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«La épica de la asamblea constituyente y el sueño del poder constituyente originario se apagará» Carlos Peña señala que la gente no quiere grandes cambios al modelo:

«La épica de la asamblea constituyente y el sueño del poder constituyente originario se apagará»

Los discursos incendiarios y las propuestas radicalizadas que marcaron la campaña presidencial serán reemplazados «por la sencillez tranquila de reformas pactadas”, asegura el analista político, analizando los resultados de las elecciones del domingo. Bajo esta lógica, «¡Bachelet debe comprender que Chile vive una revolución de expectativas y no de estructuras!», afirmó.


«Nunca el debate presidencial había alcanzado el nivel radical que tuvo durante esta campaña; pero, al mismo tiempo nunca hubo menos participación en los últimos veinte años. Hay pues una obvia disonancia entre el carácter casi épico que se le quiso conferir por parte de alguna de las élites en competencia y una generalizada indiferencia por parte de la ciudadanía. Por supuesto esto puede deberse al voto voluntario; pero también a que la gente no comparte la épica casi final que se le quiso dar a esta elección», así interpreta el analista político, Carlos Peña, la baja participación (casi 50%) que registraron los comicios del domingo recién pasado. Esto en contraste con los discursos incendiarios que marcaron gran parte de la campaña presidencial.

El rector de la Universidad Diego Portales se mostró sorprendido con el 46% de adhesión que logró la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, cuando encuestas y personeros de la oposición vaticinaban el cincuenta y tanto por ciento de respaldo. «La idea de que ella poseía un liderazgo arrollador, como si su figura fuera la portadora de un nuevo movimiento histórico, se desvaneció. Ella es, por supuesto, una figura carismática, pero no la intérprete –como solió presentársela- de un movimiento subterráneo contra la modernización capitalista», explica Peña, en entrevista con Emol.

Así, el experto asegura que la clave para la segunda vuelta de la elección presidencial estará en cómo las candidatas definan su discurso. Matthei debe aprovechar de posicionarse como «la defensora de la modernización que se llevó a cabo durante los gobiernos de la Concertación y no sólo en la líder de la derecha histórica», asegura. En tanto, Bachelet «debe evitar sobre interpretar los movimientos sociales y estudiantiles y saber distinguir, ella y sus asesores, entre los movimientos subyacentes a la estructura social y los movimientos generacionales. ¡Bachelet debe comprender que Chile vive una revolución de  expectativas y no de estructuras!».

Peña sí valoró los resultados que obtuvieron candidatos como Franco Parisi (10,11%) y Marco Enríquez-Ominami (19,98%). Sin embargo, puntualizó que en el caso del abanderado del PRO, el gran problema «es que generaliza un sentimiento generacional (de grupos jóvenes, ascendidos e ilustrados) como si se tratara de un movimiento que subyace en el conjunto de la cultura pública: se equivoca», afirma, y luego asegura que «la mayor parte de la gente no descree de la modernización capitalista (como ME-O parece pensar) sino que quiere poner esa modernización a la altura de los ideales de meritocracia e igualdad de oportunidades que esgrime para legitimarse».

El analista político descartó además que la composición del nuevo Congreso, que integra ahora a varios de los ex dirigentes universitarios que lideraron el movimiento estudiantil en 2011 y 2012, vaya a ser un factor que motive la implementación y desarrollo de grandes reformas. «Ni la gente las quiere, ni la correlación de fuerzas lo permite. Habrá –ironía de ironías– reformas pactadas. La épica de la asamblea constituyente y el sueño del poder constituyente originario se apagará y será sustituida por la sencillez tranquila de reformas pactadas, obtenidas mediante consenso. Es la mediocridad afortunada de la democracia», explica.

Sin embargo, no descarta que Giorgio Jackson, Camila Vallejo, Gabriel Boric, entre otros, pasen a ocupar el rol de los díscolos del Parlamento. «La generación más ilustrada y más autónoma que ha tenido la historia de Chile (la que comenzó a marchar el 2006 y siguió el 2011) será un actor importante de la vida nacional, sin duda», explica Peña, pero advierte que «es un error –no hay que cansarse de repetirlo– confundir sus puntos de vista con los puntos de vista de la mayoría».

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