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Engel responde a la derecha: “Este discurso catastrofista fue el mismo utilizado para oponerse al alza de impuestos en el gobierno de Aylwin” Ante críticas a la reforma tributaria de Bachelet

Engel responde a la derecha: “Este discurso catastrofista fue el mismo utilizado para oponerse al alza de impuestos en el gobierno de Aylwin”

“Lo que hemos visto en estos días recientes sugiere que los líderes de derecha han pasado de la negación a la ira. Es de esperar que en las semanas y meses que vienen transiten hacia la aceptación”, señala el economista y doctor en estadísticas.


El economista, profesor de la Universidad de Chile y presidente de Espacio Público, Eduardo Engel, respondió a la visión catastrofista de la derecha ante la reforma tributaria que impulsa el gobierno de Michelle Bachelet, afirmando que es el mismo discurso usado cuando se hizo el alza de impuestos bajo la administración de Patricio Aylwin.

En su columna en La Tercera, el académico y doctor en estadísticas explica que líderes empresariales, expertos tributarios, consultores y políticos de derecha salieron durante la semana a cuestionar el proyecto de reforma tributaria con argumentos que considera equivocados.

Engel sostiene que la carga tributaria, definida como la razón entre lo que se recauda por impuestos y lo que produce el país, pasará del 19 por ciento promedio que ha tenido en las últimas dos décadas a un 22 por ciento, por lo que “la nueva carga seguirá siendo inferior al promedio de países con niveles de desarrollo similar, luego no se entiende la relevancia de comparar con 1970, salvo que la intención sea contribuir a una campaña de sicosis en el empresariado”.

El economista sostiene que “basta con un mínimo de memoria, aunque no se sepa nada de economía, para recordar que este discurso catastrofista fue el mismo que utilizó la derecha para oponerse al alza de impuestos que se aprobó al comienzo del gobierno de Aylwin y que no tuvo efectos adversos sobre la inversión”.

Engel precisa que “lo que hemos visto en estos días recientes sugiere que los líderes de derecha han pasado de la negación a la ira. Es de esperar que en las semanas y meses que vienen transiten hacia la aceptación”.

Respecto a las afirmaciones que se han hecho sobre que algunos accionistas deberán pagar impuestos por utilidades que no recibieron, Engel explica que “aunque esta conclusión no se podía descartar antes de conocer los detalles de la reforma, quienes se tomen la molestia de leer el proyecto de ley concluirán que la crítica no es válida”.

Y agrega que dos son las motivaciones principales de la reforma tributaria: la primera es que los incrementos de gastos que se deriven de la reforma educacional se financien con fuentes de ingresos permanentes, mientras que la segunda es contribuir a reducir la mala distribución de la riqueza, “la cual está relacionada con una estructura tributaria particularmente favorable a sectores de rentas altas que derivan sus ingresos principalmente del capital”.

En cuanto al FUT, el economista sostiene que la legislación tributaria permite diferir de manera indefinida el pago de impuestos a quienes perciben ingresos a través de sociedades y empresas, evitando la tasa impositiva del 40 por ciento contemplada para las rentas más altas, y pagan sólo el 20 por ciento que se cobra a las utilidades de sus empresas y sociedades.

“La situación es peor, los sectores de altos ingresos tampoco pagan el 20 por ciento. Según las estimaciones disponibles (que sólo abarcan algunos años y que el SII debiera complementar y actualizar), la tasa promedio de impuesto a la renta, cuando se incluye el retorno del capital entre los ingresos, están entre 12 y 15 por ciento para el uno por ciento de más altos ingresos. Lo que sucede es que existe una serie de exenciones que reduce el pago de impuestos, a lo cual se agrega que en años recientes la evasión de impuestos ha crecido de manera importante”, sostiene.

En ese sentido, afirma que la reforma tributaria tiene cinco componentes principales: pone término a la posibilidad de diferir los pagos de impuestos personales –se pone fin al FUT–, se eliminan varias exenciones que respondían, a su juicio, a presiones de grupos de interés, se introducen impuestos verdes y se suben las tasas de impuestos correctivos a bienes cuyo consumo es dañino, como son el alcohol y las bebidas azucaradas, y se incluyen medidas para reducir la evasión y elusión.

El economista también señala que es habitual que los sectores de altos ingresos defiendan sus intereses escudándose en contribuyentes de ingresos medios que también se ven afectados por las alzas que los perjudican.

“Dicho de otra manera, las reformas tributarias y alzas de impuestos son ocasiones donde los sectores de altos ingresos y sus representantes descubren un repentino interés en el bienestar de las pequeñas y medianas empresas”, argumenta.

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