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Carlos Peña: “En la derecha hay administradores y hombres de acción, pero le faltan grandes políticos” Por disputa entre Allamand y Piñera

Carlos Peña: “En la derecha hay administradores y hombres de acción, pero le faltan grandes políticos”

Sobre el electo senador, el académico y columnista afirma que carece de la “inteligencia de largo plazo para decidir. Demoró inútilmente su decisión de volcarse hacia la democracia al apoyar el Sí a fines de los ochenta; abandonó pronto su decisión de convertirse en el líder liberal que Chile aún añora (y en vez de eso, llegó a posar de opositor al divorcio); halagó al electorado en las primarias con un derechismo añejo; se alió con un conservador, Carlos Larraín, frente a Piñera; y ahora desata un debate que es, en realidad, un pliego de cargos”.


El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, considera que la disputa entre el electo senador por Santiago Poniente, Andrés Allamand, y el Presidente Sebastián Piñera demuestra el problema que tiene la derecha, afirmando que en el sector hay administradores y hombres de acción, pero “le faltan grandes políticos”.

En su habitual columna en El Mercurio, Peña explica que un administrador es capaz de moverse de forma cómoda entre los “laberintos de los hechos. No tiene el ánimo de transformarlos, sino solo de recorrerlos, de tratar con ellos dejándolos tal cual son”.

Sobre los hombres de acción, precisa que estos proponen cambios y cuentan con virtudes como una “voluntad firme, piel dura, sentido de la oportunidad, una leve carencia de los escrúpulos que detendría a una persona común y corriente”.

Sin embargo, sostiene que la derecha carece de políticos, debido a que el “gran político las ayuda a doblar de una vez la esquina de la historia o a abandonar las viejas creencias y sustituirlas por otras nuevas… En suma, el gran político (sea hombre o mujer) se compone de habilidad para actuar y de intelecto para decidir”.

De acuerdo a su tesis, Peña sostiene que es de políticos de lo que carece la derecha y dice que en el sector “abundan los simples administradores, los expertos en public policies y en management. Los ejemplos sobran. Casi todo el gabinete podría estar en esa lista que coronaría Sebastián Piñera”.

Y agrega que el mandatario es el “paradigma del administrador, del sujeto que se siente cómodo y a sus anchas con los hechos como son, que sabe moverse en medio de ellos, esquivarlos cuando son incómodos, sacarles ventaja”.

“En momentos de quietud, cuando se está en medio de esas largas mesetas que configuran el tiempo histórico, personas como Piñera funcionan de manera excelente: exprimen los hechos, las cosas como son, sin pretender modificarlas”, expresa.

El académico explica que, sin embargo, el problema para los administradores es que carecen de sensibilidad para ver cuando la historia “apura el tranco y se mueve más de prisa, cuando las nuevas generaciones, o la transformación de las condiciones materiales de la existencia, cambian las expectativas”.

Peña precisa que es ahí que las virtudes no sirven y “lo que era virtud cuando se trata de administrar, se vuelve severo defecto cuando se trata de conducir un cambio”.

A la vez, sostiene que Piñera será recordado como un administrador eficiente, pero a destiempo, porque le “tocó la época que sus habilidades de simple administrador merecían”.

Respecto a los hombres de acción, Peña coloca como ejemplo a Allamand, mencionando que “en él abundan todas las virtudes de quien ha hecho de la acción política su vocación (decisión fulminante, piel dura, amnesia frente al maltrato, carencia de escrúpulos a la hora de competir)”.

Sin embargo, afirma que carece de la “inteligencia de largo plazo para decidir. Demoró inútilmente su decisión de volcarse hacia la democracia al apoyar el Sí a fines de los ochenta; abandonó pronto su decisión de convertirse en el líder liberal que Chile aún añora (y en vez de eso, llegó a posar de opositor al divorcio); halagó al electorado en las primarias con un derechismo añejo; se alió con un conservador, Carlos Larraín, frente a Piñera; y ahora desata un debate que es, en realidad, un pliego de cargos”.

Peña concluye el desarrollo de su tesis señalando que “la derecha tiene un espléndido administrador, Piñera, y un notable hombre de acción, Allamand; pero carece de un gran político, de alguien capaz de sintonizar con el ruido sordo de la historia”.

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