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Bacheletismo dirige dardos a La Moneda por filtrar indagación del SII contra hijo de la ex Mandataria y lo califica de “guerra sucia” También se considera “error grave” querella presentada por Dávalos contra T. Mosciatti

Bacheletismo dirige dardos a La Moneda por filtrar indagación del SII contra hijo de la ex Mandataria y lo califica de “guerra sucia”

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En el entorno de la candidata dicen que estuvo bien “al poner un límite” y “en hacerlo desde ya”, porque así “puso en contexto las cosas”, dejando la advertencia sobre la mesa que si siguen por esta vía, se sobrepasa abiertamente el límite de lo aceptable.


Se había mantenido absolutamente al margen del tema, ya que el eje del conflicto es entre su hijo, Sebastián Dávalos, y el director de Radio Bío Bío, Tomás Mosciatti, por poner en tela de juicio aspectos de las actividades comerciales y laborales del cientista político. Pero ayer la abanderada presidencial, Michelle Bachelet, se involucró de lleno cuando habló de campaña sucia, una frase que inicialmente se pensó dirigida al jerarca de la radiodifusión, pero que en realidad tenía como objetivo una advertencia directa a La Moneda.

El miércoles trascendió la información de que, a petición de Mosciatti, el Servicio de Impuestos Internos (SII) estaba investigando una posible evasión tributaria cometida por Dávalos en la compra de un auto Lexus negro descapotable, cuyo valor supera los 25 millones de pesos. Ayer en la mañana, Bachelet fue categórica: “Más allá que todos los chilenos tenemos que responder de la misma manera, no me parecería que eso pudiera ser parte de una campaña sucia”.

No es que Bachelet se haya sobregirado ni que haya obedecido a un arranque maternal para proteger a su hijo. El dardo iba dirigido expresamente a La Moneda, aseguraron en el bacheletismo, porque a esas alturas el entorno de la candidata tenía confirmado que la información no había salido del director de radio Bío Bío, sino que del seno del gobierno, vía Impuestos Internos, para filtrarla a la prensa.

Todo, agregaron, con el objetivo de tratar de perjudicar su campaña y tensionar el conflicto judicial entre Mosciatti y Dávalos, quienes están citados el jueves 6 de Junio a una audiencia de conciliación en la querella por injurias que presentó el primogénito de la abanderada.

Explicaron que por esa razón Bachelet hizo hincapié en que su hijo “no está en la vida política” y que las cosas tienen un límite”, porque el mensaje iba dirigido al gobierno, a que no se metan con su familia.

[cita]No es que Bachelet se haya sobregirado ni que haya obedecido a un arranque maternal para proteger a su hijo. El dardo iba dirigido expresamente a La Moneda, aseguraron en el bacheletismo, porque a esas alturas el entorno de la candidata tenía confirmado que la información no había salido del director de radio Bío Bío, sino que del seno del gobierno, vía Impuestos Internos, para filtrarla a la prensa.[/cita]

De hecho, en el entorno de la candidata dicen que estuvo bien “al poner un límite” y “en hacerlo desde ya”, porque así “puso en contexto las cosas”, dejando la advertencia sobre la mesa que si siguen por esta vía, se sobrepasa abiertamente el límite de abrir “una guerra sucia”.

Acelerado

En enero, Mosciatti —de profesión abogado— analizando un artículo de Revista Que Pasa que detallaba la vida comercial y los negocios de Dávalos, cuestionó el patrimonio nada despreciable que tiene el hijo de la ex Presidenta. El hombre de la radiodifusión precisó entonces que su comentario iba a ser “impopular y desagradable para muchos”, pero que era absolutamente necesario. Haciendo gala de un tono irónico dijo que a Dávalos “le va muy bien, al cientista político, de la Universidad Central, de 34 años”. Luego habló de su ingreso a la “exclusiva” Unidad Asia de la Dirección general de Relaciones Económicas de la Cancillería y que era poco razonable que estando ahí, “teniendo muchísima información, siendo un funcionario público, realice asesorías a empresas chinas y chilenas para invertir en Chile como en el exterior”.

Eso fue lo que le valió la querella por injurias que Dávalos presentó en su contra. Una acción que para nada es compartida en el seno ni en el entorno del bacheletismo, ya que es vista lisa y llanamente “como un gran error”.

Es más, esa apreciación sería bastante unánime en el entorno de la abanderada, como el hecho que Dávalos “se aceleró” al judicializar el conflicto.

Es un antecedente que la relación del comentarista y director de radio con Bachelet no ha dejado de ser compleja. Ella nunca les dio muchas entrevistas a ese medio y entre sus colaboradores es unánime la visión que Mosciatti fue siempre crítico con su gobierno, “mucho más que con Ricardo Lagos o incluso que con Sebastián Piñera”.

El punto —agregan— es que tanto Bachelet como su entorno conocen el estilo y perfil de Mosciatti, por lo que ella no se embarcaría jamás en una querella contra él, menos en un ámbito que roza con materias delicadas como es el derecho a la expresión y la información.

Por lo mismo, acotan que la candidata ayer en la mañana fue muy cuidadosa de hablar en general cuando dijo campaña sucia y evitó mencionar al director de la radio, para no involucrarlo en la advertencia.

Dado el error de haber presentado la querella contra Mosciatti, es inevitable para Bachelet que el tema siga en el tapete y adquiera el tenor de debate más público a raíz de la audiencia de conciliación, que se sabe no llegaría a buen puerto. Esto, porque la defensa del director de Radio Bío Bío ya adelantó que no aceptarán llegar a acuerdo y que irán a juicio.

En un intento de control de daños, Bachelet mantendría distancia y silencio, evitando pronunciarse del desarrollo del proceso judicial. Sólo intervendría nuevamente si comprueban que detrás de alguna acción puntual están los hilos de La Moneda.

Esta no es la primera vez que se cuestiona a Dávalos. Junto con ese artículo de Qué Pasa, años atrás, el analista Patricio Navia en una columna de febrero del 2007 ya ponía en tela de juicio si el puesto del joven cientista político en Cancillería —al que ingresó en plena campaña del 2005— se debía a sus méritos o a los beneficios por ser hijo de Bachelet.

Navia dijo entonces que Dávalos “fue un alumno mediocre en una universidad poco exigente” y que “como profesor de ciencia política en la Universidad Diego Portales, puedo atestiguar con seriedad que Dávalos recibió un trato especial en DIRECON precisamente por ser hijo de la candidata presidencial de la Concertación. Si se hubiera llamado Sebastián Pérez González y no fuera hijo de nadie, jamás hubiera entrado a hacer la práctica en DIRECON y mucho menos estaría trabajando ahí ahora. En cambio, le pasaría lo mismo que a la mayoría de los titulados de administración pública y ciencia política de la Universidad Central. Pegas malas, cuando hay pega. Claro, hay excepciones, otros igualmente apitutados que Dávalos Bachelet”.

Entonces nadie se querelló contra Navia ni en enero tampoco contra Revista Qué Pasa. Tanto esas duras líneas, como el comentario de Mosciatti, deben ser inscritos como parte del “recetario de la política”.

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