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Las tres derechas que vienen después de la elección según Pancho Díaz

Las tres derechas que vienen después de la elección según Pancho Díaz

La derecha neo-con, algo así como el Tea Party chileno, con las figuras tradicionales a la cabeza. La nueva derecha, a la que se incorporarán los jóvenes tecnócratas de RN y los independientes que dejará el actual gobierno, un sector que podría tender puentes con Bachelet. Y por último, la derecha corporativista, integrada por aquellos que fueron jóvenes lideres partidarios en los 90. «¿En qué derecha se afincará Sebastián Piñera?», plantea por último el autor.


En una columna publicada en el portal de la revista Capital, el asesor de gobierno de Michelle Bachelet, Francisco Javier Díaz, realizó un análisis a la crisis que atraviesa la derecha chilena, la que define como «política, electoral y moral».

«Política, porque la derecha no supo ni leer correctamente el contexto político, ni procesar adecuadamente sus diferencias internas. Crisis electoral, porque su opción presidencial se ha cancelado y arriesga una serie de doblajes parlamentarios. Crisis moral, porque sus dirigentes se ven confundidos y desganados, pero sobre todo, porque les pesa no haber dado respuesta coherente ante la crítica por su apoyo a la dictadura militar», asegura.

Una crisis que, asegura, desembarca en la decisión de emergencia que terminó con la ex ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, convertida en candidata presidencial del sector «sin pensar lo difícil que sería instalar un cuarto candidato presidencial en cuatro meses. Su campaña nunca pudo despegar».

A esto, afirma, se suma el pobre desempeño de la abanderada para la conmemoración de los 40 años del Golpe. «Matthei no estuvo a la altura de la reflexión histórica que todo el país realizaba. Quien sí lo captó fue Piñera y dio la estocada final, con lo de los cómplices pasivos, el plebiscito de 1988 y el cierre del penal Cordillera», explica.

Tanto la crisis como los errores que vinieron después conducirán el actual escenario hacia una división de la derecha actual en tres lineamientos, asegura Díaz.

«Una es la derecha neo-con, el Tea Party chileno, liderado por la UDI y sus figuras tradicionales, Novoa, Melero, Coloma, Lavín. Esa derecha planteará volver al ideario original: neoliberalismo económico y conservadurismo moral. Se afirmará en los clásicos, Friedman, Hayek, Jaime Guzmán; seguirá siendo ambigua frente a la dictadura, y se aferrará a la doctrina católica más ortodoxa, con mucho Legionario y mucho Opus Dei. Esta derecha es la que puede salvar más escaños en una posible debacle parlamentaria», afirma el experto. A este grupo se incorporarán figuras como José Antonio Kast, Ena von Baer, Ernesto Silva, Jaime Bellolio, Laurence Golborne, entre otros, y será la «feroz opositora al gobierno de Michelle Bachelet.»

La segunda línea es la nueva derecha. «Ahí estarán una serie de jóvenes tecnócratas RN e independientes del gobierno actual, en alianza con el movimiento Evópoli y el think tank Horizontal. Al grupo de Hernán Larraín Matte, Cecilia Pérez, Juan Carlos Jobet, Felipe Kast, parece querer sumarse parte de la vieja ala más centrista de RN, como Platovsky, Brahm y Hinzpeter. Amigos de la teoría del ‘nudge’ y el paternalismo libertario. Cosmopolitas, pragmáticos, abiertos en materia valórica, pero igualmente neoliberales en sus concepciones económicas. No pretenden justificar, ni de cerca, los crímenes de la dictadura militar. Esta derecha puede tender puentes con Bachelet para algunas reformas, pues sus dogmas en materia tributaria, educacional o constitucional son menores que en los neo-con», explica el ex asesor de Michelle Bachelet.

Por último, la tercera derecha se trata de una de índole corporativista, integrada por «la joven derecha de los 90, que hoy se parece a la vieja derecha de los 90. Porque en su estilo enojoso y caprichoso, Allamand se asimila cada vez más a Onofre Jarpa. Espina, Cardemil, Ossandón, Desbordes, el propio Carlos Larraín, son parte de un sector que hoy se afirma en los vínculos del pasado, del viejo agricultor, del viejo industrial, del viejo dirigente vecinal, del viejo militar, cuya influencia persiste en muchos territorios, pero que a la larga, tiende a desaparecer. Tiene una tentación a mano: la derecha populista. El antiguo Ibañismo, parte del Pinochetismo, parte del Lavinismo, que hoy capta parte del Parisismo. Horvath y Cantero ya dieron el paso. ¿Seguirá alguien más? La conducta de esta derecha para con Bachelet dependerá mucho de la suerte que corra su líder, Allamand. Pero muy probablemente seguirá una conducta de férrea oposición, porque su única apuesta para resurgir es que a la Nueva Mayoría en el gobierno le vaya mal», concluye finalmente el texto, no sin antes plantear la interrogante de «¿En qué derecha se afincará Sebastián Piñera?»

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