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China vs. India, el nuevo Gran Juego geopolítico

Como lo hicieran Rusia y el Imperio Británico en el siglo XIX, mueven sus fichas cuidadosamente para no perder peso en el balance de fuerzas en Asia. Diplomacia y carrera armamentística son los ingredientes principales de un coctel explosivo.


India muestra el lanzamiento de su misil de largo alcance como un rotundo éxito de su poderío militar. Esto sucede apenas unos meses después de conocerse la intención de Pekín de disponer de instalaciones para cargar combustible en las Islas Seychelles. Lo que en Nueva Delhi se leyó como «China abrirá su primera base militar en el Océano Índico», tal cual lo expresaba el titular de un matutino indio.

Estos se podrían considerar los últimos chispazos de una relación tensa y complicada, sobre todo teniendo en cuenta que ambos países disputaron una guerra en 1962. Pero es a la vez una relación inevitable, dado que comparten casi 4.000 kilómetros de frontera.

El corresponsal de la BBC en el sur de Asia, Andrew North, definió este escenario como un nuevo Gran Juego. Este término se acuñó para describir la lucha por la influencia en Asia Central entre Rusia y el Imperio Británico en el siglo XIX.

Hoy, descolonización mediante, cambian los jugadores, pero no el objetivo. Los movimientos de las piezas son discretos. Así se entiende por qué los rusos en lugar de Gran Juego usaban la expresión Torneo en las Sombras.

En el discurso de ambas partes se puede percibir que nadie muestra naipes con figuras agresivas, en forma abierta y directa. El ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, salió a calmar la preocupación india sobre la supuesta base aclarando que no había de qué preocuparse porque era sólo para que carguen combustible.

Y ahora, que el que mueve sus piezas al ataque es India, China vuelve a mostrar las técnicas del «gran juego». De frente la diplomacia. «China e India son grandes naciones en desarrollo. No somos competidores sino socios», expresó el portavoz del ministerio chino de Exteriores, Liu Weimin.

Sin embargo, el tono es muy distinto en el editorial publicado por Global Times, propiedad del Partido Comunista de China. «India no debe sobreestimar su fuerza. Aun si tiene misiles que podrían llegar a muchas partes de China, eso no significa que ganará algo con ser arrogante durante las disputas con China», se podía leer.

«No sobreestimar»

«India debería tener claro que el poder nuclear de China es más fuerte y más confiable. En tiempos venideros, India no tendrá nada que hacer en una carrera armamentística con China», añadía el Global Times.

«Aun cuando los diplomáticos insisten en que quieren lazos cordiales, las tensiones crecen entre los dos gigantes vecinos asiáticos», decía Andrew North.

Según el corresponsal de la BBC en el sur de Asi,a las hostilidades se vienen dando desde hace un tiempo en los medios de comunicación. Los periódicos chinos han calificado a India de ser «envidiosos» del éxito chino.

Desde el lado indio rebajan las posibilidades de un conflicto real, según le admitió un alto cargo diplomático a North meses atrás, aunque a la vez le reconoció que «hay un déficit de confianza» entre ambos.

Casi 50 años después de haber peleado una breve guerra limítrofe, Nueva Delhi y Pekín todavía no pueden ponerse de acuerdo en buena parte de los casi 4.000 kilómetros de frontera. Y la carrera por armarse continúa a ambos lados, opina North.

Como si las fronteras no fuesen suficientes para poner discordia entre los vecinos, también está el Tíbet. Han tenido que suspender algún encuentro a causa del Dalai Lama, el líder espiritual tibetano exiliado en India.

Está llamada a ser una relación de adversarios, según Shyam Saran, ex titular de Exteriores indio, quejándose de las políticas de China. «Quieren estar arriba, quizás no para dominar el territorio, pero para tener poder de veto sobre cualquiera de las políticas de sus vecinos que no les guste».

Como en el Gran Juego original esta es una batalla de muchos frentes, que se pelea con ayuda, inversiones, política y cultura; desde Pakistán hasta Nepal, y a lo largo del sudeste asiático, según explica North.

Paradójicamente, parte de las razones por las que la relación «es más complicada» es «porque están cada vez más cerca», según Jonathan Holslag, experto en China en Instituto de Estudios Contemporáneos con sede en Bruselas.

El comercio entre India y China se está expandiendo, pero está inclinado en beneficio de China. Y la economía domina la ayuda internacional y las obras públicas. China está construyendo y mejorando carreteras que conectan zonas cercanas a la frontera. Y lo mismo sucede con el ferrocarril.

«China está mucho más adelantada que India en cuestión de transporte a lo largo de la frontera, lo que le da la posibilidad de estar lista para mover tropas a la frontera si hay otra guerra», según la opinión de North.

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