En la nota, la joven de militancia comunista reconoció también que no esperaba convertirse en una figura pública y que la fama que ha logrado le incomoda.»Todo esto ha repercutido en mi vida personal. Ahora soy una figura pública. Moverme es difícil. Me piden fotos, entrevistas, saludos grabados, me llegan cartas, me dan consejos. La gente me demanda mucho y yo no tengo libertad de acción», se quejó.
La dirigente Camila Vallejo, quien aspira a un nuevo período al frente de la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) descartó que sea su aspecto físico el que la haya posicionado como una de las principales voceras del movimiento estudiantil.
«Una cara bonita no saca quinientas mil personas a la calle. Acá son muy machistas, pero al final primó la idea», dijo en el adelanto de una entrevista que publicará el domingo el diario La Nación de Buenos Aires y que lleva por título “Camila Vallejo: la bella rebelde chilena”.
En la nota, la joven de militancia comunista reconoció también que no esperaba convertirse en una figura pública y que la fama que ha logrado le incomoda. «Es un tema súper complejo, porque así como no me esperaba la magnitud del impacto del movimiento estudiantil, no me esperaba la magnitud del impacto mediático que iba a tener yo”, dijo.
Y agregó: “Todo esto ha repercutido en mi vida personal. Ahora soy una figura pública. Moverme es difícil. Me piden fotos, entrevistas, saludos grabados, me llegan cartas, me dan consejos. La gente me demanda mucho y yo no tengo libertad de acción».
Asimismo sostuvo que en su rol en la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y como interlocutora con el gobierno y los distintos sectores, “la demanda en términos mentales es fuerte. Todo el tiempo tienes que estar pensando qué se dice, qué se hace; te tienes que anteponer a las circunstancias y, antes de tomar una decisión, hacer una lectura de todos los factores que están determinando los distintos escenarios».
En la entrevista se destaca que a Vallejo no pocos le auguran una promisoria carrera política, pero que ella prefiere no hablar de carrera, sino que de «ponerse al servicio de».
