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Los movimientos peruanos que apuntan a recuperar Arica el 2050 y el abandono en que la tiene Chile Triángulo terrestre genera primer conflicto con Perú post-La Haya

Los movimientos peruanos que apuntan a recuperar Arica el 2050 y el abandono en que la tiene Chile

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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Han pasado dos días desde que Peter Tomka, presidente de la Corte de La Haya, leyese durante casi dos horas el veredicto. Pero tras las declaraciones iniciales de “buena crianza”, ya está instalado un nuevo foco de tensión entre Chile y Perú. El triángulo terrestre y la pretensión del país vecino de tener una “costa seca” es el nuevo problema. Como mar de fondo, la frontera humana, Arica, manifiesta su abandono mientras el gobierno peruano no ha escatimado esfuerzos para potenciar Tacna con miras a su gran proyecto futuro.


El triángulo terrestre se está situando como el nuevo foco de tensión entre Chile y Perú tras el fallo de La Haya. Los actores políticos de ambos países han tomado rápidas y contrapuestas posiciones al respecto.

El Presidente Sebastián Piñera sostuvo que la Corte confirmó que “la frontera marítima comienza en el paralelo del Hito 1, ratifica el dominio chileno del triángulo terrestre respectivo”.

Ante esto, Ollanta Humala replicó que la Corte “no se ha pronunciado sobre la frontera terrestre, pues la controversia sometida a su jurisdicción era sobre la delimitación marítima”. Mientras que su canciller, Eda Rivas, fue más allá, afirmando que Perú tendría “unos 300 metros de costa seca. Si bien no es usual, hay 6 casos en el mundo, por diversas razones, donde hay costa seca”, aclarando que “(el triángulo terrestre) no está en controversia”.

A lo anterior, se suman las declaraciones del primer ministro peruano, César Villanueva: “Hay que hacer cotejos y coordinaciones con ellos, pero no negociaciones, ni formación de comisiones. Ya la implementación empezó por parte de nosotros y vamos a seguir”.

El influyente diario La República confirmaba ayer la posición peruana: “Tras reconocer la sentencia del tribunal internacional, el presidente Piñera formuló declaraciones que iniciaron esta discusión, al desconocer que el triángulo terrestre pertenece a Perú y ninguno estuvo en controversia”.

Así,  la posibilidad de que con el fallo de La Haya se acaben los “temas pendientes” entre ambos países, parece ser cada vez más un sueño lejos de concretarse. En este marco, ayer, en la sesión especial del Senado chileno para analizar el tema, algunos parlamentarios oficialistas plantearon que se debe evaluar la permanencia de Chile en el Pacto de Bogotá.

Uno de ellos fue el senador de la UDI por Arica y Parinacota, Jaime Orpis. “No podemos tener una Cancillería que sea incapaz de predecir estos escenarios. Porque precisamente de estos análisis depende adoptar decisiones políticas como, por ejemplo, el retirarnos del Pacto de Bogotá. Si no se zanjan los temas pendientes con Perú, yo prefiero que nos retiremos del Pacto de Bogotá para definitivamente sincerar nuestras relaciones, y saber dentro del año qué tienen los países que presenten todas las demandas. Es la única manera en que vamos a tener certeza”, dijo Orpis.

[cita]El mar de fondo del conflicto es que para una parte de la elite política y diplomática peruana aún está marcado el recuerdo de la Guerra del Pacífico, “ya que las tropas chilenas se quedaron y saquearon sus casas en ese tiempo”, comenta una fuente que ha estudiado el tema. “Ese es el origen del irredentismo que hay en Perú, que pretende recuperar el territorio perdido”, señala la misma fuente. [/cita]

El argumento del senador se basa en que “Chile ingenuamente, a mi juicio, confió en permanentes declaraciones, especialmente la del año 1999, en que Perú daba por terminados los temas pendientes con Chile. Mientras los gobernantes peruanos declaraban que no había asuntos pendientes, la cancillería peruana preparaba la demanda”.

