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Creadores del Memorial 27F alertan que obra podría no ser terminada y advierten: «En vez de ser algo de orgullo, va a ser negativo» Polémica construcción implicó inversión de $2 mil millones

Creadores del Memorial 27F alertan que obra podría no ser terminada y advierten: «En vez de ser algo de orgullo, va a ser negativo»

«No se va a terminar», eso fue lo que les dijeron desde el Serviu a los profesionales detrás del diseño de la estructura que busca recordar a las casi 500 víctimas del terremoto de 2010. Resta un mes para que concluyan las obras y no se contemplan varias de las terminaciones del proyecto original. Esto podría generar que «la gente, en vez de tomarlo como algo positivo, va a ser negativo, va a quedar en abandono, no lo van a visitar», aseguran.


El pasado miércoles 23 de octubre, el Presidente Piñera inauguró un memorial que busca recordar a las víctimas y zonas devastadas por el terremoto del 27 de febrero de 2010. La obra se levantó en la Costanera Ribera Norte del Bío Bío, frente al Parque Bicentenario de Concepción. El hecho no pasó inadvertido. En  las redes sociales, algunos acusaron que se trataba de un aprovechamiento político, mientras otros criticaron con dureza a la ex Presidenta Michelle Bachelet por no haber asistido a la inauguración. Como fuese, el tema dio que hablar.

Hoy, días después, una nueva polémica surge en torno a la obra. Y es que sus creadores, los arquitectos Agustín Soza y Ricardo Atanacio, y el artista Fernando Feuereisen, están en extremo preocupados ante la posibilidad de que la construcción no se cumpla a cabalidad de acuerdo al diseño original. Aseguran que desde el Servicio de Vivienda y Urbanización les han manifestado que «no se iba a terminar», al menos desde el punto de vista de la propuesta inicial,  y alertan sobre las críticas implicancias que esto puede tener tanto para la obra en sí como para el entorno.

El riesgo es que «lo que el memorial quiere ser, que es un elemento levantado para la memoria, no se logre transmitir y se pierda la capacidad de recepción de la gente que lo habita. En vez de ser algo de orgullo, se genere un rechazo, que no se cuide. La gente, en vez de tomarlo como algo positivo, va a ser negativo, va a quedar en abandono, no lo van a visitar. La percepción pública lo puede tomar como algo que no ejerce ningún valor», puntualiza Soza.

Un proyecto prometedor

El memorial del 27F implicó una inversión de casi $2 mil millones. Su estructura consta de ocho torres de hormigón de unos 23 metros de altura. Su construcción fue iniciada en diciembre de 2012 y cada una de sus columnas simboliza distintas temáticas vinculadas con la catástrofe que cobró la vida de casi 500 chilenos. Su origen se remonta a 2010, cuando la propuesta hecha por los tres jóvenes gana el concurso público organizado en el marco de la Bienal de Arquitectura de 2010.

El proyecto cumplía con el encargo inicial que apuntaba a la necesidad urgente de reactivar el sector donde el memorial está emplazado: un terreno vacío, ubicado en un entorno con potencial de desarrollo, pero que aún no estaba consolidado. La obra podía significar todo un giro a la hora de lo que sería el destino de esa comunidad.

A mediados de 2012, se determinó además que de forma aledaña al memorial se construiría el Teatro Regional de Concepción, un proyecto que implica una inversión de $14 mil millones y que augura ser lo máximo en su tipo a nivel nacional. «Nos pareció súper interesante la relación entre un teatro, que pretende ser uno de los mejores de la región, junto con un memorial, que es un proyecto emblemático a nivel regional. Nos pareció que para Concepción, en su imagen ciudad, calidad cultural, desarrollo, era un espacio consolidado que le hacía el peso al desarrollo creciente que está teniendo la ciudad. Un reconocimiento a la imagen de desarrollo de la ciudad», explica Soza. Además, la propuesta ganadora para el diseño del teatro fue diseñada por Smiljan Radic, un importante exponente en la materia a nivel nacional, lo que incrementó aún más las expectativas de los tres profesionales.

Sin embargo, con el paso del tiempo y a medida que se acababan los plazos límites para la entrega de la obra, los arquitectos comenzaron a notar ciertos problemas en la edificación, como el uso de materiales que no cumplían con la calidad requerida y terminaciones mal hechas en el acabado final de las torres y en la museografía (parte gráfica que sirve como soporte de la información relacionada con el terremoto). Es decir, donde se ubican los «nombres de los fallecidos, los testimonios, poemas, letreros, gráficas, está muy mal ejecutado, porque hay una constructora que no tiene la expertise que se requiere para este tipo de obras», aseguran los creadores del diseño, puntualizando que la empresa constructora Terra Vial a lo que se dedica en realidad es a la construcción de caminos.

Además, durante el transcurso de la edificación, la terminación en piedra que proponía el diseño inicial tuvo que ser modificada por un tratamiento en hormigón, según detalla uno de los arquitectos. Con esto «el proyecto queda como con una terminación industrial más que de una conformación rocosa», añade, la que debía darle a la torre su identidad en función de los terremotos. «Pierde todo sentido», agrega.

Terminado «a la chilena»

Según les han notificado a Soza, Atanacio y Feuereisen, resta un mes para que se acabe el plazo para terminar la construcción del memorial. Durante ese período, les han informado que lo que el Serviu pretende hacer es terminar otros aspectos, entre los que deben estar incluidas las 34 observaciones que hizo sobre la obra el municipio de Concepción. Sin embargo, sobre las indicaciones que los tres profesionales hicieron «a varias tuvimos respuestas, que las iban a ejecutar, pero la principal mencionada, sobre la mala ejecución de los soportes gráficos, no nos han dado respuesta. Sobre la terminación de las torres, nos dijeron que se iba a hacer en un 50%», señala Soza.

A 30 días de que este proceso llegue a su fin, quienes estuvieron detrás de la creación de este polémico memorial buscan hacer un llamado de atención dirigido al Serviu y a las demás entidades competentes. Aseguran que terminarlo de la forma en que se estipuló desde un comienzo no implicaría mayores gastos ni extensión de plazos. «Tiene que existir la disposición para que el memorial se termine, para que sea algo positivo», afirma Agustín Soza, asegurando que de lo contrario el verdadero problema es que los $2 mil millones que se invirtieron en su construcción –que desataron gran polémica por la inversión– «se tiren a la basura en vez de que esto se produzca de una forma positiva».

«En el memorial está representado algo más allá de la región. Está representada la idiosincracia de un país que vive en un entorno sísmico. Levantar un memorial emblemático de grandes dimensiones que recuerde la idiosincracia de los chilenos es algo tremendamente pertinente», concluye el arquitecto.

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