El fuego dejó extensas zonas de laderas completamente desnudas, las que se podrían convertir en una nueva amenaza para la ciudad cuando se desaten las lluvias, dando origen a aluviones de tierra y escombros que podrían golpear a la parte baja de la ciudad.
El docente de la U. Andrés Bello, José Antonio Llanos, afirma que es necesario adoptar medidas para que las lluvias no produzcan avalanchas de barro y escombros sobre el plan de la ciudad.
Aunque la Conaf, bomberos y los organismos de emergencia se esfuerzan en controlar el gran incendio que afecta a Valparaíso, las consecuencias de esta emergencia podrían extenderse por algunos meses más.
El fuego dejó extensas zonas de laderas completamente desnudas, las que se podrían convertir en una nueva amenaza para la ciudad cuando se desaten las lluvias, dando origen a aluviones de tierra y escombros que podrían golpear a la parte baja de la ciudad.
Por este motivo, José Antonio Llanos, director de Ingeniería en Seguridad y Prevención de Riesgos de la U. Andrés Bello, plantea que la emergencia debe darse por superada cuando se retiren todos los escombros y se demuelan las estructuras irrecuperables. “En caso contrario, el efecto que producirán las lluvias en el plan de Valparaíso será desastroso y se tendrá una nueva emergencia, con consecuencias iguales o más graves en el sector El Almendral”, advierte. Este barrio se encuentra justamente a los pies de algunos de los cerros más afectados por las llamas, como Las Cañas, La Cruz y Ramaditas.
Según el académico, las labores de recuperación tras el incendio debieran considerar un plan de reforestación de las quebradas arrasadas por el incendio. “Aunque parezca contradictorio se debe hacer, puesto permitirá detener la erosión de los cerros con las lluvias, las que este año arrastrarán toda la capa de cenizas al plan de la ciudad”, explica Llanos.
Por lo mismo, el docente agrega que es necesario que los organismos comunales revisen las condiciones en que se encuentran los tranques desarenadores de la ciudad, para que contenga todo el flujo de lodo que bajará por las quebradas. Para esto, será necesaria la implementación de un sistema de monitoreo y limpieza permanente.
