Sin plazos ni fechas están trabajando los equipos de la dos colectividades con el fin, según aseguran, de que el acuerdo sellado en enero pasado se transforme en proyectos que sean aprobados en el Congreso. El proceso no ha sido tan rápido como se esperaba cuando se hizo el anuncio, pero sus promotores están optimistas.
Casi a paso forzado, si se considera que cuando se selló el pacto entre la DC y RN se había puesto como plazo el 21 de mayo para que los proyectos vieran la luz, los partidos comenzaron a mover el engranaje para intentar concretar el acuerdo suscrito en enero pasado. Y que apunta a cambiar el sistema presidencial, el electoral y avanzar en la descentralización política del país. Ante la atenta mirada de los timoneles de ambos partidos expusieron una serie de expertos, pero el timonel de Renovación, Carlos Larraín, no se atrevió a ponerle plazos al trabajo y menos aún a dar una fecha para que alguna iniciativa concreta esté en condiciones de ingresar al Congreso. Por lo pronto, según algunos de los participantes en el seminario para fijar el cronograma para las reformas políticas, si en algo hay acuerdo “es en el diagnóstico”.
Aunque tanto en la derecha como en la oposición creen que ese es un primer paso, existe escepticismo en cuanto a la rapidez del avance, sobre todo en lo que se refiere a las modificaciones al sistema electoral binomnal. No faltan los que especulan que Larraín está tratando de imponer su agenda, en la que “lo que más le interesa es el cambio al sistema presidencial”, algo que atribuyen no sólo a la “obsesión” que tiene con el régimen francés, sino a las marcadas diferencias que tiene desde siempre con el Presidente Sebastián Piñera. A quién, según se comenta en La Moneda, no le incomoda para nada el actual régimen y no tiene el más mínimo interés en cambiarlo.
Para un observador DC, una señal clara de que incluso en RN no están del todo cuadrados con la idea de cambiar el sistema electoral y que, por lo mismo, no existe mucho entusiasmo por concretar las conversaciones en una iniciativa, fue la frase con la que el presidente de la comisión encargada de estudiar estos temas al interior de la casona de Antonio Varas, senador Baldo Proikurica, aludió al tema. En su momento pidió que “no apuremos el ganado flaco”. Sin embargo, en la DC no pierden el optimismo e insisten en que se pusieron como meta para aprobar el cambio al binominal por “un sistema proporcional moderado” antes de que termine el actual gobierno. Y creen que “Larraín sí está dispuesto”, con lo que implícitamente reconocen las dudas que los complican respecto de otros sectores de RN. Lo positivo, dice otra fuente falangista, es que “el que manda en el partido es Larraín. Así es que es cosa de que él ponga el pié en el acelerador para que avancemos más rápido no más”.
Quien salió conforme con lo que se expuso en el seminario fue uno de los principales impulsores de este acuerdo con RN, el ex timonel de la DC Gutemberg Martínez. Escuchó atentamente las exposiciones y, a su juicio, “hay un sentido muy realista de lo que está pasando en el país”, aludiendo al hecho de que las manifestaciones que estallaron el año pasado —y a las que la mayoría hizo alusión— son una muestra de la falta de representatividad y, en su opinión, constituyen “una amenaza de desborde institucional”, que hay que enfrentar a tiempo haciendo cambios que son necesarios. Por lo que advierte que este es el momento en que “o se es espectador de lo que pasa o se transforma en actor. Y eso requiere un sentido de urgencia”, insiste, apuntando al hecho de que las reformas hay que realizarlas lo antes posible.
Y en este contexto, varios de los participantes de este primer seminario en el que sólo hubo exposiciones, llegaron a un mismo diagnóstico: el traje institucional nos quedó chico, por lo que el cambio es necesario ahora.
Por otra parte está el hecho de que, pese a la invitación que Larraín asegura haber hecho a sus socios, la UDI no se presentó en el encuentro. A lo que el timonel de RN le restó importancia, asegurando que sus aliados ya se hicieron a la idea de que Renovación está dispuesto a avanzar en estos cambios políticos y que espera que se sumen tarde o temprano a esta postura. En el gremialismo, en tanto, observan a sus socios casi como si estuvieran haciendo una travesura. Muchos tienen la convicción de que esto no es más que “una pataleta” de Carlos Larraín y que se le va a pasar, cuando no le encuentre sentido práctico al acuerdo o cuando la propia UDI se ponga firme en la idea de no respaldar los proyectos que surjan de esta sociedad y a los que siempre se ha opuesto, como el sistema electoral.
