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Magro crecimiento económico arruina la fiesta de despedida de Piñera IMACEC de 1,4 en enero torpedea clima triunfalista y estrategia de reelección

Magro crecimiento económico arruina la fiesta de despedida de Piñera

Sin una gota de sobriedad, al contrario, en la lógica de los magnates caribeños, el Presidente tenía diseñada una salida del mando con fanfarria. Giras, cortes de cinta, copamiento de medios y mucha bullanga exitista venían siendo los ingredientes. Pero los malos números entregados ayer por el Banco Central, que confirman la desaceleración, son un balde agua fría sobre el principal chiche del legado piñerista: el crecimiento económico y el empleo.


Hasta en los peores momentos de la administración piñerista, las cifras económicas fueron su principal fortaleza y durante estas últimas semanas, han sido el caballito de batalla de la estrategia diseñada por La Moneda para concluir el gobierno con una “sensación de éxito”. Pero ayer el Banco Central dio a conocer la cifra oficial del IMACEC de enero, que vino a “aguarle” los planes a Sebastián Piñera de salir el 11 de marzo de Palacio y entregar la banda en medio de un despliegue comunicacional que lo deja instalado en el mejor lugar de la pole position de la derecha con  miras al 2017.

El IMACEC de enero alcanzó una variación de 1,4%, por debajo de las expectativas del mercado, lo más bajo desde hace exactamente cuatro años, cuando llegó Piñera a La Moneda tras el catastrófico terremoto del 27 de febrero. Esto significa, en términos económicos, que se enfrió el consumo por segundo mes consecutivo y que se contrajo la inversión en los rubros de la industria, el comercio mayorista y la minería.

Rápidamente el gobierno trató de revertir el balde de agua fría que significó esta cifra.  El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, le echó la culpa al paro portuario que “incidió en forma puntual en un menor crecimiento en enero”, y su par de Interior, Andrés Chadwick apuntó al futuro gobierno que asume la próxima semana y al nerviosismo que generan los cambios institucionales que se anuncian.

Era lógico salir a ponerse el parche en la herida si desde la derecha y el propio gobierno reconocen que la estrategia de Palacio ha apuntado, estas últimas semanas, a sentar las bases, los pilares del piñerismo, cuyo eje central es el discurso de asegurar el crecimiento económico y la generación de nuevos empleos.

“Lo que sé que está intentado establecer son los pilares de su retorno sobre la base del crecimiento económico y la generación de empleos; son los aspectos con los que apuestan a hacerle sombra y contraste a Michelle Bachelet estos cuatro años”, confiesan en el gobierno y, en ese entendido, las cifras del IMACEC claramente son un tropiezo para estos planes.

[cita]A nivel de asesores de gobierno y en la Alianza son varios los que consideran que el despliegue “ha sido mucho”, que se ha “exagerado”, que ha pecado de “excesivo protagonismo”. Algunos consideran que después del “acto político” que fue la cuenta del lunes 3, un intento por “consolidar el piñerismo”, no debió seguir el despliegue comunicacional, porque se ha visto –acotó un asesor de gobierno– como uno de esos invitados de piedra, ese que llega el final de la fiesta y no se quiere ir.[/cita]

No fue gratuito ni casual que ayer mismo saliera el futuro equipo económico de Bachelet, precisamente, a marcar el punto. El próximo ministro de Hacienda, Alberto Arenas, señaló con claridad que  la desaceleración de la economía es “justamente lo que dijimos en nuestro diagnóstico de 2013 y está en nuestro programa de gobierno: aquí hay efectos externos y hay ciclos internos”.

En la derecha dicen que las críticas al despliegue de Piñera y las cifras de sus logros provienen de la Nueva Mayoría, pero no de las futuras autoridades de gobierno y eso es un matiz no menor, porque refleja que aplicarán la estrategia de la “indiferencia” con el saliente Mandatario. “El mayor error de este gobierno fue estar obsesionado con el gobierno anterior, fuimos nosotros mismos los que no dejamos que la gente olvidara a Bachelet”, agregan en el oficialismo.

