Publicidad
El complejo equilibrio en que se mueve Ignacio Sánchez para ser reelegido en la rectoría de la UC Actuaciones públicas del último tiempo serían señal para la derecha universitaria

El complejo equilibrio en que se mueve Ignacio Sánchez para ser reelegido en la rectoría de la UC

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
Ver Más

Hoy se da inicio al proceso de búsqueda del Rector de la Pontificia Universidad Católica para el siguiente periodo. El actual mandamás, Ignacio Sánchez, ha generado una fuerte campaña defendiendo los valores de catolicismo preconciliar y el rol público de la universidad pontificia frente a la Reforma Educacional. Esto, según fuentes al interior de la entidad, con el objetivo de mantener contento al influyente sector conservador de la PUC y así no ser bloqueado por estos en su camino a la reelección.


Al interior de la UC los ánimos están agitados, este año se escoge nuevo Rector y más que nunca el actual ha sido flanco de críticas desde diversos sectores. Y es que al parecer su tradicionalismo religioso y su defensa del rol público de la entidad para seguir recibiendo aportes fiscales, han hecho que Sánchez esté constantemente justificando y defendiendo conceptos que identifican al sector más integrista de la Pontificia Universidad Católica. Así ocurrió, por ejemplo, cuando se negó a que en los centros médicos de Red Salud UC se entreguen recetas para anticonceptivos y también cuando públicamente fijó posición contraria al aborto terapéutico, luego de que la Presidenta Bachelet anunciara que se iba a legislar sobre el tema. Esto, sumado a la defensa que ha debido realizar en pro de las universidades pertenecientes al G9, ha hecho que el proceso eleccionario diste mucho del clima  que hubo cinco años atrás.

En el 2009, Ignacio Sánchez era visto como una esperanza, más joven y abierto al cambio, ante la figura poco dialogante y conservadora del aquel entonces rector Pedro Pablo Rosso, esto pese a que ambos pertenecen a la orden de Schoenstatt. Sin embargo, la vinculación con las irregularidades en el caso de la muerte del ex Presidente Eduardo Frei Montalva, empañó los inicios de su mandato.

“Ninguno de nosotros pensaba que Ignacio iba a ser el rector, porque era muy joven, pero lo propuso mucha gente”, recuerda Luz Márquez de la Plata, vicerrectora de Comunicación y Educación Continua de la Universidad Católica, quien es hija del ex ministro de Pinochet Alfonso Márquez de la Plata. Agrega que “uno ve una historia de vida en él, desde el ser médico pediatra hasta haber trabajado en consultorios donde iba gente que era perseguida –en dictadura– (…). Ignacio es una persona que duerme tres horas, que respira y vive universidad”. Un ex dirigente de la FEUC reconoce que se notó “mucho” el cambio de un rector a otro: “Sánchez invita a los miembros de la Federación a su casa a comer, comparte un vino y genera lazos. Eso sí, a la hora de tocar temas políticos separa las aguas y marca postura”. Además agrega que “él se ha declarado a sí mismo cercano a la socialdemocracia, que vota por la ex Concertación. Pero es una mirada moderada al interior de la universidad; finalmente, es hacer cambios en la medida de lo posible”.

[cita]Este hecho no sólo trajo una algidez en la tensión de estas dos almas de la universidad, sino que los coletazos llegaron hasta la misma Santa Sede. Fuentes del Arzobispado corroboran el envío de una carta por parte del cardenal Jorge Medina, semanas después de ocurrido el seminario, con destino a Roma. En la carta el cardenal muestra su descontento por la situación misma del seminario y por la conducción que ha tenido Ignacio Sánchez al interior de la Pontificia Universidad Católica. Pero Medina no fue el único en dar aviso al Vaticano de lo ocurrido. El año 2013, un grupo de decanos y profesores ligados a la derecha dura de la universidad mandaron una carta directa a la Santa Sede, en donde se hacía una revisión completa del periodo de Ignacio Sánchez como rector y de las decisiones que ha tomado principalmente en temas valóricos.[/cita]

