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Pugnas y falta de liderazgo se acentúan en la Concertación tras aprobación de reforma tributaria La Moneda se anota punto político ante debilidad opositora

Pugnas y falta de liderazgo se acentúan en la Concertación tras aprobación de reforma tributaria

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Una vez más los próceres del pacto opositor cargan con tensiones internas y las críticas arrecian desde sus propias filas, lo que deja en evidencia la falta de conducción para enfrentar escenarios complejos unitariamente. El presidente del Senado, Camilo Escalona, es uno de los más criticados y el que mayores costos está pagando al interior de su partido.


El acuerdo que permitió la aprobación de la polémica reforma tributaria del Gobierno, se convirtió en un arma de doble filo para la Concertación. Esto, porque mientras algunos de sus “próceres” intentaban retomar la política de los grandes acuerdos en beneficio de conseguir más recursos para la educación, por un sector del conglomerado fue percibido como “entreguismo”. Se impuso la estrategia de quienes optaron por la vía de “amortiguar los daños” que podría producir la propuesta de Ejecutivo e intentar mejorarla, como ha ocurrido con otros proyectos. Sin embargo, también están los que votaron en contra, porque legítimamente estimaron que “el país necesita claridad” y que la postura asumida por la mayoría no despeja las dudas que se plantearon inicialmente para optar por el rechazo.

Como resultado de esta confrontación de ideas, el pacto opositor apareció dividido, con nuevas fisuras internas, y con la figura del presidente del Senado, Camilo Escalona, como uno de los principales perdedores por el compromiso adoptado. Al punto que la bancada de diputados del PS rechazó en pleno la propuesta, incluido el timonel del partido y miembro del mismo sector del senador, Osvaldo Andrade.

De ahí que ya surgieran voces que hablan de “fracturas” en la Concertación y de que en este episodio quedó de manifiesto, una vez más, la existencia de las “dos almas” que hace tiempo vienen atormentando al pacto opositor. El diputado socialista Carlos Montes, siguió el debate de la reforma tributaria desde su escaño en la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja. A su juicio, es legítimo que se haya optado por la estrategia de llegar a un acuerdo, pero también tiene la convicción de que el resultado de este proceso revela “serios problemas de conducción” al interior del pacto. E incluso que hay gente de su sector que “se compra los argumentos” del oficialismo. Montes también tuvo reparos respecto de la conformación de la Comisión Mixta, donde su partido no tuvo representación. Ello, debido “a la falta de generosidad de la Democracia Cristiana”. Aunque desde la DC subrayan que eso no influyó en nada, puesto que el legislador socialista habría participado de todas las reuniones relativas a la reforma.

Problemas de conducción

Carlos Montes está convencido que lo que permitió la aprobación de la polémica reforma tributaria “fue político y no técnico”, porque no cree —como aseguran los autores y defensores del compromiso— que el proyecto haya mejorado sustancialmente como para permitir su aprobación. Dado este complicado escenario, el diputado socialista cree que en adelante la Concertación tendrá que buscar una forma “para sumir los problemas de conducción que se presentaron, porque hay que ir afinando esto”, aludiendo al trabajo y la expresión política del conglomerado. El punto es que cuando se pone en tela de juicio la “conducción” del pacto opositor, se está haciendo una crítica directa al principal promotor del acuerdo, el presidente del Senado. El mismo al que la bancada de diputados, incluido Osvaldo Andrade, no dudó en quitarle el piso.

En la bancada socialista son duros en el análisis, que de una u otra manera termina sindicando a Escalona como responsable de estar “repitiendo esquemas de negociación que no sólo nos han traído malos resultados, sino también desprestigio”. Y aseguran que lo que hizo la bancada en esta ocasión fue actuar con “coherencia”, puesto que llevaba tres meses explicando por qué era necesario rechazar la propuesta del Ejecutivo y lo que finalmente motivó el acuerdo “no es un giro radical, sino apenas un matiz respecto del proyecto original”, insiste un parlamentario. Algo que da pie a uno de los “próceres” criticados para aseverar que “fuera el que fuera al acuerdo a que se llegara, los que votaron en contra el martes, lo iban a votar en contra igual. Porque era una decisión asumida desde el día uno”. Pese a ello, otra de las críticas que se le hace a Escalona en el PS, al menos, es que suscribió un acuerdo que iba en contra de los resuelto en instancias partidistas.

[cita]Gómez no tiene dudas en cuanto a que el bacheletismo “está viendo cómo generar un clima para que la ex Presidenta (Michelle) Bachelet pueda liderar con tranquilidad un próximo gobierno”. Pero advierte que “el doble camino es un desastre. Hay que tener una línea para que la gente entienda y nosotros hemos perdido el rumbo”, algo que, a su juicio, queda en evidencia en el proceso de tramitación de la reforma tributaria. Entre otras cosas, porque tiene la convicción de que la ciudadanía no entiende el discurso de la Concertación, que ha dicho cosas como que la reforma es insuficiente, que no es la que querían, pero termina votando a favor.[/cita]

Otro argumentos al que han recurrido unos y otros es que en muchas de las decisiones de la oposición ha influido el hecho de que el gobierno y el oficialismo cuentan con “una gran ayuda mediática” para exponer sus ideas. Algo que todos admiten juega en contra de la oposición. Aunque quienes rechazaron admiten que el de la llegada a los medios no es un factor menor, estiman que no debería ser considerado a la hora de tomar una decisión que afecta a la ciudadanía y al país en su conjunto.

