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El debutante

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Cerrado el pacto Concertación-Partido Comunista, los ojos estarán puestos en Estación Central donde el ex dirigente de la USACH pasará de las calles y asambleas a la política institucional. Niño símbolo del 2011, aquí hace sus definiciones y enfrenta las críticas por entrar a jugar a un sistema donde predominan las lógicas de poder que los estudiantes cuestionaron desde sus cimientos.


Desde que se barajó su nombre como la carta para la alcaldía de Estación Central su candidatura recibió críticas: que no ha terminado la carrera, que sólo conoce la comuna porque la USACH, donde estudia, se encuentra en ella, que usó el movimiento estudiantil que lideró. Pero el Partido Comunista le ganó el gallito a la Democracia Cristiana y lo instaló como abanderado a dicha alcaldía para los comicios de octubre, un intento colectivo por superar el error del 2008 cuando la falange no aceptó ceder en este punto y esa dispersión de votos le abrió el paso al UDI Rodrigo Delgado (36%) para quedarse con las riendas del municipio.

A horas de firmado formalmente el pacto por omisión entre comunistas y la Concertación, con miras a arrebatarle varias alcaldías a la UDI y a RN, Camilo Ballesteros es casi el “símbolo” de esta estrategia, como hace cuatro años lo fue la comunista Claudina Núñez en Pedro Aguirre Cerda. Tiene cara de niño bueno, pero también sabe que el desafío es complejo: “La votación de 2008 es lo que queremos superar. Si queremos un municipio diferente tenemos que superar el 40% de los votos, eso implica tener una mayor capacidad para llegar a la gente de la que tuvo Hugo Gutiérrez (31,4%)”.

-¿Y es posible con una DC que en sus bases tiene sectores reacios a este pacto?
-No sé qué tanto rechazo. De los mil 800 militantes que tienen en Estación Central, en la toma de la sede de la DC hace unos meses para protestar, no habían más de cincuenta. Parte de lo que tengo que hacer como candidato es identificar a mucha más gente, ser transversal. Hemos agendado conversaciones con Néstor Santander (en 2008 sacó el 20%), quien ha tenido muy buena disposición. Vamos a sentarnos a conversar también con los candidatos a concejales que lleva la DC. No vamos a dejar ningún flanco abierto, nos vamos a reunir con cualquier persona que sea necesaria.

-¿Qué impacto electoral debería tener la alianza PC-Concertación?
-Obviamente va a ser relevante la cantidad de comunas que se elijan, si se aumenta el número de municipios. Pero también hay algo más profundo, se está generando una discusión política, una oportunidad. La oposición no sólo está tratando de ponerse de acuerdo sobre candidatos, sino que también en política, en lo que se va a hacer en los distintos espacios. Hay un proceso de maduración de la oposición, en la que existen diferencias, pero se entiende que las mayores diferencias están con la derecha.

-¿En qué se traduce esa maduración?
-El gran hito fue lo que ocurrió con la educación, en la discusión de la Ley de Presupuesto el año pasado. La oposición en su conjunto tomó la decisión de no aprobar la partida de educación, porque no cumplía con lo que se estaba demandando. Fue la primera vez que la oposición fue capaz de unificarse en una postura.

[cita]Hay que entender que el movimiento estudiantil no es una burbuja, ahí se reflejan las mismas cosas que en la sociedad y la crítica a los partidos es transversal. Francisco Figueroa dijo en una radio: llegamos para quedarnos y justamente, creo que apostamos a ser un actor protagónico, los jóvenes, y salir a disputar ciertos espacios.[/cita]

-Pero esa madurez no la percibe la ciudadanía, la oposición es mal evaluada en las encuestas. La Concertación, con quienes se aliaron, tiene un 68% de rechazo en la Adimark de ayer…
-Es que hay un proceso más complejo, la gente evalúa resultados y no solamente si se firma un acuerdo. Han ocurrido cosas como que el centro político se ha modificado.

-¿Un giro hacia la izquierda?
-Creo que sí, hay un cambio de eje. No es lo mismo hablar de centro político en el 2012 que en el 2010, hubo una modificación importante. El ser humano es dinámico, eso no implica querer ganar votos solamente, sino que para adaptarse a una sociedad, ser parte de ella, desarrollar cosas. Creo que la DC tuvo una visión más amplia. Es lo mismo que el PC tuviera las mismas posturas de hace 99 años, se puede mantener el fondo, pero se han ido modificando las formas. Si hay algo para lo que le sirvió al PC las movilizaciones es que mostramos otra imagen, pasamos de ser el partido “come guaguas” a uno con relevancia mediática, que propone, antes no teníamos el espacio para demostrar que eso era así. Se ha cambiado el paradigma que se tenía de nosotros.

-¿Y qué pasa con la viabilidad de este pacto con el estreno del voto voluntario en octubre?
-El voto voluntario va a jugar un rol interesante. Aunque no es popular, debo decir que estoy de acuerdo con la inscripción automática, pero no así con el voto voluntario, porque a lo que debemos apuntar es a tener deberes y derechos en el ser ciudadanos. El rol que van a jugar los más jóvenes, que no estaban inscritos, es salir a generar cambios. La gente en general no está contenta con lo que ocurre. Si no somos capaces de inventar nuevas formas de participación no vamos a ser capaces de generar cambios. En Estación Central hicimos un cabildo, para que la gente común y corriente dijera qué pensaba y qué quería para la comuna. Suena algo populista, pero tiene que ver con una dinámica diferente de generar espacios. Con las primarias de la Concertación, puedo saludar el espíritu democrático de eso, pero la crisis que vive la Concertación no es en torno a individuos, muchas de sus figuras tienen un apoyo mucho más amplio que la coalición, la gente difiere con el colectivo.