Según una fuente cercana a Rectoría, la figura de Ignacio Sánchez es resultado de un plan de desarrollo universitario, el que “debe” ejecutar y que está marcado por los rectores anteriores. Plantea que “el periodo de intervención dirigido por el vicealmirante Jorge Swett, significa estabilidad para la Católica, a diferencia de la Universidad de Chile, que insinúa que el Gobierno Militar le afectó sistemáticamente”. Luego fue designado el académico Juan de Dios Vial –quien se mantuvo desde el año 1989 al 2000–. Un ex profesor titular mantiene que “tras la dictadura, se ven acentuadas dos realidades distintas que tienen su origen en la Reforma de 1968. Entonces él –Juan de Dios Vial– se encarga de ordenar la situación y toma lo mejor de todos y forma un ente extraño. Hasta hoy en día se sigue manteniendo esta lógica de las dos universidades que coexisten”. Posteriormente “el rector Pedro Rosso cerró el proceso de transición y finalmente Ignacio Sánchez viene a consolidar un proyecto de universidad, abierto y participativo que mira y trabaja en pos de lo que la sociedad requiere”, asegura esta fuente cercana a Rectoría.

¿El progresismo de Sánchez?

Este trabajo en pos de la modernización de la universidad ha logrado que la Católica se encuentre liderando el Ranking de Universidades Latinoamericanas QS 2014. Desde la Casa Central aseguran que “con el paso del tiempo la universidad ha pasado a ser una institución que busca cumplir con los estándares internacionales y en ese contexto Ignacio Sánchez ha sido un rector adecuado a los tiempos”. Pero también se han generado cambios que apuntan hacia la apertura, entre ellos los programas destinados a diversificar la matrícula de la Católica: Talento e Inclusión –que fue creado por la Facultad de  Ingeniería–, la Beca Excelencia Académica y la implementación del Ranking. Según Luz Márquez, “la inclusión, para Ignacio, es un tema que le importa de verdad, no es de campaña ni nada (…). Finalmente es por un criterio de justicia. Justo para esos niños y justo para los estudiantes, no es bueno que estén en una burbuja”.

En materia de democratización está la instauración del Ombudsman –defensor universitario–. “Ahí se vio un trabajo multiestametal. A pesar de que la idea no surgió desde rectoría, sino que de un grupo de académicos que estudió y diseñó el Ombudsman, el proceso contó absolutamente con el apoyo y el respaldo de Sánchez”, dice Mike van Treek, quien fue parte de los impulsores de esta figura. Aunque un ex académico de la universidad plantea que aún no es suficiente, “tenemos un Ombudsman para evitar los conflictos, pero no importa si alcanza a llegar antes de que la sangre corra en el río”.

Las álgidas movilizaciones del 2011, trajeron consigo la irrupción de conceptos como paro y toma, que habían sido prácticamente olvidados por los estudiantes de la PUC. Se realizaron dos tomas, la del Campus Oriente y el intento de toma de la Facultad de Humanidades. La última es graficada por Luz Márquez como un momento “doloroso”, ya que terminó con carabineros lanzando bombas lacrimógenas al interior del Campus San Joaquín y con los estudiantes sacados del campus por la fuerza policial acompañada de perros, frente al mismo rector Ignacio Sánchez. Un ex dirigente estudiantil de la Facultad de Humanidades asegura que “el rector no jugó solo, sino que tenía que responder al resto de la Rectoría, donde esta Mario Correa –secretario general de la UC–, que es un tipo muy violento. En cambio Sánchez tiene un trato más deferente que demuestra su inteligencia”. Agrega que la justificación del desalojo fue para protegerlos de un posible enfrentamiento con estudiantes de Ingeniería o Derecho: “Sánchez tiene  un rol paternal, incluso después de haberte tirado a los carabineros, él te quería hacer entender que estaba haciendo lo mejor por ti”.

