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La irritación de La Moneda con el cardenal Ezzati y la estrategia para enfrentar la batalla con la Iglesia Dura guerrilla por reforma educacional y aborto terapéutico

La irritación de La Moneda con el cardenal Ezzati y la estrategia para enfrentar la batalla con la Iglesia

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Por más desafortunada que haya sido la reacción de Ezzati, en La Moneda afirmaron que igual los “reventó” comunicacionalmente, porque marcó el debate y la agenda post 21 de mayo. En Palacio hay dos grupos: unos, los que sostienen que no hay que dejarle pasar nada a la Iglesia y otros partidarios de los paños fríos y de mantener la relación jerárquica con el nuevo cardenal, pese a su abierto alineamiento con la UDI en estas materias.


No parece que ya han transcurrido casi 90 años desde que la separación entre el Estado y la Iglesia Católica quedó consagrada en la Constitución de 1925, menos ante el tenor que ha adquirido el debate tras la arremetida pública del arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, que ha cuestionado la reforma educacional que impulsa el gobierno de Michelle Bachelet y el anuncio de legalizar el aborto terapéutico. Un gallito abierto con La Moneda, en especial desde que el jefe de la Iglesia se alineó de manera abierta con la oposición, puntualmente con el gremialismo, en ambas materias.

Desde el debut de la actual administración que Ezzati había alertado de sus reparos a la reforma educacional, en ítems como el fin del copago y de la selección, pero la tensión con el Poder Ejecutivo ha ido en aumento las últimas semanas. Por lo mismo, no fue casual que en plena visita a Combarbalá, en la IV Región, la Presidenta Bachelet pidiera públicamente “una discusión seria, madura y profunda sobre este tema”, ante las reacciones virulentas de algunos sectores conservadores tras anunciar la despenalización el aborto en caso de violación, inviabilidad del feto o peligro de la vida de la madre. Pero fue cuando le preguntaron por el rol que ha jugado el arzobispo en ambos temas que la Mandataria –sin salirse de su estilo suave para hablar– aseguró que se deben respetar las diferencias, que no se debe perder de vista que las iniciativas buscan terminar con la desigualdad de Chile y agregó que “yo no sé si hay una persona que pueda decir que no es fundamental mejorar la calidad y mejorar el acceso a la educación en todos sus niveles”.

Acto seguido, vino el mensaje entre líneas: “Ese fue el mandato que recibí de la ciudadanía, porque no me eligieron por el color de ojos ni de mi pelo”, poniendo sobre la mesa la legitimidad ciudadana que tiene su programa de gobierno, en el cual están considerados los dos temas en conflicto.

En el gobierno hace rato que venían advirtiendo de la “casi campaña” que ha desplegado Ezzati por la reforma educacional, y el mensaje del 21 de mayo –confiesan unánimemente en Palacio– fue la ocasión del arzobispo para “cobrarse las facturas” al respecto. Es más, así se explicaron que al término del mensaje presidencial el arzobispo afirmara que «con todo el respeto que me merecen las mascotas, creo que la persona y la vida humana vale mucho más que eso», tratando de empatar el anuncio de aborto terapéutico con el de cuidado, control y bienestar de los animales, que incluye la esterilización de perros vagos.

Esas palabras fueron una bomba. Cuentan que el arzobispo estaba notoriamente “furioso” a la salida del Congreso, que sus pares de la Iglesia no vieron con  buenos ojos la reacción de Ezzati, al punto que comentaron ese día –apelando a una frase que usa mucho el propio cardenal– que no comprendían que alguien de la “estatura alta” del arzobispo haya dicho una barbaridad de esa índole y que estaba al mismo nivel, reconocen en ese círculo, con la desafortunada opinión que diera el año 2003 el entonces ministro de Salud, Pedro García, quien ante los problemas de abastecimiento de leche en los consultorios dijo: «Pregúntenle a las vacas por qué no dieron leche».

[cita]En Palacio se baraja la posibilidad de sumar a “otros actores” de la Iglesia, buscar aliados públicos para marcar las diferencias que hay internamente. Así, comentaron que pronto vuelve a Chile desde Sudáfrica el sacerdote Felipe Berríos –el mismo que habló de la cota mil y que los bancos les chupan la sangre a los chilenos–, a quien el gobierno espera convocar a diversas actividades públicas para tenerlo de su lado, ya que ha demostrado no temer a enfrentarse al establishment de su institución.[/cita]

Pero por más desafortunada que haya sido la reacción de Ezzati, en La Moneda afirmaron que igual los “reventó” comunicacionalmente, porque marcó el debate y la agenda post 21 de mayo. Para el gobierno fue un error del cardenal, que bordeó la falta de respeto a la Presidenta de la República el día de la cuenta anual y que claramente ha obligado a La Moneda a debatir sobre la forma en que conducirá su relación con la Iglesia los próximos meses.

Al respecto, hay dos visiones en el gobierno sobre cómo enfrentar el gallito de la Iglesia. Algunos en el oficialismo, asesores de gobierno y parlamentarios del PS y PPD que lo han planteado abiertamente al gobierno, están por la vía de no hacer concesiones a la Iglesia en estos puntos, mantener separadas las aguas y poner el acento en el doble estándar de los sectores más conservadores de esta institución, ya que el aborto terapéutico fue legal hasta 1989 y en los 17 años de dictadura “ninguno reclamó”.

