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Carrera presidencial en la derecha pone en jaque la autoridad de Piñera

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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El Presidente pidió expresamente a sus ministros presidenciables que contuvieran las declaraciones sobre la definición del sector, pero no lo escucharon. En una semana con dos anuncios potentes que le permitirían a La Moneda recobrar el control de la agenda, el oficialismo se encuentra enfrascado en una refriega donde cada uno defiende a su candidato. Esto, sumado al episodio The Economist y otros que cuestionan el poder del mandatario. El “pato cojo” ya está aquí.


Esta debió ser semana sólo de ganancias para La Moneda, con el retiro de la banca del sistema de financiamiento de la educación superior y con el anuncio de la reforma tributaria, que estaría programado para mañana. Sin embargo, a pesar de los reiterados llamados a la mesura que ha hecho en privado el propio Sebastián Piñera, la agenda personal de los tres ministros en carrera para el 2013 —Andrés Allamand (Defensa), Pablo Longueira (Economía) y Lawrence Golborne (Obras Públicas)— se impuso, eclipsando y amargando la estrategia diseñada en Palacio para dar un impulso concreto al segundo tiempo, más allá de las arengas y los discursos. Con ello, quedó públicamente cuestionada la autoridad del Mandatario, dejando ver que, en su caso, el llamado y temido “pato cojo”, habría llegado ya.

En Palacio las expectativas han estado puestas en que la reforma tributaria y los anuncios en Educación impacten positivamente en la encuesta Adimark que debiera conocerse la próxima semana y así repuntar en algo el escuálido 29% de apoyo que tuvo el Mandatario durante marzo, el segundo más bajo de su mandato. Por eso, cada detalle de ambas iniciativas ha sido revisado y trabajado minuciosamente en el Gobierno y por el propio Piñera, definiendo una línea de acción estratégica.

Sin embargo, desde el fin de semana el ministro Allamand no dio una, sino varias y extensas entrevistas sobre la competencia presidencial en el oficialismo, criticó la falta de bagaje político de Golborne y pidió primarias a viva voz como mecanismo para elegir el abanderado de la derecha. Sus dos contrincantes le respondieron, públicamente, con intensas declaraciones, dejando de lado así la petición presidencial del lunes 16 de abril de no adelantar la competencia y de poner el acento en los logros del Gobierno.

[cita]En la trastienda del gabinete hay tensión. Golborne se reunió en La Moneda con el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y con Chadwick, precisamente para hablar del tema. En la cita, el titular de OO.PP. habría reclamado por los ataques que Allamand le hizo, precisando que su salida al ruedo fue exclusivamente para defenderse.[/cita]

Por más paños fríos que pone ante las cámaras de televisión el vocero de Gobierno, Andrés Chadwick, y los intentos por imprimir un aire de normalidad a la situación, en todo el oficialismo —partidos, asesores, analistas y en Palacio— se reconoce que el Presidente Piñera quedó en mal pie ante la opinión pública, cuestionado en su capacidad y autoridad para controlar a sus “subalternos”.

El analista de la Universidad del Desarrollo, Gonzalo Müller, reconoce que “la actitud de los ministros ha sido desafiante” ante la “orden” del Mandatario y tras precisar que el debate presidencial no es algo que “aporte” a la actual administración en estos momentos, agregó que la pelea entre Allamand, Golborne y Longueira sólo “ensució” un anuncio tan relevante como el que se hizo en educación el lunes. “La imagen más clara del desorden es que fueran los propios presidentes de los partidos los que públicamente llamaran a la calma”, agrega Müller.

En la UDI dicen que “los caballos en competencia se desbocaron” y que por más que se trate disimular, Piñera quedó a ojos de la gente sin poder, lo que se denota en que el debate no está centrado en las acciones de su gobierno, sino en algo tan poco relevante para la ciudadanía en estos momentos como es el mecanismo para elegir un presidenciable el próximo año.

La autoridad presidencial no es un tema menor, pues desde hace semanas está puesta en tela de juicio en el ambiente político. Ya quedó menguada desde el episodio del The Economist, que calificó a Piñera como un político “inepto” y al cual el ministro Chadwick salió a responder públicamente exigiendo respeto por el Mandatario, una reacción que para muchos en el oficialismo estuvo de más y sólo sirvió para poner de relieve el calificativo, echando más bencina al fuego.

