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La DC asegura que no participó en planificación del golpe y destaca que jugó rol en la defensa de los DD.HH. durante la dictadura

La DC asegura que no participó en planificación del golpe y destaca que jugó rol en la defensa de los DD.HH. durante la dictadura

En una declaración dada a conocer este viernes, el partido de la falange reconoció sin embargo que, tras el 11 de septiembre de 1973, hubo una posición oficial que justificó la intervención militar, y al mismo tiempo otra disidente que la condenó y “exhortó a las nuevas autoridades a respetar los derechos y garantías civiles”.


Ad portas de la conmemoración de un nuevo aniversario del Golpe Militar de 1973, el Partido Demócrata Cristiano emitió una declaración, firmada por 93 militantes,  en la que afirmó de manera categórica que el partido no participó en su planificación y que, pese  hubo una posición oficial que justificó los hechos y otra disidente que los condenó, la tienda jugó siempre un rol importante en la defensa de los Derechos Humanos.

El documento “Lecciones de la Historia y Desafíos para un tiempo fecundo”, que fue dado a conocer por el senador Mariano Ruiz-Esquide y el ex ministro del Interior Belisario Velasco, señala que el golpe “comenzó a fraguarse cuando los chilenos perdimos la capacidad de diálogo, de entendimiento, y de solución pacífica de nuestras diferencias. En el momento en que se armaron los espíritus y las manos y no quedó espacio para la paz”.

“Fue entonces cuando empezaron a derrumbarse las instituciones democráticas, las garantías de libertad y de justicia, y —lo que abrió la herida más profunda de toda nuestra historia nacional y republicana—, cuando, a consecuencia de su planificada y sistemática violación, se inició el desplome de los derechos fundamentales de las personas”, agrega.

La tienda opositora considera que transcurridas cuatro décadas, hay que “sacar las lecciones de la historia y ofrecerle al país un nuevo horizonte de realización”, considerando que “sin mirada del pasado no hay visión de futuro”.

El documento considera que es un ejercicio necesario en momentos que “la paz y la conciliación siguen amenazadas por las deudas de verdad y justicia que, arrastradas desde la dictadura, aún permanecen sin ser saldadas”, cuando “los cambios políticos que el país reclama se proponen la reforma de la Constitución que nos rige, la que se originó bajo el régimen de fuerza” y en un escenario donde “la actual estrategia de desarrollo —que impide progresar hacia mejores estándares de bienestar, de justicia e integración— fue impuesta por una tecnocracia neoliberal amparada en las armas y en la represión desplegada contra los trabajadores y sus organizaciones”.

El “comportamiento de la DC”

La colectividad hizo un análisis de su propia actuación frente al 11 de septiembre, indicando que “tres son las preguntas que la Democracia Cristiana debe responder para contribuir al esclarecimiento de su propio comportamiento político”.

Y al respecto detalla: “Primero, qué conducta tuvo el Partido antes del golpe de Estado. Lo hemos dicho con insistencia: no hay un solo antecedente, un solo documento, un solo testimonio que vincule corporativamente a la Democracia Cristiana con la búsqueda, promoción y ejecución del golpe de Estado. Pudo haber matices respecto de la política de defensa de la colectividad, acerca de su moderación o firmeza frente al gobierno de la Unidad Popular, o de su mayor o menor proximidad a los partidos de derecha, pero no hay dos opiniones institucionales sobre su irrenunciable compromiso con la democracia y con el régimen constitucional”.

La segunda interrogante es “qué conducta tuvo el Partido durante el golpe de Estado. Son conocidas las dos posturas que en este sentido adoptó la colectividad. Una oficial, que explicó la intervención militar argumentando el clima de inestabilidad, inseguridad y amenaza de enfrenta-miento fratricida a que había sido llevado el país, tesis que abrigaba la expectativa de que las fuerzas armadas restablecerían la normalidad institucional a la brevedad; y una disidente, que condenó el golpe de Estado y exhortó a las nuevas autoridades a respetar los derechos y garantías civiles. Los hechos habrían de demostrar que la experiencia de la dictadura no sería un paréntesis sino una larga pesadilla en la vida del pueblo chileno”.

“Y tercero, qué conducta tuvo el Partido después del golpe de Estado. La lucha por el respeto y vigencia de los derechos humanos, por la reconstitución del tejido social, por la democracia y por las libertades, no habría sido posible sin la participación de la Democracia Cristiana que, desde la primera hora, se entregó a este quehacer, como lo acreditan los innumerables organismos de derechos huma-nos, de estudios constitucionales, laborales, universitarios y poblacionales, que fueron creados y que le correspondió conducir*. Y lo que resultará aún más crucial para Chile y su destino: fue esta experiencia de colaboración común la que selló la identidad y la vocación nacional y popular de la Democracia Cristiana y la dispuso al perdón, acto por el cual el ofendido libera al ofensor del daño que causó y éste reconoce y repara lo hecho”.

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