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Jóvenes belgas recorrerán 15 mil kilómetros contando cuentos a niños vulnerables y prestando ayuda social didáctica

Jóvenes belgas recorrerán 15 mil kilómetros contando cuentos a niños vulnerables y prestando ayuda social didáctica

El proyecto “Para una historia”, consta de dos etapas, siendo la primera las animaciones sobre cuentos, por lo que en todos los lugares que visitarán narrarán “El Principito”, donde no sólo se relatará la historia, sino que también la “vivirán” con los niños a través de juegos, dibujos y talleres.


Tres jóvenes belgas, quienes llegaron el pasado 28 de enero al país, recorrerán 15 mil kilómetros por Sudamérica con el claro y simple objetivo de llevar a cabo el proyecto independiente “Para una historia”, el cual consistirá en el relato didáctico e innovador de cuentos a niños vulnerables a través de actuaciones y recreaciones con disfraces.

“Partiremos desde Santiago en una camioneta el próximo 17 de febrero y volveremos a Chile en agosto. Nuestro cronograma de trabajo contempla ir a Perú, Ecuador, Bolivia y Argentina. En estos países visitaremos hogares de niños, escuelas y fundaciones. Junto con compartir con ellos nuestra experiencia del viaje, les iremos relatando historias entretenidas”, explica Natascha Delahaut (24), cientista política de la Universidad de Saint-Louis (Bruselas), una de las encargadas de la iniciativa y quien además participó hace cinco años en un proyecto humanitario durante un año con niños de Panamá.

El proyecto “Para una historia”, consta de dos etapas, siendo la primera las animaciones sobre cuentos. Así, los jóvenes belgas en todos los lugares que visitarán, narrarán “El Principito”, donde no sólo se relatará la historia, sino que también la “vivirán” con los niños a través de juegos, dibujos y talleres.

“Hemos elegido este cuento porque creemos que es parte de la infancia de todos los niños del mundo y también habla de valores importantes como la amistad y el heroísmo. Estos conceptos los queremos compartir durante nuestro viaje en Sudamérica”, afirma Delahaut.

Como segundo paso, los jóvenes viajeros ayudarán a las organizaciones que los hospedarán en sus diferentes destinos con el dinero que recaudaron en Bélgica antes de venir a Chile.

“La labor en cada uno de estos lugares, dependerá de las necesidades de cada una de las instituciones”, comenta Adeline Cooreman (24), otra de las encargadas del proyecto, quien hace poco terminó sus estudios de Derecho en Bélgica y quien se declara como una apasionada por la lectura.

Vocación social

Según comentan los jóvenes, eligieron comenzar el trayecto en Chile,  ya que es un país seguro. También, el hecho de comprar un auto, fue muy fácil. A renglón seguido, explican que la idea nació hace un año y medio cuando terminaron sus estudios universitarios.

“El proyecto se gestó como una idea tras una conversación que tuvimos. Queríamos viajar antes de trabajar pero con un objetivo bien definido y así ganar experiencia de vida. Para nosotros los niños son muy importantes y nos dimos cuenta que las historias didácticas son el medio más acertado para que aprendan e interactúen entre ellos”, argumenta Tom Hanot (23), el tercer integrante de la labor solidaria y que es licenciado en Ingeniería y que se unió al proyecto “luego de que mi entorno en Bélgica me convenció de que tenía que viajar por el mundo antes de comenzar mi vida profesional”.

De acuerdo a lo que señalan los belgas,  su vocación social nació de los grupos de Scout en los que participaron por cerca de 15 años en su país.

“En este contexto, aprendimos a proteger y a realzar la labor educativa didáctica de los niños”, sostiene  Natascha Delahaut.

Como experiencia en este tipo de trabajos, la joven belga cuenta que el 2007 vivió en Panamá y ahí enseñó a los niños con discapacidades a escribir, leer y hablar. Esa vivencia la incentivó para hacer otra labor de esta índole, pero esta vez en Sudamérica.

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