Los trabajadores también han  criticado el periodo de Sánchez, marcado por dos huelgas ligadas a sindicatos del área de la Salud. El rector, en su discurso inaugural del año académico 2010, recalca que “el diálogo y contacto permanente con nuestros funcionarios y trabajadores debe ser una realidad patente al interior de nuestra comunidad”. Pero Julio Cabrera, dirigente del  Sindicato de la Clínica San Carlos UC, que pasó 31 días en huelga el pasado mes de julio, no comparte esa visión. Sostiene que durante la paralización “Ignacio Sánchez tuvo un silencio cómplice en respaldo a la Clínica UC y a Christus Health –organización estadounidense dedicada al área de la salud y socio estratégico de la PUC–, aludiendo a que no era tema mismo de la Universidad Católica”.

Luis Orellana, dirigente del Sindicato Red Salud UC, que en el año 2012 protagonizó una mediática huelga, plantea que Ignacio Sánchez “siempre se llena la boca hablando de que los trabajadores son importantes al interior de la comunidad y sólo pasa por el discurso”. Agrega que “las empresas de la salud le significan casi el 60% del ingreso a la universidad y no está dispuesta a perder esa ganancia”.

Por otro lado, los académicos son la muestra misma de la diversidad en la UC. Un ex dirigente FEUC, sostiene que “el rector tiene un gran manejo para controlar a los grupos humanos, lo ha logrado muy bien con los trabajadores y con los estudiantes, pero con los académicos no le ha funcionado mucho”. Un ex profesor de la UC señala que la forma de manejar a los académicos opera en función de los contratos y amarres institucionales: “Juegan para mantener los equilibrios”, declara. En el reglamento “Normas para la selección, categorización y calificación de los académicos”, se determina como condición de acceso y promoción a las diversas categorías académicas el “exhibir y demostrar un permanente compromiso por la generación de un clima laboral que favorezca la relación armónica entre los integrantes de la comunidad”. Según el académico, “esto impide el conflicto. No asumir esto implica no seguir avanzando laboralmente y la respuesta ante eso es: si no te gusta, te vas”.

Otro punto que ha marcado el periodo de Ignacio Sánchez es la acción del “Colectivo Memoria PUC”, un grupo de ex estudiantes de la Universidad Católica que decidió dar la batalla por la reivindicación de los detenidos desaparecidos de la universidad y el Duoc UC. “Los resabios que dejó la dictadura no han salido de la Católica, hay fuerzas a la interna a las que les molesta este tema”, dice Luis Aguilar, director de la agrupación. A partir del año 2010, la organización realizó diversos intentos por reunirse con el rector Ignacio Sánchez. Aguilar asegura que “si bien su posición no fue una negativa tajante, como la obtenida de los anteriores rectores, nunca nos ha querido recibir”. El año pasado se realizó una ceremonia para entregar títulos a los detenidos desaparecidos. “En una primera etapa al rector dijo: nosotros participamos, nos parece bien”, recuerda Aguilar. Pero, cuando llegaron a la etapa final, se percataron de que la información de muchos de los que eran detenidos desaparecidos no figuraba en los registros académicos. Luis explica que “si bien el rector estuvo en la entrega de títulos póstumos, él fue por un cumplimiento personal, por poner una imagen de más apertura”. Agrega que “pasados casi 41 años del golpe, en la universidad no ha habido ningún cambio, ni en términos de lo que piensa ni en lo que ha dicho, o lo que cree la Rectoría, específicamente Sánchez y su asesores”.

Las redes del rector

A lo largo de estos cinco años de mandato, el rector Sánchez ha generado una fuerte alianza de protección y apoyo para contener el poder que mantiene la derecha. Un ex dirigente de la UC declara que “ha trabajado con varios decanos de facultades más progres, recurre a ellos constantemente cuando quiere hacer programas que podrían causar molestia al interior de los grupos conservadores”. Dentro de sus aliados también se cuentan los cuatro vicerrectores y el prorrector Guillermo Marshall. Mención aparte merece el secretario general Mario Correa, quien es identificado como uno de los hombres más conservadores de Rectoría. “Al interior del Honorable Consejo Superior –máximo organismo colegiado de la Universidad–, es la contraparte a Sánchez, pero a la interna se llevan muy bien, son amigos. A nivel político tienen múltiples diferencias, pero Sánchez tiene la última palabra”, mantiene una fuente cercana a Rectoría.