“Todo indica que las nuevas autoridades no cometerán ese error de estar comparándose y van a ignorar a Piñera”, añadieron en la derecha. Incluso, destacaron que la opinión de Arenas sobre la desaceleración de la economía no apuntó a Piñera, sino que al hecho en sí. Fue el presidente del PS el que puso el acento en que el IMACEC desmiente “este show que hemos conocido en este  último tiempo del Presidente, que ha recorrido Chile tratando de mostrar lo que no es, un país que queda en una situación espectacular, lo que no es cierto. Yo entiendo que el Presidente está haciendo su precampaña presidencial para 4 años más, pero de ahí a exagerar la situación en el país, creo que hay un abismo que este Presidente transita con mucha facilidad y casi con frivolidad”, dijo.

Invitado de piedra

Ya sorteado el complejo fallo de la Haya a finales de enero, lo que se ha visto el resto del verano son giras regionales de despedida del Presidente, un Piñera que tiene hasta cuatro pautas de actividades públicas diarias, en las que más que un Mandatario parece una suerte de candidato, uno que anda en bicicleta, critica al Poder Judicial, anuncia proyectos a destajo.

Desde el 11 de febrero, Piñera inauguró el Polideportivo de Panguipulli y realizó la cuenta pública para la región de Los Ríos. Luego vino la ceremonia de colocación de la primera piedra de la restauración de la Catedral Metropolitana, la gira de despedida por el norte grande del país, donde visitó Arica y Parinacota, con  inauguración del nuevo Estadio Carlos Dittborn mediante.

Después fue a la región de Tarapacá, estuvo en la cuenta pública de Antofagasta e inauguró el polideportivo “Juan Álvarez Rubiño” en la ciudad de Mejillones. Además, en Coquimbo el corte de cintas siguió con el nuevo Terminal Portuario y las dependencias de la segunda comisaría y en la Tercera Región inauguró otro polideportivo, en Vallenar, y dio el vamos a la ampliación de la Ruta 5 en el sector Copiapó-Toledo.

La semana siguiente fue a la regiones de O’Higgins, del Maule, del Bío Bío  y de la Araucanía, donde hubo más cuentas públicas, inauguraciones de aeropuertos –sin terminar el de Freire–, de hospitales, polideportivos y muchas obras vinculadas al legado Bicentenario.

Fue en una de esas actividades en el sur, en la Región de Los Lagos, que la escena que se registró con el senador electo de la UDI, Iván Moreira, grafica en todo su esplendor la “tónica” de estas giras. El futuro senador aprovechó y le dijo: “Presidente, grabemos la franja aquí”, aludiendo a su posible retorno en las presidenciales del 2017 y desatando las risas al unísono de la delegación de gobierno presente.

Este lunes 3 de marzo en la tarde vino el balance de Piñera en La Moneda. Casi una hora de discurso, con claro acento y objetivo políticos: instalarse como líder de la oposición.

En el gobierno no hay nadie que no reconozca que todo Mandatario tiene el derecho a hacer su balance, que era “obvio”, que las giras de despedida fueron el cierre de un ciclo, ya que así partió su mandato y que, como algunos de sus antecesores, optó por gobernar hasta el último momento. Incluso, agregan, es lógico que en el caso de Piñera se quiera tratar de salir “arriba” y dar la impresión de éxito, sobre todo –agregan en La Moneda– cuando se llega al fin del gobierno con cerca de un 50% de aprobación en la última encuesta Adimark, en circunstancias que hace un año el escenario no era para nada tan auspicioso.

Pero a nivel de asesores de gobierno y en la Alianza son varios los que consideran que el despliegue “ha sido mucho”, que se ha “exagerado”, que ha pecado de “excesivo protagonismo”. Algunos consideran que después del “acto político” que fue la cuenta del lunes 3, un intento por “consolidar el piñerismo”, no debió seguir el despliegue comunicacional, porque se ha visto –acotó un asesor de gobierno– como uno de esos invitados de piedra, ese que llega el final de la fiesta y no se quiere ir.

