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El gallito de poder tras la carrera por la presidencia del Tribunal Constitucional El sucesor de Bertelsen estará dos años a la cabeza del organismo

El gallito de poder tras la carrera por la presidencia del Tribunal Constitucional

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Quien sea la cabeza de la instancia es clave, ya que hasta mediados del 2015 será quien dirima cada caso de empate en las resoluciones del tribunal. Algo no menor, cuando los equilibrios políticos son frágiles en el seno de esta instancia, ya que desde marzo la correlación de fuerzas entre la derecha y la oposición quedó inclinada por uno a favor del oficialismo. Los candidatos son tres: Marisol Peña, Hernán Vodanovic y Carlos Carmona.


La composición, presidencia y decisiones del Tribunal Constitucional tienen una injerencia política mayor a lo que comúnmente se piensa y, por ello, no es gratuito que con miras a la posibilidad de regresar a La Moneda en el 2017, la derecha tenga la mira en el TC para ayudarle a pavimentar esa ruta. Por eso, no es menor la elección del nuevo presidente de esta instancia, cargo que se zanja el miércoles y que puede inclinar la balanza en resoluciones políticas, económicas y sociales claves de la agenda del oficialismo y la oposición.

Este miércoles 7, a las 10:30 horas, está convocado el pleno del tribunal para elegir —por mayoría absoluta— al sucesor del abogado Raúl Bertelsen, quien luego de dos años, debe entregar la presidencia del TC a fines de agosto. Los candidatos son tres: Marisol Peña, Hernán Vodanovic y Carlos Carmona.

Quien sea el próximo presidente del TC es clave, ya que hasta mediados del 2015 será quien dirima cada caso de empate en las resoluciones del tribunal. Algo no menor, cuando los equilibrios políticos son frágiles en el seno de esta instancia, ya que desde marzo la correlación de fuerzas entre la derecha y la oposición quedó inclinada por uno a favor del oficialismo con las últimas incorporaciones que en marzo hizo el Presidente Sebastián Piñera.

[cita]En este clima de reformas constitucionales, políticas, económicas y sociales, el TC será una pieza estratégica. Si bien desde el seno del propio tribunal, siempre han defendido la “independencia” de sus resoluciones, también reconocen que en asuntos clave se tiende a dar “el alineamiento natural en términos políticos”.[/cita]

Haciendo uso de sus prerrogativas constitucionales, Piñera ratificó a Iván Aróstica —a quien había nombrado el 2010 en reemplazo de José Luis Cea— y además, nombró a quien era hasta entonces jefa de asesores de La Moneda, María Luisa Brahm, para reemplazar en el Tribunal Constitucional al ex ministro de Michelle Bachelet, José Antonio Viera-Gallo.

Ciertamente el 2010, la designación del ex ministro de la Segpres de Michelle Bachelet también fue política, pero la diferencia con el caso de Brahms es que Viera-Gallo —afirmaban en marzo en el mundo judicial— tenía una larga trayectoria previa como diputado y senador, mientras que la abogada siempre fue conocida como brazo derecho de Piñera.

En ese momento, desde el propio TC, la oposición advertía la intención  del gobierno, la cual era reconocida en privado desde la misma Moneda. Si la derecha pierde el poder en las presidenciales de noviembre y vuelve a ser oposición, el tribunal será una trinchera clave para defender —aseguraba— el legado de Piñera para un posible retorno para el período presidencial siguiente.

Pero sobre todo, señalaban en Palacio, el TC va a ejercer como una suerte de suprapoder sobre las decisiones que impulse la autoridad política elegida en las urnas.

Más de una vez este tribunal ha torcido la mano al Ejecutivo. Basta recordar los dolores de cabeza que le generó a la propia Bachelet durante su gobierno, cuando revirtió la decisión de distribuir la píldora del día después en los consultorios.

En la agenda política está sobre la mesa las reformas al sistema electoral y tributario, además de la educación y las propuestas de cambiar la Constitución de 1980.

Mientras sectores de la oposición presionan por una Asamblea Constituyente como alternativa para destrabar el amarre institucional y que se establezca una nueva Constitución, la candidata presidencial de la Nueva Mayoría ya ha dicho en varias ocasiones que recurrirá y agotará las herramientas institucionales para lograr estos objetivos.

En este clima de reformas constitucionales, políticas, económicas y sociales, el TC será una pieza estratégica. Si bien desde el seno del propio tribunal, siempre han defendido la “independencia” de sus resoluciones, aunque reconocen que en asuntos clave se tiende a dar “el alineamiento natural en términos políticos”.

Uno tú, uno…

Al igual que Bertelsen, la abogada Marisol Peña está vinculada a la derecha, lo mismo que Brahms, Aróstica, Juan José Romero, hijo del embajador y ex senador RN Sergio Romero. La abogada de la Universidad Católica fue designada el 2006 como integrante del TC por la Corte Suprema y el 2009 la ratificó para un período de nueve años más.

La oposición cuenta en el TC con Vodanovic, Carmona más los abogados Francisco Fernández y Gonzalo García (que fue ratificado por el Congreso). El abogado Domingo Hernández —de cierta inclinación DC— viene a equilibrar las fuerzas internas y a generar la posibilidad de empates.

Fue nombrado por la Corte Suprema el 2012, cuando las relaciones del Poder Judicial con el gobierno de Piñera pasaban por el momento más tenso y conflictivo. Fue una sorpresa la que dio el máximo tribunal con Hernández en ese momento, ya que se suponía que se el “candidato” del gobierno era el juez Emilio Pfeffer.

La oposición tiene dividida sus opciones entre Vodanovic y Carmona. Un elemento que puede incidir es que al primero se le vence su período como integrante del TC en enero del 2015, mientras que al segundo le corresponde seguir hasta el 2018.

Vodanovic perteneció al grupo de estudios constitucionales o “Grupo de los 24”, socialista, fue parte del Comité Central y vicepresidente del PS hasta fines del 2005. Llegó al TC nombrado por el Senado en enero del 2006, a fines del gobierno de Ricardo Lagos.

Carmona, en tanto, es de línea DC, durante todos los gobiernos de la Concertación ocupó diversos cargos —todos vinculados al área jurídica— en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia, en paralelo a una carrera académica. Fue designado en el TC por Bachelet el 2009.

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