 Una reforma “reguleque”

Aunque la bancada democratacristiana fue menos radical que sus socios de pacto, siete de sus integrantes también se inclinaron por rechazar la iniciativa y, de paso, el acuerdo alcanzado. En esta posición estuvieron Gabriel Ascencio, Roberto León, Sergio Ojeda, Víctor Torres, Mario Venegas, René Saffirio y Gabriel Silver. Este último hace un análisis similar al que se registra en el PS y destaca que esta jugada, encabezada por algunos próceres de la Concertación, “refleja claramente que persisten dos miradas al interior del conglomerado”, lo que permitió que se visara una “reforma bastante reguleque”. Ello, porque dados los hechos estima que existe “un disenso central” entre quienes estuvieron en una postura y los que apoyaron otra diferente. Quienes rechazaron la reforma, entre los que se encuentra, tienen la convicción de que esta normativa “va a mantener el statu quo en materia tributaria por, al menos, los próximos diez años o más. Por lo que percibe a la Alianza como la gran ganadora de este difícil proceso legislativo.

Pero también alerta sobre el hecho de que a raíz de este debate “sentimos que nuestros mecanismos internos de debate están mal (tanto a nivel de partido como de coalición)”. Y respecto a su partido, afirma que “está cayendo en la sordera cognitiva”, de la misma que la Concertación ha acusado al gobierno, en reiteradas ocasiones. Algo similar plantean tanto en el PPD, donde Rodrigo González y Cristina Girardi rechazaron, pero otros tres diputados se abstuvieron.

Quien también tiene una posición crítica con el acuerdo es el senador radical José Antonio Gómez. El parlamentario optó por no sumarse a la postura de sus pares y encontró eco en el socialista Pedro Muñoz y el independiente Carlos Bianchi, quienes se sumaron al rechazo del primero. Gómez pone el acento en que “la gente no entiende la inconsistencia que desde el punto de vista político” ha mostrado la Concertación, particularmente en el trámite de este proyecto. Porque se busca un término medio para no quedar de “obstruccionista” y obtener algo mejor de lo que el gobierno ofrece. Pero de esta manera se produce que, al interior del pacto, “carecemos de consistencia, no tenemos acuerdos globales (…). El proyecto político de la oposición se ve minimizado”. Aunque es uno de los que admite que enfrentar un proceso de tira y afloja con el gobierno es complejo, “cuando tiene a todo el aparato comunicacional de su parte”. Pero cree que, si bien la oposición debe actuar con mirada de largo plazo —aludiendo al hecho de que está convencido que un sector del pacto genera estrategias con miras a la instalación del próximo gobierno—, también debe hacerlo pensando en el corto plazo, apuntando a la forma cómo se hace oposición.

Gómez no tiene dudas en cuanto a que el bacheletismo “está viendo cómo generar un clima para que la ex Presidenta (Michelle) Bachelet pueda liderar con tranquilidad un próximo gobierno”. Pero advierte que “el doble camino es un desastre. Hay que tener una línea para que la gente entienda y nosotros hemos perdido el rumbo”, algo que, a su juicio, queda en evidencia en el proceso de tramitación de la reforma tributaria. Entre otras cosas, porque tiene la convicción de que la ciudadanía no entiende el discurso de la Concertación, que ha dicho cosas como que la reforma es insuficiente, que no es la que querían, pero termina votando a favor.

Uno de los impulsores del polémico acuerdo, el senador DC Jorge Pizarro, dibuja un panorama distinto al de los detractores. Sostiene que el compromiso alcanzado se discutió con todos los que participaron en las reuniones de coordinación del pacto, a las que podían asistir todos los parlamentarios interesados en enterarse de cómo iban las negociaciones. Además insiste en que fue una buena decisión, porque “el gobierno aceptó muchas de las propuestas que hicimos y que mejoraron el proyecto”. En la misma línea, su par del PPD Ricardo Lagos Weber, agrega que entre los integrantes de la Comisión Mixta se tomó la decisión de llegar a un acuerdo con el gobierno y que mayoritariamente fue respaldada.

Los costos de Escalona

Dado este escenario, el analista político José Viacava no sólo cree que hay dos almas que dividen a la Concertación, sino que desde la segunda vuelta presidencial, en enero del 2010, la Concertación “es un pacto electoral en el que de no mediar el poder, lo programático está diseminado”. Porque cada vez que han habido discusiones de fondo que ponen a prueba su fortaleza, surgen necesariamente diferencias de fondo. Viacava cree que “esta doble alma había estado relativamente contenida, dado que había un pacto electoral que tenía que darle gobernabilidad a Chile, pero ahora que no existe afloran con más fuerza las diferencias”.

Por su parte, el analista de la Universidad Central Marco Moreno estima que “Escalona es el que tiene que asumir el costo, porque es el que mayor esfuerzo hizo para llegar al acuerdo. Por eso tiene un costo mayor que es que los diputados del PS voten en contra del proyecto”. Y añade que “quien más tiene que aportar capital político a esto es el presidente del Senado, porque quiere levantar un liderazgo de hombre de Estado”. Pero este rechazo, dice, “también es una señal de castigo a una práctica política que ha estado en tela de juicio y que encarna el propio Escalona”. Aunque no está demás recordar que en esta pasada “el liderazgo del factótum de Bachelet también queda mellado para Escalona”.

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