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Chadwick dice que carta de los obispos «interpreta al gobierno» y obvia dura crítica a entrega de bonos

“Sentimos que en las palabras (del Comité Permanente del Episcopado) está un elemento central del objetivo del Presidente Piñera, que es que el desarrollo sea integral”, sostuvo este viernes el vocero de La Moneda. El secretario de Estado no hizo referencia alguna al cuestionamiento hecho por los religiosos respecto de las políticas gubernamentales que apuntan a “corregir el mercado con bonos y ayudas directas descuidando la justicia y equidad en los sueldos, que es el modo de dar reconocimiento adecuado al trabajo y dignidad a los más desposeídos”.


El ministro secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick, salió al paso a los duros cuestionamientos formulados por el Comité Permanente del Episcopado de la Iglesia Católica y que se encuentran contenidos en el documento titulado: “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile”, que fue dado a conocer ayer, jueves, por el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati.

“Las palabras y los contenidos de la carta pastoral que han entregado los obispos nos interpreta, nos exige y nos desafía”, sostuvo el portavoz de La Moneda, quien dijo que el llamado va en la línea del “eje” de la administración Piñera.

“Sentimos que en las palabras de los obispos está un elemento central del objetivo del Presidente Piñera, que es que el desarrollo sea integral. Usando las mismas palabras de los obispos, que el desarrollo sea integral y que avancemos todos juntos con los beneficios que significa un país que crece”, hizo hincapié Chadwick.

Sin embargo, el secretario de Estado no hizo referencia alguna al cuestionamiento hecho por los religiosos respecto de las políticas gubernamentales que apuntan a “corregir el mercado con bonos y ayudas directas descuidando la justicia y equidad en los sueldos, que es el modo de dar reconocimiento adecuado al trabajo y dignidad a los más desposeídos”.

Crítica al modelo económico

El Comité Permanente del Episcopado de la Iglesia Católica expresa en su misiva que “en un país marcado por profundas desigualdades resulta extremadamente injusto poner al mercado como centro de asignación de todos los recursos. El resultado final es que nos encontramos en un país marcado por la inequidad”.

“En nuestro país, diversas manifestaciones y en particular un poderoso movimiento estudiantil están pidiendo reformas. En el mismo sentido se han venido expresando sectores significativos de algunas regiones, que se sienten postergadas, no escuchadas, e incluso engañadas”, acota el documento.

Asimismo, la carta denunció que Chile ha sido uno de los países donde se ha aplicado con mayor rigidez y ortodoxia un modelo de desarrollo excesivamente centrado en los aspectos económicos y en el lucro: “La libertad económica ha sido más importante que la equidad y la igualdad. Escandalosamente hay en nuestro país muchos que trabajan y sin embargo igualmente son pobres”.

“Los expertos movidos por motivos aparentemente razonables, propios de un desarrollo económico acelerado, postergan medidas que retardan hasta lo inaceptable una mejor distribución y una mayor integración social. Esto se da, por ejemplo, en la dificultad de revisar el sistema impositivo. El argumento de que un cambio retrasaría el crecimiento puede ser falaz, porque un paso más lento puede conseguir que nuestro andar sea más seguro y sustentable para llegar a la meta de ser un país genuinamente desarrollado y en paz”, expresan los obispos.

“En todas las esferas de la vida se ha privilegiado excesivamente lo privado por sobre lo público. Quienes están más desfavorecidos en el mercado quedan desamparados y padecen esta ausencia del ente que debe velar por el bien común. La carencia de adecuados controles en un mundo competitivo se ha prestado a fuertes abusos”, resalta el documento.

“En este contexto social, el lucro desregulado, que adquiere connotaciones de usura, aparece como la raíz misma de la iniquidad, de la voracidad, del abuso, de la corrupción y en cierto modo del desgobierno (…) por nuestras faltas, la iglesia ha perdido credibilidad. No sin razón algunos han dejado de creernos. Nos preocupa que muchos perciban nuestro mensaje actual como una moral de prohibiciones usada en otros tiempos y que no nos vean proponiéndoles un ideal por el cual valga la pena jugarse la vida”, concluye el texto del Comité Permanente del Episcopado de la Iglesia Católica.

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