Respecto a la Iglesia, la relación de Ignacio Sánchez con la máxima autoridad de la universidad, el Gran Canciller Monseñor Ricardo Ezzati, se ha desarrollado de manera distante, “principalmente porque Ezzati se inmiscuye más de lo necesario en los asuntos internos de la universidad”, declaran fuentes al interior de la institucionalidad católica. “La Iglesia ejerce un poder constante, Ezzati tiene el mayor rango en la institución, entonces el rector es la figura pública, pero es la Iglesia la que toma importantes decisiones”, plantea un ex dirigente FEUC. Este sitúa a Sánchez más cerca del Vice Gran Canciller, Presbítero Cristián Roncagliolo, que tiene una línea “más progre, pero jamás se va a enfrentar a la parte conservadora, sabe que no le conviene. Por ejemplo, en el tema de los títulos póstumos, Sánchez reconoció, entre comillas, que la UC había tenido un rol en dictadura, aunque Ezzati le pidió en su minuto que no lo hiciera”.

La derecha dura

Al interior de la UC hay un grupo reconocido como la derecha dura, identificada con el conservadurismo del Opus Dei y el gremialismo, que –según un ex profesor– son la verdadera piedra de tope para el proyecto de universidad que tiene Ignacio Sánchez. Un ex dirigente FEUC agrega que se encuentran principalmente al interior de la Facultad de Derecho y de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, “son muy fuertes, pero son cada vez menos. El problema es que son las facultades con más plata, más grandes y con más tradición al interior de la universidad. Pero son pocas, por eso al interior del Consejo Superior Sánchez mantiene la mayoría”. Entre estos ha sido particularmente influyente el neoliberalismo impulsado desde la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. “Es duro identificarlos como facultades, son más personas dentro de ellas”, declara Luz Márquez.

Es así como se han desarrollado hitos que han marcado la tensión entre esta ala conservadora, la agenda de Sánchez y los grupos más de izquierda al interior de la UC. Un antecedente es el homenaje frustrado a Jaime Guzmán, que se realizó en el Campus Oriente en diciembre del 2011. El resultado fueron nueve estudiantes suspendidos y quince amonestados tras haber funado el evento. Mike van Treek plantea que “el tema que está en la base de todos estos conflictos es una cierta disputa, por lo que un grupo de la Universidad llama: Su Universidad. Y que se está poniendo en cuestión el estatus que ha tenido respecto al país en los últimos cuarenta años”.

Una de las instancias a través de las cuales el grupo más conservador opera al interior de la universidad es HUMANITAS, Revista de Antropología y Cultura Cristiana, que nace en el año 1995 en el seno de la UC, con el objetivo de ser «un órgano de pensamiento y estudio que busque reflejar las preocupaciones y enseñanzas del Magisterio Pontificio». Tras la publicación del Papa Francisco de la Encíclica Lumen Fidei, el 29 de junio del 2013, en la que se abría hacia el debate sobre la homosexualidad, la revista sacó una publicación especial: “Congregación para la Doctrina de la Fe: Sobre la atención Pastoral a las personas Homosexuales”. En el capítulo seis de esta se establece que: existe el peligro de que una legislación que considere la homosexualidad como base para tener derechos podría de hecho estimular a una persona con orientación homosexual a declarar su homosexualidad o incluso a buscar una pareja para así aprovechar las disposiciones legales. Esta revista fue entregada a cada profesor de la universidad en julio del 2013 y en su Comité Editorial cuenta nombres como los de los  ex decanos de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Francisco Rosende Ramírez, y de la Facultad de Ciencias Sociales, Pedro Morandé.

