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Todo lo que se juega en la nueva jornada de manifestaciones

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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Se ha hablado de desgaste y división en la Confech. ¿Podrán los estudiantes demostrar que el movimiento sigue igual de vivo? Algunos dirigentes piensan que más de 50 mil estudiantes sería una cifra exitosa, aunque el doble de gente aseguraría un respaldo a las cuatro peticiones que los estudiantes fijaron para dialogar. El escenario cambia día a día. Tanto así, que si antes eran los estudiantes los que debían demostrar su vigencia, ahora también el gobierno –quien tras acusaciones de amenazas y extorsión– debe probar que puede lograr que los jóvenes se sienten a conversar.


El movimiento estudiantil logró reunir 20 mil manifestantes en su última marcha. Y se habló de desgaste. Las descoordinaciones entre algunos dirigentes –que finalmente redundaron en la confusión sobre si había marcha o no el pasado 8 de septiembre– generó comentarios sobre la unión del movimiento. Se habló de división de la Confech.

Por todo lo anterior es que este jueves debe ser una prueba de fuego para los estudiantes y para demostrar la vigencia del movimiento. Sin embargo, ese test se hace más duro también para el gobierno que ha sido acusado de intransigente y que junto con las amenazas de repitencia se convirtió en blanco de organizaciones sociales y parlamentarios de oposición.

Los estudiantes ya llevan más de cuatro meses de movilizaciones y muchos expertos coinciden en que es ésta la manifestación que se produce en el escenario más complicado, por la distancia que han tomado las posiciones que están centradas en los cuatro puntos que impuso la Confech para poder sentarse a dialogar. Pero también por los últimos errores del gobierno.

“El gobierno cedió ante la tentación de todos los que han dicho que el movimiento iba a la baja y que había división. Sustentó esta tesis que lo hizo endurecer esta posición que lejos de conseguir el propósito, lo que hizo fue alinear a los estudiantes y cohesionarlos”, dice Marco Moreno, cientista político de la Universidad Central.

El escenario era ideal para equivocarse: el accidente de Juan Fernández y Fiestas Patrias disminuyeron la intensidad de las protestas, pero no desarmaron el corazón de las demandas. Un sondeo del Centro de Encuestas de La Tercera señaló el fin de semana pasado que el 56% de los chilenos respalda las peticiones de los estudiantes; y otro estudio de Radio Cooperativa, Imaginacción y la Universidad Técnica Federico Santa María, indica que el apoyo al movimiento estudiantil creció 30% en 3 meses.

Lo que pase hoy en la calle será un antecedente no menor en el largo “gallito” entre el gobierno y los estudiantes. “Hoy ambos actores desean volver a sus planteamientos con mucha potencia. Esta será una prueba de fuerzas”, dice Moreno. Aunque ayer el gobierno debió retroceder y extendió el plazo para inscribirse en el plan “Salvemos el año escolar”, en lo que algunos interpretan como señales del gobierno hacia los líderes del movimiento para que se sienten a conversar.

[cita]Para los estudiantes la marcha es una oportunidad de demostrar que el “movimiento sigue vivo”. Mientras en Palacio se preguntan hasta cuándo los jóvenes podrán seguir estirando la cuerda. “Pueden tener una alta convocatoria pero marchar por marchar sin sentarse a negociar no tiene mucho sentido y el tiempo sigue corriendo”, comenta un asesor presidencial.[/cita]

En La Moneda calculan que los jóvenes reunirán a cerca de 60 mil personas durante esta jornada; una cifra que sería considerada un punto a favor de los estudiantes, pero también un momento de inflexión ya que en Palacio se preguntan hasta cuándo los jóvenes podrán seguir estirando la cuerda. “Pueden tener una alta convocatoria pero luego la pregunta es y ahora qué. Marchar por marchar sin sentarse a negociar no tiene mucho sentido y el tiempo sigue corriendo”, comenta un asesor presidencial.

Nuevas estrategias

Para los estudiantes la marcha de este jueves es también una prueba y una oportunidad de demostrar que el “movimiento sigue vivo”. Un dirigente comenta que por esta misma razón se fortalecieron técnicas que se habían olvidado en anteriores movilizaciones. “La marcha del 30 de julio casi se convocó sola, en cambio esta vez volvimos a los carteles y con mucha fuerza a las redes sociales. Usamos Twitter, Facebook y también otras páginas”. Él también señala que “oficialmente” sería exitoso reunir a 50 mil personas en la calle, pero que 100 mil manifestantes sería el mejor número. “Aún con 50 mil el gobierno puede hablar de desgaste porque las anteriores marchas fueron muy masivas”.

Por eso el dirigente reconoce, además, como punto a favor, la convocatoria que han hecho los profesores y más de 100 organizaciones.

Pedro Glatz, vicepresidente de la FEUC, dice que es “difícil negar la importancia de esta marcha”, pero tampoco se trata de un “todo o nada”. Aún así, el dirigente asegura que una adhesión importante “puede servir como mensaje específico para demostrar que las condiciones o garantías básicas –no en un ánimo de intransigencia– son importantes para un diálogo fructífero”.

En todo caso, ayer los estudiantes recibieron un espaldarazo de los parlamentarios. Las bancadas de la oposición más el PRI asistieron a una reunión con el ministro Felipe Bulnes donde le manifestaron tres puntos que se resumen en un apoyo a los objetivos del movimiento estudiantil, el rechazo de las maniobras dilatorias del Presidente Piñera y acciones concretas para apoyar el movimiento. Esto último incluye, por ejemplo, recorrer el país dando cuenta de los objetivos del movimiento, una campaña nacional de firmas y el rechazo de los proyectos de ley sobre la materia que envíe el Ejecutivo, si es que no han sido consensuados con los estudiantes.

Todo esto en medio de un escenario donde el alcalde de Providencia, Cristián Labbé, ordenó desalojar los liceos Lastarria y Carmela Carvajal y, además, anunció acciones legales por los daños.

A pesar de la importancia de esta marcha, Rodrigo Cornejo, del Observatorio Chileno de Políticas Educativas (Opech), señala que solemos ver más estas manifestaciones;  sin embargo “una de las peleas más importantes son las de los liceos periféricas y la lucha ahí es local. Tiene que ver con el día a día y tienen una represión brutal, entonces no se juega todo en un solo evento”.

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