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El último acto en el teatro mexicano del narco: la captura de “El Chapo” ANÁLISIS

El último acto en el teatro mexicano del narco: la captura de “El Chapo”

Que Joaquín “El Chapo” Guzmán esté tras las rejas genera la sensación de que se está avanzando en la lucha contra el crimen organizado en México. Pero que el capo esté en prisión no es garantía de que el Cartel de Sinaloa deje de funcionar. Su estructura horizontal, sin un líder que concentre la dirección del negocio, permite que el dinero de esta transnacional siga fluyendo en los más de 50 países en que opera. Además, un ex agente de la DEA descarta que la captura del capo haya sido un golpe al narcotráfico, debido a que todo sería parte de un pacto entre el gobierno de Enrique Peña Nieto (PRI) y el narco.


Son las 19:15. Javier Camberos, “El Chito”, empleado del área de mantenimiento del Penal de alta seguridad de Puente Grande, del Estado mexicano de Jalisco, recorre los pasillos del penal empujando un carro de lavandería. Camberos sale del módulo 3, atraviesa pasillos, puertas de seguridad y las seis torres de vigilancia hasta llegar a la zona donde se retira la basura. Del interior del carro de lavandería sale un hombre y se mete en la maleta de un viejo Chevrolet Montecarlo. “El Chito” enciende el motor, acelera y enfila por la carretera que va a la ciudad de Zapotlanejo. Es la noche del 19 de enero de 2001, pero recién al día siguiente los mexicanos se enterarán de que el hombre que iba oculto en ese carro de lavandería era Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa, quien burló en 13 minutos todas las medidas de seguridad, dejando en ridículo al sistema penitenciario mexicano.

“No van a servir todas las rejas y millones de pesos en sistemas de seguridad, si los presos se salen por las puertas. Alguien ha dicho que el señor Guzmán no se escapó, lo sacaron, y tienen razón”. Así declaraba ante la prensa Jorge Tello Peón –el por entonces subsecretario de seguridad pública del gobierno del presidente Vicente Fox (PAN)– por la fuga de “El Chapo”, dejando en claro que la huida del capo había sido gracias a la corrupción que campeaba al interior del penal, en donde incluso se ha dicho que la orden de sacar al narcotraficante vino de las más altas esferas de poder.

Ver nuevamente a “El Chapo” Guzmán esposado, cabizbajo y sometido, era algo que México había soñado por más de 13 años desde su fuga en el 2001. Aunque la imagen que mostraron los medios el pasado 22 de febrero era elocuente y no había dudas de que se trataba del mismísimo líder del Cartel de Sinaloa, las sospechas y las dudas por la captura del criminal más buscado del mundo, sin que se disparase un solo tiro, no se hicieron esperar. Esto es comprensible en un país como México, en donde la gente tiene la sensación de que la lucha contra el narcotráfico que emprende el Estado es inútilen donde cada una de las partes ha sabido respetar el guión de esta representación teatral. Es por esto que la captura de “El Chapo” es considerada sólo otra puesta escena, ya que están acostumbrados a que el hábitat natural de los narcos no sea precisamente la cárcel, y si por alguna razón caen tras las rejas, de seguro pronto algo ocurrirá que los deje en libertad.

Los mitos y teorías de la conspiración son algo recurrente en el mundo del narcotráfico. Lamentablemente, en México la fuerza de los hechos –millones de dólares que mueven extorsiones, secuestros, corrupción, desmembramientos y enfrentamientos a plena luz del día– hace que el mito se cristalice y se convierta en una realidad.

EL PACTO QUE ASEGURÓ LA CAPTURA

Muchos quedaron asombrados cuando supieron que a “El Chapo” lo habían capturado vivo. Tomando en cuenta la magnitud de información que el líder del cartel de Sinaloa posee, si decidiera hablar de seguro comprometería a jueces, políticos y policías que han colaborado con el narcotráfico. Además, como declaró ante la justicia su escolta Jesús Castro Pantoja, luego de la fuga de Guzmán desde la cárcel de Puente Grande en el 2001, al capo le aterrorizaba ser extraditado a Estados Unidos y juró que si corría peligro de caer preso se pegaba un tiro. Por esto, el hecho de que fuera apresado con vida, deja la puerta abierta para pensar que su captura fue pactada. O, por lo menos, un trato en una reconfiguración del acuerdo anterior.

El pacto habría sido que, si se capturaba a “El Chapo”, no se le extraditaría a Estados Unidos, país donde el capo tiene cargos relacionados con narcotráfico, lavado de dinero, entre otros. Así lo aseguró el ex agente de la DEA Héctor Berrélez, en una entrevista a la agencia EFE.