La estrategia peruana parece estar tomando un lento viraje, comentan en los círculos de análisis internacional. Zanjada la disputa marítima, dicen, Perú comienza a enfocarse hacia el territorio con la reclamación de la “costa seca” y el triángulo terrestre, que está ubicado sólo a 14 kilómetros al norte de Arica.

Y esto porque el mar de fondo del conflicto es que para una parte de la elite política y diplomática peruana aún está marcado el recuerdo de la Guerra del Pacífico, “ya que las tropas chilenas se quedaron y saquearon sus casas en ese tiempo”, comenta una fuente que ha estudiado el tema. “Ese es el origen del irredentismo que hay en Perú, que pretende recuperar el territorio perdido”, señala la misma fuente.

El “IRREDENTISMO”

Ese  “irredentismo peruano” busca la recuperación de la zona de Arica, señala un analista internacional. Bajo esta mirada “resulta muy difícil que se acaben los temas pendientes”.

Para el historiador Cristián Gazmuri, esa visión es un problema “fundamentalmente político con muchas variables. Pero hay una muy importante: la población de Arica se siente profundamente chilena, al menos en la ciudad y creo que eso debería pesar mucho”, dice.

En los últimos años Perú se anotó importantes triunfos contra Chile en el plano internacional y político-estratégico, dicen en el mundo diplomático. Instalar a Chile como “mal vecino” a nivel internacional, acercarse a Brasil y Argentina, y la neutralización de Ecuador como aliado histórico de Chile de cara a la demanda en La Haya, son algunos logros peruanos.

Sin embargo, uno de los aspectos más exitosos ha sido el impulso al desarrollo económico de Tacna, ubicada cuarenta minutos al norte de Arica. Salvador Urrutia (PRO), alcalde de Arica, dice que Tacna refleja “nuestras falencias, es una ciudad con gran comercio y precios bajísimos. Acá es al revés, es una zona que está abandonada por el Estado chileno. Eso hace que todos los ariqueños viajemos para allá”, dice.

Aparte del comercio, Tacna cuenta con un servicio de salud barato y asequible, según cuenta Sergio Giaconi, gerente general de la Corporación del Desarrollo Arica y Parinacota (Cordap).  “Hay una política deliberada de atraer gente con servicios baratos en salud. Todo lo que es odontología y oftalmología es más barato. La gente va porque tiene esos servicios”, dice.

Por otra parte, Perú creó una ley de royalty minero para Tacna bajo la cual un porcentaje de los impuestos del sector se quedan en la región. “Hay parques y plazas muy bonitos. Es una inversión urbana muy importante y que se ve”, dice Urrutia.

Los esfuerzos de Perú para potenciar su ciudad fronteriza responden a una estrategia moderna y a largo plazo en la mirada de Sergio Giaconi. “Los peruanos han visto que fortalecer su frontera con gente es lo mejor, es un escudo humano. Son estrategias modernas de frontera. El crecimiento económico es la mejor forma de ganar territorio. Es algo que entendió muy bien Perú y por eso ha hecho una apuesta millonaria en Tacna”,  señala Giaconi.

Hace algunos años se supo de los informes reservados del entorno presidencial peruano, que señalaron que Lima debe tener todo listo para poder recuperar Arica de manera pacífica por la vía de una negociación hacia el 2050. Tacna surge como un punto estratégico y plataforma natural para la expansión al sur de la “Línea de la Concordia”.

La visión de que hay que “recuperar” los territorios perdidos nunca ha dejado de estar presente, dicen, en la elite de Perú. “Las señales son que una buena parte de la sociedad peruana jamás ha renunciado al territorio. No es el sentimiento de todos los peruanos, pero de que existe, existe”, señala una fuente del ámbito internacional.

ARICA INDIGNADA

“¡Arica, siempre Arica. Siempre Arica hasta morir!”. Un grupo de pescadores artesanales, junto a sus esposas, entonaron este lunes el himno de la ciudad nortina. Así esperaban en la caleta de la ciudad el fallo de La Haya.

A medida que se sabía el veredicto –que situó la frontera de Chile en las 80 millas, reduciendo en más de 22 mil kilómetros cuadrados la Zona Económica Exclusiva–, en la caleta perdían la paciencia.