En  la semana, el electo senador de RN Manuel José Ossandón puso, una vez más, el dedo en la llaga a Piñera. “Esto es como una celebración, un gerente que celebra con sus trabajadores pero estamos todos despedidos, aquí falta un mea culpa (…) este es el primer gobierno en la historia de Chile que pierde las tres elecciones, las municipales, las parlamentarias y la presidencial por barraca (…) ha sido uno de los peores gobiernos en la historia de Chile en términos políticos”, sentenció.

El crudo análisis de Ossandón apunta a dos características que ha tenido el piñerismo: el exceso de protagonismo y la falta de sintonía con los partidos, según reconocen en RN.

En La Moneda está aglutinado el piñerismo duro, que defiende a raja tabla la estrategia de la despedida, que argumentan que hay “satisfacción” por lo hecho, que son sus adversarios lo que ven intenciones de campaña en este cierre del gobierno, pero que, en todo caso, dicen que están dispuestos a volver en cuatro años más si el Mandatario se lanza otra vez el 2017.

Agregan que Ossandón hace una lectura equivocada, que la derrota en la presidencial de diciembre era algo que “siempre se supo que se iban perder, porque Bachelet era una candidata demasiado potente, era imposible ganarle”.

En todo caso, ese argumento calza perfecto con los críticos de Piñera en la derecha, que advierten que la estrategia del círculo de hierro del Mandatario es endosar la responsabilidad de las derrotas electorales a los partidos de la Alianza, lavándose las manos, dicen, mientras que los triunfos, el 2010, “son sólo de Piñera”.

Mucha Challa

“Hoy día tenemos la alegría y el privilegio de estar inaugurando este nuevo aeropuerto, más moderno…”, alcanzó a decir Piñera, hasta que un asesor lo interrumpió para entregarle un pequeño papel. Cuatro segundos de silencio y el Presidente vuelve a hablar. “Me dicen que no lo estamos inaugurando técnicamente, eso es lo que dice el papel. Para mí como Presidente, que sólo me quedan algunas semanas, siento que sí lo estamos inaugurando”, aseguró, saliendo del paso en pleno corte de cinta de la pista del nuevo aeropuerto internacional de Freire en La Araucanía, el pasado 26 de febrero.

El percance no lo detuvo ni tampoco a su agenda, aunque esta ha sido la tónica de los últimos meses de gobierno, porque durante febrero Piñera inauguró diversos proyectos que debieron haber sido entregados con anterioridad o que aún no están completamente terminados.

Según el estudio “Del dicho al hecho”, publicado esta semana por la Fundación Ciudadano Inteligente, el gobierno de Sebastián Piñera ha cumplido sólo con un 30% de las promesas de campaña y los anuncios hechos en los cuatro discursos de 21 de mayo. Esto significa que sólo 65 de las 219 promesas únicas fueron ley. Una de las áreas más críticas fue Obras Públicas en donde, dejando a un lado los trabajos de reconstrucción del terremoto de 2010, existe un 0% de cumplimiento en cuanto a lo prometido.

Uno de los proyectos estrella de Piñera –anuncio de 21 de mayo– era el de los brazaletes electrónicos para los condenados por delitos de connotación sexual y los autores de violencia intrafamiliar. Una idea que quiso instalarse como una “revolución tecnológica” en la prevención y resguardo de víctimas, manteniendo vigilados –a través de GPS– a los agresores.

Según informó ayer Radio Bío Bío, el sistema que impulsó el Gobierno, con afiches y difusión comunicacional, no pasó las pruebas de chequeo, porque la pulsera electrónica tiene graves errores, como marcar el posicionamiento del condenado hasta 35 kilómetros de distancia del lugar donde realmente está, mala señal en el metro o que la señal llega hasta con dos horas de atraso. O sea, un agresor podría matar a su víctima, con el brazalete puesto, y el software lo registra en otra parte. Para muestra un botón de que a veces hay mucho ruido, pero pocas nueces.

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