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Cómo el éxito de las primarias golpeó el discurso antisistema del movimiento estudiantil Democracia participativa versus democracia representativa

Cómo el éxito de las primarias golpeó el discurso antisistema del movimiento estudiantil

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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Cerca de tres millones de personas llegaron a las urnas el domingo 30 de Junio para elegir a un candidato para las presidenciales de noviembre; un “éxito”, según analistas y autoridades. ¿Cuánto erosiona el discurso de los estudiantes que aseguran que la gente se cansó de los partidos y los mismos de siempre? Para algunos, fue un arañazo. Otros apuntan a la ilusión que provoca el fenómeno Bachelet.


La noche del domingo 30 de Junio no sólo dejó por el suelo a los comandos de los candidatos, en especial al de Andrés Allamand y al de Claudio Orrego. Para muchos, el éxito de las primarias también arañó el discurso del movimiento estudiantil que ha cuestionado al sistema político en Chile.

Los partidos esperaban un millón y medio de votantes, es decir alrededor del 10 % del padrón electoral en las urnas para considerar que el proceso había funcionado. Sin embargo, llegaron casi tres millones de personas. Incluso quien ha sido uno de los principales blancos de las protestas salió a aplaudir el proceso: “Estoy muy contento porque estas elecciones son un éxito, un verdadero triunfo de la democracia, y se lo agradezco a esos tres millones de chilenos que hoy cumplieron con su deber”, dijo el Presidente Sebastián Piñera.

Para el sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol, el movimiento estudiantil plantea una visión participativa y no representativa de la democracia. “En la anterior elección, cuando hubo enorme abstención, el movimiento no quiso atribuirse el triunfo. Fue un error. Ahora los partidos salen a decir que es un triunfo de los partidos, que es falso, pero el argumento funciona y con eso basta. En ese sentido hay una derrota, que es efímera, pero es derrota”, comenta Mayol.

Felipe Vergara, cientista político de la Universidad Andrés Bello, cree que lo que pasó el domingo es, sin duda, una respuesta a quienes han llamado a no participar en estos procesos: “El éxito de las elecciones perjudica, efectivamente, el discurso de los estudiantes que llaman a no votar. Ni la asamblea constituyente, ni la cuarta urna fueron temas que se vieron reflejados en los distintos votos”. Sin embargo, no cree que los haya deslegitimado: “Estoy convencido que las demandas estudiantiles siguen vigentes y es uno de los reflejos de la alta votación conseguida por la candidata Bachelet”.

 EL HURACÁN BACHELET

Eloísa González, ex vocera de la Asamblea de Estudiantes Secundarios (ACES) que impulsó la iniciativa “No presto el voto”, no cree que el proceso de primarias haya sido tan exitoso como se plantea: “El porcentaje del que se habla sigue siendo un mínimo, mientras que el 80% restante sigue no estando interesado”.

[cita]Para el sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol, el movimiento estudiantil plantea una visión participativa y no representativa de la democracia. “En la anterior elección, cuando hubo enorme abstención, el movimiento no quiso atribuirse el triunfo. Fue un error. Ahora los partidos salen a decir que es un triunfo de los partidos, que es falso, pero el argumento funciona y con eso basta. En ese sentido hay una derrota, que es efímera, pero es derrota”, comenta Mayol.[/cita]

En la misma línea de lo que plantea Eloísa, Lucía Dammert, doctora en Ciencia Política e investigadora de la Universidad de Santiago, dice que los resultados no fueron los mejores a pesar del triunfalismo de la clase política: “Ésta no es la panacea. La cantidad de votantes nos deja más tranquilos, pero no hay que olvidar que la gran mayoría no fue a votar. En ese sentido yo no calificaría este proceso como exitoso”, dice Dammert, sobre el hito que fue calificado transversalmente como una fiesta de la democracia y por el que La Moneda incluso ordenó desalojar colegios tomados.

Aún no existen cifras oficiales del Servel sobre el rango etario de los votantes que participaron en las primarias del domingo 30 de junio. Una estimación se puede establecer en base a la Encuesta Nacional que realizó el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales (UDP).

En la medición, el 74,5 % los jóvenes de 18 a 29 años sostuvo que no participaría en las primarias de la Alianza, mientras que el 74,8 % señaló la misma preferencia respecto de las primarias en la Concertación.

Para algunos destacados dirigentes del movimiento estudiantil, como el ex vicepresidente de la FECh y actual candidato a diputado por el distrito 21, Francisco Figueroa, la situación no puede verse en blanco o negro; pero más que como un triunfo del sistema de partidos políticos, lo asume como un fenómeno que tiene relación con la imagen de Michelle Bachelet. Y, según Figueroa, la principal forma que ha tenido Bachelet para legitimarse son las demandas del movimiento estudiantil.

“Ella tuvo que echar mano, con todo el vacío de su discurso, a consignas que han sido planteadas por el movimiento, como la reforma tributaria o la educación”, dice Figueroa y continúa con sus argumentos: “Entonces lo que yo creo es que hay una apatía de la gente que no votó; pero también esperanzas de la gente que sí cree que puede haber transformaciones. Hay una mayoría que sigue empujando grandes transformaciones con distintos niveles de confianza en las instituciones”.

Eloísa González también cree más en el fenómeno de Bachelet que en el del sistema de partidos. “Hay una mayor credibilidad de un sector etáreo determinado hacia la figura de ella y seguramente habrá un porcentaje mayor de votantes que en las elecciones municipales. Sin embargo, la abstención tampoco será baja”.

Felipe Vergara afirma que el electorado cree en el actual sistema de votación y las dudas surgen en la representatividad parlamentaria de su voto. “Es decir, el sistema binominal imperante, obliga a optar sólo entre dos posibilidades, estrechando considerablemente nuevas alternativas de representatividad. Mientras eso no se cambie, nuestro sistema democrático va a seguir careciendo de ella”, cierra Vergara.

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