[cita]Por esto no es descabellado pensar que tienen razón los que aseguran que la captura de “El Chapo” es parte de un pacto entre las autoridades mexicanas y el narco, en donde un gobierno siempre necesita, cada cierto tiempo, atrapar a algún “jefe de jefes” del crimen organizado para dar la señal de que se está avanzando en la guerra contra el crimen organizado, pero, eso sí, siempre asegurándose que la maquinaria siga generando dinero. Así lo afirma Moisés Naím, ex director ejecutivo del Banco Mundial  y ex ministro de Comercio e Industria en Venezuela: “El dinero negro equivale al 10% del Producto Interno Bruto mundial”, en donde la economía no podría sobrevivir sin la economía sumergida. En algunos países este mercado ilícito incluso supera el 40% del PIB.[/cita]

«Él sabía que lo iban a arrestar porque siempre traía como 200 hombres protegiéndolo, incluyendo militares. Y como se decidió que Guzmán, por sus tendencias tan violentas, ya no iba a ser protegido, le dijeron: o entras a la cárcel o vas a morir, porque te vamos a quitar toda la escolta», dijo Berrélez.

El ex agente también se refirió a la liberación, el pasado 9 de agosto, de Rafael Caro Quintero, líder del desaparecido cartel de Guadalajara quien fue arrestado en 1989 acusado del secuestro, tortura y asesinato  del agente encubierto de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, en 1985. «Ahora va a reinar como capo de capos, Caro Quintero. Cuando arrestaron a Ernesto Fonseca y a Caro Quintero, les dejaron el reino a cuatro personas: Ismael “El Mayo” Zambada, Juan José Esparragoza “El Azul”, Amado Carrillo Fuentes y “El Chapo”. Pero la condición era que si salían iban a tomar el reino», dijo Berrélez.

Caro Quintero fue dejado en libertad por un tribunal de Jalisco, bajo el argumento de que «no debió ser enjuiciado en el fuero federal por el asesinato del agente de la DEA», sino que en uno local. Después de dos décadas en prisión, el capo del cartel mexicano que hizo posible el estratégico vínculo con los narcos colombianos en los 80 y el que entendió que tiene más poder el que distribuye que el que produce, fue dejado en libertad por un “error en el proceso”.

Berrélez es uno de los tres ex funcionarios de la DEA y la CIA que hace un par de meses aseguraron que el homicidio de Enrique Camarena fue ordenado por el propio gobierno de Estados Unidos, ya que había descubierto que la CIA se quedaba con parte de las ganancias del narcotráfico para financiar a los Contras,  los grupos armados que lucharon contra los Sandinistas en Nicaragua en la década de los 80.

“Fui yo quien dirigió la investigación de la muerte de Camarena. Durante esta investigación descubrimos que algunos efectivos de una agencia de inteligencia de Estados Unidos, infiltrados en la DFS (la mexicana Dirección Federal de Seguridad), participaron también en el secuestro de Camarena. Dos testigos identificaron a Félix Ismael Rodríguez. Ellos eran de la DFS y nos dijeron que incluso él (Rodríguez) se había identificado como ‘inteligencia norteamericana’”, aseguró Berrélez.

PUESTAS EN ESCENA EN TORNO A ‘EL CHAPO’

Son las 3:45 de la tarde del 24 de mayo de 1993. El cuerpo del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, yace en el asiento de copiloto de un Grand Marquis blanco. El clérigo perdió la vida en medio de un fuego cruzado entre los cárteles de Sinaloa, encabezado por “El Chapo” Guzmán, y el de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix, en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara. El gobierno de la época, encabezado por Carlos Salinas de Gortari, aseguró que fue una muerte “accidental” en medio del fuego cruzado entre los dos grupos criminales. El cártel de Tijuana habría confundido a Posadas con “El Chapo” Guzmán.

Un testigo que se encontraba en el lugar, asegura que vio el Grand Marquis blanco del arzobispo rodeado por varios hombres, uno de los cuales le vació el cargador de su ametralladora. Es decir, según esta versión, lo atacaron de manera deliberada. En la autopsia se determinó que el clérigo recibió 14 impactos de bala a quemarropa.

En 2011, luego de nueve años en prisión, Benjamín Arellano Félix, uno de los hermanos líderes del cartel de Tijuana, rompió su silencio. El ex narcotraficante responsabilizó al ex director general de la Policía Judicial Federal, Rodolfo León Aragón, de haber ordenado la ejecución de Posadas Ocampo.

Esto se suma a la versión de Juan Sandoval Íñiguez, quien ocupó el Arzobispado de Guadalajara luego de la muerte de Posadas Ocampo, y que siempre ha dicho que el homicidio fue premeditado. Sandoval afirmó que “peces gordos de la política” estaban involucrados en el homicidio, quienes querían callar al religioso por la información que tenía de funcionarios involucrados en el narcotráfico.

Dos meses después del homicidio de Posadas Ocampo, “El Chapo” fue capturado y encerrado en el penal de Puente Grande. Pero ocho años después, el 19 de enero de 2001, el líder del cartel de Sinaloa se fugaba de la cárcel. Por el escape del capo fueron procesados el ex director del penal, Leonardo Beltrán Santana, y otros funcionarios del recinto, quienes pasaron nueve años en prisión.