Los pescadores “echaron” a las tres autoridades que llegaron al lugar, reclamando que “nunca han venido a la caleta y ahora aparecen”. El senador Fulvio Rossi (PS), el diputado Vlado Mirosevic (PL), y el alcalde Salvador Urrutia, tuvieron que irse bajo el abucheo de los presentes.

La caleta de Arica es, según sus propios trabajadores, una de las que más falencias tiene en Chile. El problema principal es el hacinamiento y la situación sanitaria. “No hay lugares de acopio, ni para darle valor agregado al producto, y faltan salas de ventas, hay muy poco espacio”, cuenta Sergio Guerrero, presidente del sindicato de pescadores artesanales de Arica.

El reclamo de las distintas organizaciones que el lunes marcharon por la ciudad del norte apunta a un aspecto más profundo: el abandono del Estado chileno de la ciudad fronteriza calificada como zona extrema.

“Tratamos de aprovechar la plataforma comunicacional para decirle al gobierno sobre el abandono de esta región y, en particular, en la pesca artesanal. Debería haber una política de Estado para sacar adelante esta ciudad. Nos estamos quedando chicos en comparación con Tacna. Ese es un asunto geopolítico”, dice Guerrero. “Le dijimos al gobierno que Arica va a despertar a lo mejor como un movimiento social, como Aysén, y van a tener que responder”, finaliza.

En la misma línea, el alcalde de la ciudad, Salvador Urrutia (PRO), dice que el fallo de La Haya los puso frente al espejo. “El ciudadano normal recapacitó, se indignó y protestó para mostrar el abandono de la ciudad. El abandono viene desde Pinochet. Ha habido un cierto interés del gobierno por mejorar la situación, pero no lo ha logrado. Quedó mucho pendiente, mucho por hacer. Esto es culpa de una política de Estado ausente”, dice Urrutia.

CIUDAD OLVIDADA

El sentimiento de abandono de Arica se remonta a los primeros años de la dictadura. Pinochet eliminó, en septiembre de 1976, la Junta de Adelanto de Arica (JAA), que había sido una exitosa experiencia de regionalización para la zona. La JAA recibía el 15% de los impuestos a la internación de bienes. Esto le permitió construir obras como el Estadio Carlos Dittborn, el puerto, Hipódromo y Casino Municipal de Arica, entre otras.

“Además, se cambió de modelo económico y eso debilitó la industria automotriz y electrónica fuertemente instalada en la zona. Desde ahí se aumentó la concentración en el centro del país”, señala Sergio Giaconi, de la Cordap.

Una visión similar comparte Udo Gonçalves, quien vive hace años en la zona y es presidente del Colegio de Periodistas de la región. “Ante un escenario bélico en el norte en paralelo con Argentina, Pinochet diseñó una estrategia geopolítica donde Arica se daba por perdida y Chile se replegaba hasta la quebrada de Camarones. Y ahí fue el gran desmantelamiento de Arica y todo se trasladó a Iquique”, dice Gonçalves.

Otra de las críticas que surgen desde varios dirigentes y actores de la región, es que hoy Arica es el “jamón del sándwich” entre las zonas francas de Iquique y Tacna, por lo que no puede competir en precios.

La descoordinación que existe entre los diversos organismos estatales, como consecuencia del centralismo, para la construcción e inversión pública, es una arista más de los problemas que afectan a Arica, de acuerdo a la mirada de Udo Gonçalves. “La mayoría de los ministerios están en la capital y su dirección viene desde ahí y no hay coordinación con los intereses propios de la región. Muchas veces se contraponen con proyectos regionales”, cuenta.

El 2029 es un año que preocupa a Sergio Giaconi. En junio de ese año Arica cumplirá su centenario. “Se van a sorprender con una Arica atrasada respecto de Chile y Tacna. La tarea del gobierno hoy es pensar que de acá al centenario la situación tiene que ser corregida. Que celebremos con un desarrollo a la altura de un país como Chile”, afirma Giaconi. Un desafío que no es menor para el Estado y para el que faltan apenas 15 años.

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