoral que tiene el PC. Para nadie pasó  inadvertida la encuesta publicada por La Tercera el reciente fin de semana. Las cifras, dice una fuente de gobierno, son “sorprendentemente decidoras”. Porque para muchos no deja de ser llamativo que a pesar de los incidentes con que suelen terminar las marchas, un 76 por ciento de los consultados se muestre de acuerdo con ellas; mientras que un 74 por cuento estime que hay que permitirlas, aún cuando puedan producirse desmanes. Y que un 77 por ciento evalúe positivamente la actuación de los dirigentes estudiantiles universitarios. En contraste con el escaso 36 por ciento con el que se evalúa al representante del gobierno, el ministro de Educación Felipe Bulnes.

La mencionada encuesta ha hecho pensar a muchos en el oficialismo que la estrategia del gobierno podría estar errada. Porque, por lo pronto, según un observador del gobierno, lo razonable sería que el Estado hubiera asumido un rol de “mediador y solucionador del conflicto” y no como ha sido hasta ahora en que se lo visualiza como parte del problema. En  ello, dice, tiene responsabilidad el Presidente, porque él “tiene que avanzar en la búsqueda de acuerdos, tomando un rol conciliador entre sus partidarios, la oposición y los estudiantes. Y eso es lo que no se ve que esté pasando”.

Aún a estas alturas del conflicto, un gran sector del oficialismo ve con preocupación que el gobierno “no ha establecido un diálogo con el movimiento”, por lo que obviamente las propuestas lanzadas no encuentran consenso y menos acogida entre los estudiantes. También se estima que fue “un error estratégico” del Ejecutivo derivar la responsabilidad al Congreso, porque es la institución más mal evaluada por la opinión pública y, obviamente, los estudiantes desconfían de los parlamentarios y ‘no les creen”. Tal como están las cosas todo indica, dice otra fuente oficialista, que “cambió el ministro, pero no la estrategia de negociación”, por lo que existe un alto grado de convicción de que “el gobierno no ha dimensionado bien el problema”.

La sordera del gobierno

Mientras tanto, en la oposición tienen un diagnóstico similar. Al punto que el presidente de la Comisión de Educación del Senado, Jaime Quintana, señaló que “Giorgio Jackson tiene las cosas más claras que cualquier técnico del Mineduc”. El parlamentario, en conjunto con el presidente de la Cámara Alta, Guido Girardi, también desahució la última propuesta del gobierno. Quintana sostuvo que el Ejecutivo está “hablando un lenguaje distinto al utilizado por los estudiantes, recogió mal el mensaje, los estudiantes dieron un tremendo gesto para restablecer las confianzas al asistir a la Comisión de Educación, pero el gobierno no vio eso”. Y recalcó que el Senado intentó hacer entender a la autoridad que está en un debate equivocado. Por su parte, Girardi fue aún más duro, acusando al Ejecutivo de intransigencia e inviabilizar la mesa de diálogo del Congreso al no plantear el término del lucro y un aumento de financiamiento, en la nueva propuesta entregada el miércoles.

Desde la oposición creen que el gobierno está acorralado, porque un sector del oficialismo no permite más avances, debido a que “están cuidando sus propios intereses” y también perciben un grado importante de endurecimiento en el discurso del mandatario, lo que estiman “no contribuye en nada a lograr acuerdos”.

Quintana tiene la convicción de que “el gobierno desde el comienzo del conflicto ha sido errático en su proceder, subestimando la movilización. No ha logrado entender la profundidad de las demandas”, mismas que, a su juicio, “conectaron con la sociedad chileno y, por lo mismo, el gran respaldo que les ha dado a los estudiantes”. Por lo mismo, el Ejecutivo insiste “con medidas que son más de lo mismo y que reflejan un modelo, entrega más recursos cuando lo que se pide es una reforma integral al sistema educacional”, subraya. El parlamentario tiene la convicción de que “la rigidez para no llegar a acuerdos está en La Moneda y es el Presidente el que no quiere avanzar” y advierte que mientras más se demore el mandatario en comprender eso mayores serán los costos políticos que deba asumir.

También hay miradas más optimistas en la Concertación, como la del senador Juan Pablo Letelier, quien cree que “todavía hay espacio” para llegar a acuerdos. Sobre todo si se considera que además de las manifestaciones, hay una huelga de hambre de por medio.

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