Ese no ha sido el único episodio en que el vocero ha salido a defender la “imagen” de Piñera. Desde el domingo está enfrascado en un debate epistolar con el columnista de El Mercurio, Carlos Peña, quien a raíz del concepto de inepto puso en la mesa el “narcisismo” del Mandatario. Aunque con ello un ministro de Estado se puso de igual a igual con un columnista, comentan que Chadwick defiende lo que hizo, orientado a una elite para la cual esos debates son importantes. Agregan en Palacio que “alguien” tenía que salir a defender al Presidente y que en ocasiones como éstas, a veces no sobran los voluntarios.

El gallito

En la trastienda del gabinete hay tensión. Golborne se reunió en La Moneda con el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y con Chadwick, precisamente para hablar del tema. En la cita, el titular de OO.PP. habría reclamado por los ataques que Allamand le hizo, precisando que su salida al ruedo fue exclusivamente para defenderse.

Ante la debilidad en que se encuentra Piñera, en el oficialismo precisan que hay una carta que el Mandatario puede jugarse para tratar de recuperar el control interno de su gabinete: “los tres presidenciables necesitan aún la plataforma que les da el cargo de ministro, no les conviene salir tan anticipadamente del Gobierno, por lo que es un riesgo que sigan estirando el elástico”, recalcan.

En ese contexto, no pareciera casual ni al boleo una declaración que hizo el vocero ayer en la tarde. Tras insistir en lo “contentos” que están en La Moneda por tener “ministros con condiciones presidenciales”, Chadwick acotó que “como el Presidente lo ha dicho, queremos que los ministros puedan permanecer en su cargo el mayor tiempo posible, colaboren con el Gobierno (…) eso sí y lo tienen claro, ejerciendo su cargo”.

Ese sería el as que se estaría jugando el Presidente y por lo tanto, durante las últimas horas no se escatimaron esfuerzos en la sede de Gobierno para tratar de recuperar el control.

Se sucedieron las llamadas telefónicas a los “ministros presidenciables” pidiendo actuar con “criterio” estos días para no opacar el golpe de timón que se busca generar con la reforma tributaria, la que sería dada a conocer por el propio Mandatario en cadena nacional el jueves en la noche.

De hecho, en Palacio precisaron que a cada uno —Longueira, Golborne y Allamand— se les explicó el itinerario para los anuncios tributarios.

Es que la aspiración en La Moneda es que esta vez, efectivamente se logre mantener el llamado al orden, que desde hoy impere el silencio entre la triada presidencial sobre la carrera del 2013, se suspenda la lluvia de declaraciones, porque de lograrse el objetivo, hay posibilidades de revertir la situación y que el daño a la imagen de autoridad del Presidente de la República no sea mayor.

La presión

Con todo, la muñeca de negociación y poder de Sebastián Piñera también puede quedar reducida a la mínima expresión, si no logra aglutinar a todo el oficialismo —la UDI y RN— tras la reforma tributaria. El gremialismo ya advirtió que no la apoyarán en el Congreso si no se incluye el impuesto a los combustibles, pero en el Ejecutivo son reacios a la iniciativa. El timonel gremialista, Patricio Melero, aseguró ayer que «encontró en el Presidente la sensibilidad y disposición para darse cuenta que es un problema (los combustibles) que afecta el bolsillo de los chilenos».

Reuniones con las directivas y parlamentarios oficialistas, son claves en estas horas, porque el gremialismo espera un gesto que sea —impuesto, subsidio o como resuelva La Moneda— que le permita afirmar ante la “galería” que gracias a su insistencia bajarán los combustibles.

Si después de la cadena nacional del jueves en la noche, el Presidente aparece sólo con RN en actividades sobre la enmienda, habrá sufrido una derrota y la viabilidad de la reforma estaría en tela de juicio en el Parlamento. La Moneda se está jugando todas las cartas para que no sea así y dar entre jueves y viernes, señales públicas de unidad y de autoridad presidencial.

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