Cuestiona la intención de la columna del ex mandatario
«El desorden de la derecha, la división que ella padece y la mudez ideológica que experimenta luego de su gobierno -en suma, su propio fracaso- son, aunque suene paradójico, al mismo tiempo su triunfo, porque, de seguir así las cosas, no habrá nadie más que él, en cuatro años más, capaz de ser candidato, Y para asegurarse de eso, él ya comenzó su campaña», arguye el rector de la UDP.
El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, criticó duramente la columna que el ex Presidente Sebastián Piñera, realizó el pasado fin de semana en donde fustiga las reformas que impulsa el gobierno de Michelle Bachelet, cuestionando de paso el propósito que tuvo para escribirla y asegura que su intención es la de erigirse como candidato para la próxima campaña presidencial de 2018.
En su habitual columna en El Mercurio, el académico precisa que el texto escrito por el ex mandatario criticaba «con polémica exageración, las orientaciones del actual gobierno» y señala que hasta ese momento los ex jefes de estado habían respetado una «tácita regla de deferencia y de silencio respecto de quien los sucedía».
Y se pregunta por las razones que tendría Piñera para romper esa regla «no escrita», asegurando que la columna del pasado domingo era «predecible y repetía dos o tres exageraciones: la queja del estatismo, el temor por el ahogo de la libertad y otras originalidades de la misma índole».
En ese sentido, Peña explica que el ex mandatario no le interesaba comunicar, «o revelar, nada en especial. No tenía, la verdad sea dicha, nada que decir».
Desde este punto de vista, el rector de la UDP sostiene que en lingüística se usa el lenguaje no solo para comunicar contenidos, sino que «a veces lo emplean para un objetivo que parece modesto pero que en política lo es caso todo: para mantener la comunicación, para cerciorarse de que hay alguien al otro lado y para que el otro sepa que del lado de acá hay alguien también».
El académico explica que ese fue el caso del texto de Piñera, «quien, por supuesto, no es un niño, sino un político ambicioso como pocos. Él quería aparecer como un sujeto de discurso, justo cuando la derecha no tiene ninguno. Su columna fue equivalente a alzar la voz en medio de una reunión enmudecida, a asumir el liderazgo en una reunión de tímidos».
«Así, la columna del ex Presidente Piñera, a pesar de su contenido manifiesto, no tenía como destinatario al gobierno, que era aparentemente el objeto de sus críticas, sino que estaba dirigida a los partidos de derecha. Tenía por objeto poner de manifiesto, y subrayar, que sus partidos estaban silentes, pero él no; que ellos no eran sujeto de discurso, pero él sí; que él no es un ex presidente, sino un candidato», sostiene.
Peña menciona que algún día se escribirá sobre la tortuosa relación del ex mandatario con los partidos políticos de derecha y se encontrará la explicación de las razones por las cuales a cuatro años después de su triunfo electoral «la derecha esté silente y dividida, y sea él, en cambio, quien saca la voz».
Asegura que fue el propio ex jefe de Estado quien actuó a «contrapelo de los partidos y de las élites que habían predominado en ellos, hasta disminuirlas al nivel de la insignificancia».
También cita el caso de quienes Freud denominó como los que «fracasan al triunfar», explicando que son aquellos que han llegado más lejos que su padre y los asalta un sentimiento de culpa y se deprimen cuando suben al podio.
«El caso del ex Presidente Piñera es el opuesto. Se trata del caso de quien triunfa cuando fracasa. El desorden de la derecha, la división que ella padece y la mudez ideológica que experimenta luego de su gobierno -en suma, su propio fracaso- son, aunque suene paradójico, al mismo tiempo su triunfo, porque, de seguir así las cosas, no habrá nadie más que él, en cuatro años más, capaz de ser candidato, Y para asegurarse de eso, él ya comenzó su campaña», arguye.