Dentro de los procesados, está Javier Camberos Rivera, el hombre que sacó a “El Chapo” en el carro de lavandería. Actualmente cumple una condena de más de 25 años.

Al igual que la versión oficial del gobierno sobre el homicidio del cardenal Posadas Ocampo, la fuga de “El Chapo” en 2001 ha sido desmentida ya por varias fuentes, dejando la sospecha de que es otra puesta en escena montada por el Estado. La periodista Anabel Hernández publicó hace unos años el libro Los señores del narco, investigación periodística de más de cinco años, en donde asegura que la fuga del líder del cartel de Sinaloa no fue como se ha sostenido todos estos años.

“He podido documentar que El Chapo no se fue con El Chito, que es el custodio que se supone lo subió en el carrito de lavandería y que lo sacó a escondidas del penal. Eso no fue así. De acuerdo a las declaraciones ministeriales El Chito sale del penal a las 8:30 de la noche y El Chapo fue visto todavía dentro del penal por los custodios y empleados a las 9:30 de la noche cuando se mete a un consultorio médico que estaba a unos cuantos metros de la puerta de salida. El Chapo contó que el 20 de enero y no el 19 fue cuando salió del penal de máxima seguridad. Que una vez que se hizo todo el cerco policial ante la alarma de la supuesta fuga, es ese cerco policíaco el que le abre la puerta y le dicen “salga señor” y salió vestido de policía en un vehículo oficial”.

NARCO S.A.

La diferencia de los carteles colombianos con los de México, es que estos últimos entendieron que la cocaína es simplemente otro producto que se transa en el mercado, por lo que deben jugar con las mismas reglas del libre mercado. Por esto, decir que el cartel de Sinaloa es otra banda de narcos es un error que no permite dimensionar el nivel y a la escala en que se mueve. El cartel de “El Chapo” se ha convertido en una verdadera transnacional, la cual se encuentra operando en más de 50 países, en donde exporta e importa diversos productos y servicios como lo haría Walmart o Coca-Cola. Desde Colombia, pasando por México, traslada cocaína a Europa y los Estados Unidos y, desde este último a México, importa armas. Desde Asia interna precursores para cocinar la cocaína, gracias a los contactos que tiene con la industria farmacéutica oriental.

Tiene una estructura horizontal, donde no hay un único líder que dirija todo el negocio. Si bien la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán es un golpe mediático que genera buenos dividendos políticos para el gobierno de Enrique Peña Nieto, el cartel sigue operando. Esto por sus “compromisos comerciales” en la industria, en donde sus ganancias representan gran parte de los 50 mil millones de dólares que genera el narcotráfico en México.

Y es precisamente el narcotráfico y sus negocios paralelos lo que ha puesto a México como el segundo país de la región –sólo superado por Brasil– que más dinero lava, alcanzando los 1.1 trillones de dólares, lo que equivale al 3.6% del Producto Interno Bruto del país, según un informe de Havoscope.

Este dinero es sabido que es ocupado para corromper al que se le ponga enfrente, desde policías, Ejército, jueces y políticos. Incluso la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto habría sido financiada por el cartel de Sinaloa, como lo aseguró el ex director de la DEA, Phil Jordan: «Está documentado en las campañas pasadas del PRI. “El Chapo”, Caro Quintero, todos le dieron dinero a quien estaba corriendo para presidente. Hay reportes de inteligencia que indican que el Cártel de ‘El Chapo’ está muy metido en la política».

Respecto a la detención del capo, Jordan dijo que algo malo pasó entre el PRI y el narco. “No sé por qué lo arrestaron cuando estaba pagando millones de dólares para que no lo arrestaran, así como pagó millones de dólares para que lo dejaran salir la última vez. Tiene todo el dinero del mundo».

Por esto no es descabellado pensar que tienen razón los que aseguran que la captura de “El Chapo” es parte de un pacto entre las autoridades mexicanas y el narco, en donde un gobierno siempre necesita, cada cierto tiempo, atrapar a algún “jefe de jefes” del crimen organizado para dar la señal de que se está avanzando en la guerra contra el crimen organizado, pero, eso sí, siempre asegurándose que la maquinaria siga generando dinero. Así lo afirma Moisés Naím, ex director ejecutivo del Banco Mundial  y ex ministro de Comercio e Industria en Venezuela: “El dinero negro equivale al 10% del Producto Interno Bruto mundial”, en donde la economía no podría sobrevivir sin la economía sumergida. En algunos países este mercado ilícito incluso supera el 40% del PIB.

“El Chapo” lleva recién unas semanas en la cárcel, lejos del escenario que lo ponía como actor principal del narcotráfico. Aún está por verse si cumplirá su condena tras los barrotes o si, al igual que hace una década, saldrá libre bajo la mirada de los gobiernos, iniciando otro acto dentro de este teatro.

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