Incluso logró sacar un duro voto político en el que la tienda rechaza cualquier tipo de aborto y sostiene que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. También defiende el lucro en la enseñanza y nada dice acerca de una reforma tributaria que le aumente el impuesto a las grandes empresas. Y, el documento, critica duramente a la oposición. El timonel no encontró obstáculo alguno a imponer sus ideas durante el encuentro.
Con un voto político en que el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, impuso la postura más conservadora de la tienda, el partido concluyó ayer el Consejo General que se efectuó en el Congreso de Valparaíso. En este contexto, la colectividad se declaró contraria al aborto en todas sus formas y dejó estampado que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. En materia educacional defiende y el lucro y no se pronuncia a corto plazo acerca de una reforma tributaria que le aumente el impuesto a las grandes empresas.
Lo cierto es que en el encuentro hubo escaso debate y Larraín no encontró cortapisas para imponer su posición y la del sector más conservador del partido en los diversos temas, varios de los cuales son parte de la disputa pública y política actualmente.
En el octavo punto y último del voto político, que fue aprobado a mano alzada por un salón de honor casi desierto, establece que RN “se compromete hoy, como siempre, a ser fiel custodio de estos principios y valores y recalcar y apoyar las conclusiones de las comisiones temáticas que abordaron los siguientes acápites: (…) Comisión de Familia: se recalcó el rechazo absoluto a todo tipo de aborto, como un atentado a la vida y a la existencia del que está po
r nacer, como también que el matrimonio es una institución entre un hombre y una mujer”.
Y junto con el respaldo al gobierno del Presidente Sebastián Piñera, los máximos dirigentes de RN plasmaron en su voto político la molestia que les genera la forma como ha actuado la oposición durante la actual administración, señalando que “denunciamos públicamente a una oposición empecinada en quebrar los principios que deben ordenar la colaboración de todos en el proceso constitucional republicano, con el único fin de imponer un proyecto político de minoría que no logró los votos para llegar al gobierno en la última elección Presidencial. Los criterios de moderación y unidad que inspiraron a nuestro partido cuando estaba en la oposición dieron a Chile en décadas anteriores la gobernabilidad necesaria para mantener las definiciones centrales de nuestra convivencia aludidas más arriba”.
De hecho, las críticas a la Concertación fueron, como ya se ha hecho común en las actividades político partidarias oficialistas, un importante catalizador de unidad, considerando que en el encuentro no hubo intención de generar un movimiento crítico hacia la conducción de Larraín, pese a que en los días previos se comentaba la molestia que existe con el timonel. No hubo críticas ni públicas ni privadas y en el entorno del senador incluso festejaban el hecho de que la renuncia del diputado Pedro Browne a una de las vicepresidencias del partido, “pasó sin pena ni gloria” en el consejo.
En todo caso, el consejo –manejado por el timonel- ni siquiera intentó variar las políticas que ha manifestado públicamente y a la hora de votar en el Congreso. Fue defendido el lucro en la educación en el marco de la libertad de enseñanza y también explicitada esta postura en el voto político. Con lo que el partido intenta dar por cerrada la divergencia con la senadora Lily Pérez en esta materia.
“Asumimos un compromiso claro y enérgico con la defensa de nuestros principios y valores. Recalcamos hoy el apego irrestricto a los principios fundacionales de RN tales como la libertad en sus distintas expresiones, especialmente la enseñanza, la protección de la familia, la defensa de quienes trabajan, la buena operación de una auténtica economía social de mercado, la unidad nacional y el respeto a las instituciones republicanas protegidas por nuestra Constitución Política”, sostiene el cuarto punto del voto político.
Mirado desde fuera este Consejo General pareció más que nada una demostración de fuerza de parte de Carlos Larraín y sus huestes a quienes pretendan contrariar las decisiones de la directiva. Ello, porque no se tomó ninguna decisión importante, ya que se postergó para otra oportunidad la votación de los cambios de reglamento. Y el timonel, lejos de los que sus silenciosos detractores hubieran deseado, fue ovacionado por la concurrencia. Algo que también dejó satisfechos a los organizadores, que ya habían adelantado ese escenario.
