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Para el historiador Gonzalo Rojas no hubo golpe de parte de los militares, sino que un “ejercicio de derecho de rebelión” Áspera discusión en TVN

Para el historiador Gonzalo Rojas no hubo golpe de parte de los militares, sino que un “ejercicio de derecho de rebelión”

“Nada de lo que sucede desde el día de la detención de una persona que es torturada, asesinada y desaparecida tiene justificación, es un horror. Pero yo quiero saber como historiador y nunca he obtenido de nadie de izquierda esta información sobre qué hacía esa persona al menos 15 días antes de su detención, quiero distinguir entre quienes fueron injustamente detenidos, injustamente torturados e injustamente desaparecidos de los que fueron justamente detenidos e injustamente torturados e injustamente desaparecidos”, sostuvo.


El historiador Gonzalo Rojas consideró este domingo que el 11 de septiembre de 1973 no fue un Golpe de Estado dado por las Fuerzas Armadas, sino que un “ejercicio de derecho de rebelión” que impidió un “proyecto totalitario marxista”, criticando a su vez la actuación que tuvo la Democracia Cristiana en el alzamiento militar y disparando contra el MIR y el Partido Socialista por la responsabilidad que tuvieron durante ese periodo.

En el programa Estado Nacional de TVN, el historiador, quien es conocido por su férrea defensa al legado de Jaime Guzmán y del gobierno de Augusto Pinochet, arremetió contra los panelistas que participaron en el espacio sobre el 11 de septiembre como el ex miembro del MIR, Andrés Pascal Allende; el ex líder del grupo nacionalista Patria y Libertad, Roberto Thieme; el ex director de la Policía de Investigaciones durante la Unidad Popular, Alfredo Joignant y el senador de la DC, Andrés Zaldívar.

Rojas partió con lo ocurrido en los congresos de Linares y Chillán que hizo el PS, afirmando que esa colectividad había preparado el golpe que “le iba a dar a la sociedad chilena, por la vía armada o legal -porque quería usar cualquiera de las formas que consideraba legítima, la electoral o la armada-, para llegar al poder».

Señaló que «lo que ocurrió en Chile fue que la violencia durante la UP no provino solamente desde la derecha y los militares», recordándole al senador Zaldívar que a través de la prensa de la época afirmaba que era necesaria una intervención al Gobierno de Salvador Allende.

«La Democracia Cristiana no apoyó el golpe. La DC hizo todas las gestiones para evitar el golpe, pero Allende fue sobrepasado por su propia gente, gente como el MIR o el PS que legítimamente creían en la posibilidad de instalar en Chile un gobierno marxista leninista», respondió Zaldívar.

Agregó que él personalmente actuó en el intento de acercamiento a Allende para buscar una salida pacífica, pero “muchos actores de la UP actuaban por la vía de los hechos, por las tomas».

«En algún momento le planteamos el Presidente realizar un plebiscito. Ocho días antes del Golpe, la DC se reunió: muchos renunciamos a nuestros cargos, para que así fueran los chilenos quienes decidieran qué conducta seguir. Según supe después, Allende iba a anunciar el plebiscito el día 10», precisó.

«Seamos francos: con el 11 de septiembre mucha gente sintió alivio, porque vivía angustiada. Ahora, eso no justifica todo lo que pasó después», afirmó el parlamentario falangista.

En tanto, Rojas le recordó a Zaldívar que su partido desechó el diálogo con Allende porque el ex jefe de Estado, «acorralado por el PS, les comunicó que las condiciones que la Democracia Cristiana pedía, como la disolución de los grupos armados, no podían ser cumplidas».

El historiador también habló sobre el legítimo “derecho a rebelión” que ejercieron las fuerzas armadas para derrocar a Allende y apoderarse de poder, indicando que “soy de una visión que estamos conmemorando un acontecimiento único en la historia de Chile que no desearía que se volviera a repetir un proyecto totalitario como el de la izquierda marxista, inserto perfectamente en la historia del siglo XX, que checos, húngaros, coreanos, cubanos y por supuesto rusos sufrieron por décadas y que estuvo a punto de afectarnos definitivamente, vuelvan a tener lugar en la historia de Chile, pero con la misma honradez que digo que esto no debiera suceder nunca más. También digo que el pueblo de Chile como mujeres, gremios, trabajadores, universitarios y finalmente las Fuerzas Armadas que terminaron lo que los civiles comenzaron y que ejercieron legítimamente su derecho a rebelión. No me gustaría que nunca más en la historia de Chile eso volviera a suceder”.

Otra de Rojas fue cuando enfrentó a Pascal Allende, enrostrándole las incendiarias citas que hacía el MIR cuando asaltaba bancos, se tomaba fundos y hacía revolución de manera violenta a lo que el fundador del movimiento izquierdista respondía con que «nunca tuvimos heridos, torturamos gente o desaparecimos gente» y añadía que «usted puede acusarme de estar el día 11 de septiembre en las fábricas defendiendo el Gobierno de Allende». El historiador le replicaba que eso no era cierto y que estaba «en la embajada de Cuba, señor».

El historiador también se refirió al tema de las violaciones a los derechos humanos, indicando que “ha quedado atrás una mitad del reconocimiento de los derechos humanos, porque hay otra mitad que está pendiente y yo como historiador tengo que hacerme cargo de ella. Voy a decir algo que es extremadamente duro y que ya suscitó una protesta de la asociación de detenidos desaparecidos: nada de lo que sucede desde el día de la detención de una persona que es torturada, asesinada y desaparecida tiene justificación, nada es un horror. Pero yo quiero saber como historiador y nunca he obtenido de nadie de izquierda esta información sobre qué hacía esa persona al menos 15 días antes de su detención, quiero distinguir entre quienes fueron injustamente detenidos, injustamente torturados e injustamente desaparecidos de los que fueron justamente detenidos e injustamente torturados e injustamente desaparecidos. Como historiador y para comprender las violaciones a los derechos humanos por parte de la izquierda institucionalmente organizada de manera armada, me interesa saber eso”.

Finalmente y siguiendo la línea del perdón dado por algunos dirigentes de derecha, Rojas señaló que «yo aprovechó de pedir perdón por no haber terminado de escribir un libro sobre la cultura del odio».

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