La iniciativa de la cartera sanitaria está en línea con la recomendación que hace la Organización Panamericana de la Salud (OPS), pues se le considera como una de las medidas más efectivas para controlar el consumo de cigarrillos.
La ministra de Salud, Helia Molina, anunció que la cartera está «en una cruzada, moviendo los hilos del Gobierno y del Ministerio de Hacienda para que se considere un aumento sustantivo del impuesto al tabaco en el país, que obligue a la industria a subir los precios al doble o al triple y tenga un efecto real en que la población decida no empezar a fumar».
Las declaraciones de la secretaria de Estado están en línea con la recomendación que hace la Organización Panamericana de la Salud (OPS), pues se le considera como una de las medidas más efectivas para controlar el consumo de cigarrillos, consigna hoy El Mercurio.
A juicio de la autoridad, las últimas alzas de precio han sido moderadas, por lo que no han tenido una mayor incidencia en la decisión de fumar de la población. «Hasta ahora lo que ha pasado es que las alzas las ha asumido la industria y no las ha traspasado al consumidor. Un alza fuerte los obligaría a tener que subir los precios», sostuvo.
En ese sentido, Molina aclaró que «hay que entender que el giro de negocio de la reforma es recaudar plata y nuestro giro es subir los impuestos y que no se vendan los cigarrillos. Como país tenemos que mezclar todos estos intereses».
Al respecto, la coordinadora de Chile Libre de Tabaco, Sonia Covarrubias, aseguró que la iniciativa impulsada por el Minsal va en la dirección correcta por cuanto «Chile es el país de Latinoamérica donde se producen más muertes atribuibles al tabaquismo y lo que se recauda por impuesto al tabaco no alcanza para cubrir lo que se gasta en atenciones relacionadas a esta enfermedad».
Por su parte, el académico de la Escuela de Negocios de la U. Adolfo Ibáñez, Guillermo Paraje, dio a conocer un estudio respecto de cómo incide el precio de las cajetillas en la decisión de comenzar a fumar. La investigación reveló que el 7% no se habría iniciado en ese vicio si el valor de la cajetilla hubiera sido 20% más alto. El porcentaje sube a 10% si se considera solo a los hombres y baja a 6% para los jóvenes en edad escolar y 2,9% en las mujeres adultas que no habrían comenzado a fumar.
«Hay una relación directa entre el precio y el hábito. El objetivo de este y otros estudios relacionados es precisamente que esto se reconozca y se apliquen políticas públicas que vayan en esa dirección», explicó Paraje.
