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Bachelet responde las críticas de la élite por su programa de gobierno: “No soy un beata, no creo en dogmas” Dice que para generar confianza hay que cumplir las promesas

Bachelet responde las críticas de la élite por su programa de gobierno: “No soy un beata, no creo en dogmas”

La mandataria explica que la gente que tiene desconfianza “se imagina que uno no hará nada, que no va a cumplir. No; la gente que me apoyó no lo hizo ni por mi cara ni por mi color de pelo, sino porque confía en el plan de gobierno y yo tomé un compromiso”.


La Presidenta Michelle Bachelet afirma que los próximos cuatro años de su mandato están llenos de desafíos vinculados con una suerte de impaciencia social, por lo que es necesario generar canales de comunicación y de diálogo para avanzar en el plan presentado a la ciudadanía, respondiendo de paso a la élite política por su programa al afirmar que “yo no soy una beata, no creo en dogmas, pero creo en compromisos que se cumplen”.

La mandataria sostiene que su programa plantea reformas para mejorar la democracia, ampliar los derechos, que entregue mayores oportunidades y que sea más justa.

“La experiencia internacional me permitió mirar y conocer otras realidades interesantes; también pude ver lo que hay que hacer, y eso me hace estar mejor preparada, a pesar de que tengo plena conciencia de los próximo cuatro años son muy llenos de desafíos muy vinculados con una suerte de impaciencia social”, menciona en entrevista en El Mercurio.

En cuanto a las amenazas que se aprecian en el camino, la jefa de Estado sostiene que existen sectores que sienten que los cambios tienen que hacerse de un día para otro, “pero la realidad es que requieren de un proceso legislativo, asegurar bien el financiamiento; incluso en muchos de ellos no basta con tener una ley aprobada. Tenemos buena gente, vamos a tener los recursos y estamos conversando con los distintos actores  involucrados, por ejemplo en educación, para recoger planteamientos, pero también avanzar”.

Y agrega que “el problema sería que las expectativas estén más dominadas por la impaciencia o por la desconfianza. Porque hay sectores que no confían; creen que no vamos a cumplir el programa de gobierno”.

Explica que para lograr dichas confianzas es necesario generar los canales de comunicación, de diálogo, pero advierte que “a veces el diálogo no fructifica y eso es parte de la vida, porque hay gente que quiere cosas que son imposibles. Pero los canales tienen que ser permanentes, fluidos”.

En ese sentido, Bachelet señala que cuando se habla de diálogo, la gente que tiene desconfianza “se imagina que uno no hará nada, que no va a cumplir. No; la gente que me apoyó no lo hizo ni por mi cara ni por mi color de pelo, sino porque confía en el programa de gobierno y yo tomé un compromiso”.

Ante la consulta de cómo piensa arbitrar la impaciencia y la desconfianza de los movimientos sociales, la mandataria explica que es necesario generar los canales de relacionamiento y de expresión de los movimientos sociales, “porque los cambios se van a hacer, pero no son de un día para otro”, agregando que la primera marcha convocada para el 22 de marzo no la ve como una amenaza a su gobierno.

En cuanto a las críticas de Genero Arriagada respecto a que el programa puede transformarse en una beatería que excomulga a quienes no lo apoyen, Bachelet sostiene que para recuperar la confianza en las instituciones hay que cumplir lo que se dice y “está bien analizar alternativas para llegar a los objetivos propuestos. Una cosa distinta pretenden aquellos que dicen tener diferencias, pero en el fondo creen que no hay que hacer las cosas. Yo no soy una beata, no creo en dogmas, pero creo en compromisos que se cumplen”.

“No se trata de “ponerle velitas”, pero representa lo que Chile necesita para que podamos seguir avanzando en una democracia más estable, más desarrollada, hacia un país con más oportunidades, que nos permita también crecer en la economía. Para mí este es un tema de justicia, pero también tiene un factor económico de desarrollo del país”, explica.

Y remata con que el programa se logró a través de un acuerdo y que se armó a través de las bases, “no fue hecho por un grupito de expertos en una oficina”.

En cuanto la polémica ocurrida por los subsecretarios que fueron cuestionados antes de asumir sus cargos, la jefa de Estado precisa que tanto Claudia Peirano y Carolina Echeverría contaban con su apoyo y su salida responde a una “expresión de un Chile distinto; del rol de las redes sociales”.

En ese sentido rechaza las críticas de ciertos sectores en cuanto a que se dejaron llevar por la presión de las calles, mencionando que “aquí no nos dejamos presionar: hubo una decisión de ellas, que preferían no partir con la pintura rayada, por decirlo así”.

Añade que no se rayó la pintura al gobierno por este impasse, ya que “no éramos gobierno y fue una decisión de las propias personas. Lo que yo sentí es que a nosotros nos tienen bajo una lupa que yo nunca había visto antes”.

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