-¿Cómo se revierte la desvinculación de la gente con los partidos?
-Haciendo las cosas diferentes, es quizás lo que quiso hacer la Concertación con las primarias. Hay que avanzar hacia una participación potente, vinculante. Tengo la duda de por qué vota la gente hoy, por ideas o porque le gusta el candidato no más, el avance que tenemos que hacer es no dar todo por hecho.

-¿Por qué pasaste de encabezar un movimiento social como fue el estudiantil a la política tradicional con una candidatura de partido?
-¿Y por qué no? Puedo estar equivocado, pero es más común ser un dirigente social y el día de mañana participar en política, que ser un empresario y hacer lo mismo.

-En las marchas del año pasado había consignas como “el pueblo unido avanza sin partidos”, un claro mensaje de rechazo a las estructuras partidistas…
-Hay que entender que el movimiento estudiantil no es una burbuja, ahí se reflejan las mismas cosas que en la sociedad y la crítica a los partidos es transversal. Francisco Figueroa dijo en una radio: llegamos para quedarnos y justamente, creo que apostamos a ser un actor protagónico, los jóvenes, y salir a disputar ciertos espacios.

-Pero esa consigna refleja una distancia real con los partidos. En las federaciones Camila Vallejo perdió la presidencia de la FECH y en la USACH la lista que te sucedía también perdió. ¿Pagaron un costo por ser militantes?
-El año pasado partimos con unas diez federaciones, menos de la mitad de la CONFECH y terminamos con cuatro, de las seis restantes, caducaron su tiempo y en otras no hubo elecciones y ahora hay asambleas, como en la UPLA. Aquí no fue el PC el que perdió, todas las fuerzas políticas que eran gobierno en las federaciones perdieron, en la UCV, en la Autónoma, en Concepción, en la UTEM, sólo en la UC, en la del Norte y la Federico Santa María se mantuvieron las mismas fuerzas políticas. En el resto, perdieron y eso tiene que ver con un descontento del estudiantado. Como mea culpa de lo sucedido en la Chile y la USACH es no haber sido capaces de mantener las relaciones que había con otras fuerzas políticas.

-¿Qué lecciones sacan de ese mea culpa?
-Más allá que siempre lo he pensado, es que no hay ningún partido o grupo político que pueda generar y construir lo que desea solo. En estas elecciones municipales, lo que me interesa es generar mayoría, ser capaz de dejar las diferencias de lado, de sumar gente. Los próximos días vamos a tener conversaciones con los humanistas, con el PRO, con el PRI y en dos semanas espero decir que esta es una candidatura de todos los partidos, menos de la UDI y RN.

-¿Hay un interés de la Concertación de arrimarse a figuras como tú, Camila Vallejo, como una forma de acercarse al movimiento social?
-Hay sectores de la Concertación que hoy están interesados en darle un vuelco y ven que nuestras imágenes pueden servir para eso, una visión más progresista por decirlo. De más que al final del día hay gente que puede sacar cálculos y decir si les conviene o no. Sería absurdo, nosotros no somos de la Concertación y no existe ninguna necesidad que sea esa la intención.  

-Te lanzas de candidato a alcalde sin terminar tu carrera universitaria y Camila fue a Calama a marchar, no le fue muy bien, le critican que se pone a la cabeza de todas las movilizaciones. ¿El PC no los está apurando para capitalizar rápido con ustedes?
-Cuando se da la posibilidad de ser candidato estudiando, es una apuesta, porque hoy en Chile los políticos jóvenes tienen 40 años. Además, en Estación Central, Gustavo Hasbún (UDI) fue alcalde con 27 años y terminó sus estudios en la Usach, como yo, siendo alcalde. Cuando existe la oportunidad de caras nuevas, hay que jugársela.

-¿No crees que el PC los apresuró, que la apuesta es muy arriesgada?
-No es apresurado, lo que se busca es instalar una dinámica como existía antes, de jóvenes participando en política, es una apuesta colectiva, que va más allá del PC, incluso de ganar o no. No nos tiraron a la piscina, nos plantearon si nos queríamos bañar en ella. Es un proceso de aprendizaje, cuando asumí en la Usach al principio no me sentía muy seguro, pero nadie llega sabiendo, uno se forma.

-Se criticó mucho a Camila por ir a Calama, que se estaba politizando. Tú y ella están bajo la lupa.
-Cuando uno pasa a tener una exposición mediática más grande, como ha sido con el PC, se da una transformación en tu actuar. La derecha ha optado por enlodar la imagen de la Camila. Si uno ve antes de la marcha de Calama las declaraciones del gobierno, ninguna de éstas respondió las problemáticas que planteaba la marcha, sino que hablaron de por qué iba ella, etc, cambian el foco de conflicto.

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