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Patricia Matte rechaza una nueva Constitución «que garantice los derechos universales para todos» Sólo es partidaria de cambios que no signifiquen un “borrón de todo lo logrado”

Patricia Matte rechaza una nueva Constitución «que garantice los derechos universales para todos»

«Si el Estado asegura un estándar mínimo a todos, lo que ocurre es que quienes más necesidades tienen no van a ver satisfechas esas necesidades por parte del Estado, ya que éste sólo otorga un estándar», argumentó la socióloga e integrante de uno de los conglomerados económicos más poderosos del país.


Contraria a una Constitución Política que «garantice los derechos universales para todos» se manifestó Patricia Matte, controladora junto a sus hermanos Eliodoro y Bernardo de uno de los conglomerados económicos más poderosos e influyentes del país.

La socióloga y consejera del Instituto Libertad y Desarrollo explicó, en una entrevista al vespertino La Segunda, que no le teme a la discusión sobre la base de consensos respecto a los cambios a la carta fundamental,  ni tampoco a la posibilidad que se impulse una reforma tributaria y educacional, siempre y cuando ello no implique hacer «un borrón de todo lo logrado por el país en los últimos años».

“Una Constitución es un diseño marco que debe adecuarse a todos los chilenos y yo no estoy para nada aterrada o asustada, para nada, con que se discuta y se busque una Constitución de consenso. Pero borrar todo y hacer una Constitución nueva que garantice los derechos universales para todos, no estoy de acuerdo. Las constituciones a la medida de un tiempo no son buenas, lo mismo ocurre con la reforma educacional”, argumentó.

Patricia Matte explicó que la suya es una lectura crítica de la forma cómo se han hecho las propuestas de políticas sociales. En ese sentido, señaló que «la focalización fue una idea de Chile que tomó el Banco Mundial y la transformó en la doctrina para que los países subdesarrollados salieran de la pobreza. Hoy veo con preocupación que la discusión se ha ido a lo que había antes: a los Derechos Universales; versus la focalización en los más pobres”.

Ejemplificó con la educación, indicando que si a ésta se le aplican derechos universales, «lo que ocurre es que aquel que tiene necesidades específicas no va a ser atendido según esas necesidades, con lo que todo termina volviendo a su origen».

En ese sentido, considera que «Chile no está en el nivel de desarrollo que permita garantizar Derechos Universales de calidad adecuada para el siglo XXI, porque quizás sí estamos capacitados para asegurar un estándar bajo (…)  Además, en las políticas sociales el diseño es algo demasiado trascendental para que sean efectivas. Si el Estado asegura un estándar mínimo a todos, lo que ocurre es que quienes más necesidades tienen no van a ver satisfechas esas necesidades por parte del Estado, ya que éste sólo otorga un estándar».

En ese esquema, dijo, » un niño que nace en una familia con un capital cultural muy bajo no va a ser bien atendido y, probablemente, el que tiene mayor capital cultural tampoco valore esa atención del Estado». Y remató: «Lo que temo es que estos Derechos Universales bajen el estándar de atención para los más necesitados».

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