Es más, en Palacio se baraja la posibilidad de sumar a “otros actores” de la Iglesia, buscar aliados públicos para marcar las diferencias que hay internamente. Así, comentaron que pronto vuelve a Chile desde Sudáfrica el sacerdote Felipe Berríos –el mismo que habló de la cota mil y que los bancos les chupan la sangre a los chilenos–, a quien el gobierno espera convocar a diversas actividades públicas para tenerlo de su lado, ya que ha demostrado no temer a enfrentarse al establishment de su institución.

Otros en el gobierno, entre quienes estarían ministros como Rodrigo Peñailillo (Interior) y Álvaro Elizalde (Segegob) son partidarios de “tender puentes” con la Iglesia y poner “paños fríos” a la tensión imperante, consideran que no es viable buscar interlocutores alternativos a Ezzati, porque –para bien y para mal– la Iglesia es una institución jerarquizada. Que hay que respetar los canales oficiales y, en este caso, agregaron que el vínculo de La Moneda con el mundo religioso es a través de la Segpres y su encargado del tema, el DC Eugenio Fredes. En todo caso, hay quienes consideran que el manejo con la Iglesia hasta ahora no ha sido de lo más acertado y que se ha mostrado cierto desconocimiento de las lógicas eclesiásticas.

En La Moneda afirman que es evidente que el arzobispo Ezzati ha mostrado su inclinación política con la derecha, que un botón de muestra de ello fue la pública reunión que el lunes tuvo con parlamentarios del sector, la senadora Ena von Baer (UDI) y los diputados José Manuel Edwards (RN), Romilio Gutiérrez (UDI) y Jaime Bellolio, por más de una hora. “Esas reuniones nunca son públicas y casualmente esta fue con despliegue de prensa”, afirmaron en el gobierno, mientras otros irónicamente recordaron que “alguna vez el cardenal pudo reunirse también con las víctimas de Karadima”.

En el oficialismo recuerdan unánimemente que cuando Ezzati fue nombrado arzobispo de Santiago tenía otro perfil, “más razonable”, pero con el correr del tiempo, agregan, “ha mostrado un tono altanero” y terminó siendo “mucho más conservador incluso que el cardenal Francisco Javier Errázuriz, con quien se podía conversar”.

De todo el oficialismo, la falange es la colectividad que actualmente tiene relaciones más fluidas con la Iglesia y afirman que a Ezzati “le duele cuando lo cuestionan desde este partido”. Tanto el timonel Ignacio Walker, como otros dirigentes mantienen un diálogo permanente con la curia, pero a pesar que en el pasado estuvieron alineados con la Iglesia en temas valóricos, hoy el grueso del partido ha tomado pública distancia, recalcando que «no somos el partido de la Iglesia ni sus voceros».

No es menor que, salvando algunas excepciones como el diputado Jorge Sabag, hasta el propio Walker haya defendido la necesidad de despenalizar el aborto en los tres casos que postula el gobierno, recalcando de paso que su partido tiene un espacio de acción distinto al de la Iglesia.

Donde más les duele

En la Nueva Mayoría y La Moneda hay varios que consideran –y así lo plantearon en las reuniones de esta semana– que fue un error adelantar el debate del aborto terapéutico e incorporarlo en el mensaje del 21 de mayo, porque con ello se abrió un flanco extra de conflicto con la Iglesia, la que ya había arremetido públicamente contra la reforma educacional.

Dicho tema, afirman en La Moneda, al final del día termina aglutinando a toda la Iglesia porque, por más divisiones y discrepancias que efectivamente genera Ezzati al interior del sacerdocio, de aprobarse la reforma educacional, todos salen perdiendo, agregan.

“Desde el Opus Dei hasta los salesianos y jesuitas”, añadieron en el gobierno, pues todos tienen intereses creados en el negocio de la educación. Esa es el área donde más le duele a la Iglesia, recalcaron, y no por nada en el gobierno más de uno sacó a colación El Príncipe de Maquiavelo para graficar el punto: “Los hombres olvidan antes la muerte del padre que la pérdida del patrimonio”.

Según informó Ciper hace unos días, la Iglesia Católica recibió del Estado $109.673 millones en subvenciones, convirtiéndose en el actor principal entre los sostenedores privados, con 159 mil alumnos. Eso solo en la Región Metropolitana. El artículo explica que –de acuerdo a la base de datos del propio Ministerio de Educación– el 2013, de todos los colegios particulares subvencionados de la Región Metropolitana y los 2.076 que reciben fondos estatales, 190 establecimientos tienen un vínculo con un obispado, una congregación o una obra apostólica de laicos que se declara colaboradora de una diócesis u orden religiosa. Eso es el 9,1 % del total.

El otro punto clave en la reforma es el fin de la selección en los colegios. El mismo 21 de mayo, Ezzati dijo de este punto que “el hecho de que se diga que no tiene que haber ninguna selección creo que es equivocado, tiene que haber una selección positiva (…) yo  no puedo educar a Pedrito si yo no conozco a Pedrito, si yo no conozco el contexto familiar en el cual vive, el contexto social en el cual vive, las necesidades que él tiene, los talentos que él tiene”.

No era la primera vez que decía algo similar. Ya desde marzo el arzobispo ha apuntado de forma permanente contra la reforma, generando molestia en el oficialismo. Desde entonces en sectores de la Nueva Mayoría se advertía de la arremetida de la Iglesia y miraban con “molestia” el despliegue de Ezzati, uno que todos saben que difícilmente se va a apaciguar o bajar de tono los próximos meses, a medida que avancen ambos temas en su discusión en el Congreso.

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