Diversas fuentes desde la universidad coinciden en que el primer clivaje de tensión evidente se detonó en julio del 2012, cuando el profesor de la Facultad de Derecho UC, Cristóbal Orrego, trato de “maricas” a los activistas homosexuales. Ante estas declaraciones, Rolando Jiménez, presidente del Movilh, junto a dirigentes de la FEUC, exigieron una respuesta de parte del rector Sánchez, la cual –comprobando una vez más su ánimo dialogante– llegó cuando se reunió con ellos, el 3 de agosto del 2012. Tras el encuentro, el rector Ignacio Sánchez dio una entrevista a CNN Chile, en donde aclaró que “estas declaraciones no representan a la Universidad Católica, menos a la dirección superior”. Además, aseguró que al interior de la UC “un profesor de todas maneras podría demostrar su homosexualidad”. Diversas fuentes coinciden en que la imagen de apertura en esta materia y el llamado de atención público a los sectores más conservadores de la universidad fueron el detonante que despertó y puso alerta a la derecha dura de la Católica.

El seminario que pretendía curar la homosexualidad

El 9 de octubre del 2012, en la Facultad de Derecho, se llevó a cabo la 13º Jornada “Libertad, Responsabilidad, Sexualidad”, que tenía como título “La no discriminación, sus alcances en la educación”. El seminario era organizado por la ONG Isfem y el Centro de Estudios para el Derecho y la Ética Aplicada de la Pontificia Universidad Católica. El causante de la polémica era la presentación del libro Comprender y sanar la homosexualidad, de Richard Cohen, lo que generó rechazó al interior de la universidad. El rector Ignacio Sánchez afrontó la situación aludiendo a la autonomía de la Facultad de Derecho y la libertad de cátedra.

En el Acta de acuerdos de la sesión Nº18/2012, ordinaria, del Honorable Consejo Superior, en la sección Incidentes se relata: El señor Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Pedro Morandé, “manifiesta tranquilidad y alegría por la discusión académica que hubo luego de ello (el seminario). Sí manifiesta su molestia con la Facultad de Derecho por la forma de analizar el tema, lo que se aleja de lo que la Iglesia piensa al respecto”. Agrega que: El señor Vice Gran Canciller “señala que se le hace un mal favor a la Iglesia atribuyéndole posturas que no le corresponden y en este sentido, este Seminario le ha hecho un mal favor a la Iglesia y a la Universidad”. Más abajo se lee que: “El señor Rector señala que prefirió no emitir opinión pública para evitar tener en el futuro que hacerlo ante cualquier reclamo externo”. El texto finaliza con la intervención del Vicedecano de la Facultad de Derecho, Carlos Frontaura –que estaba en representación del decano Roberto Guerrero–, quien dice que: “Le parece grave que se reaccione de esta forma ante este seminario (…). Cuestiona por qué se critica este seminario y al director del centro, cuando ello no se ha hecho con antelación, estando convencido que ello sólo obedece a presiones externas”.

Para un ex académico de la institución “el seminario de terapia de reparación  homosexual es un ente que gatilla el conflicto entre las dos universidades que existen. Sánchez no está en ninguno de los dos mundos porque tiene que flotar, porque tiene que seguir siendo el rector, porque hay demasiado en juego para que tengamos un rector de Derecho, o tengamos un rector de Historia, entonces el hombre flota, cohabita y arma la universidad en su cabeza”.

Este hecho no sólo trajo una algidez en la tensión de estas dos almas de la universidad, sino que los coletazos llegaron hasta la misma Santa Sede. Fuentes de la iglesia corroboran el envío de una carta por parte del cardenal Jorge Medina, semanas después de ocurrido el seminario, con destino a Roma. En la carta el cardenal muestra su descontento por la situación misma del seminario y por la conducción que ha tenido Ignacio Sánchez al interior de la Pontificia Universidad Católica. Pero Medina no fue el único en dar aviso al Vaticano de lo ocurrido. El año 2013, un grupo de decanos y profesores ligados a la derecha dura de la universidad mandaron una carta directa a la Santa Sede, en donde se hacía una revisión completa del periodo de Ignacio Sánchez como rector y de las decisiones que ha tomado principalmente en temas valóricos.

Debido a esto, en febrero de este año, Ignacio Sánchez fue mandado a llamar desde el Vaticano, encuentro en el cual desmintió las acusaciones que se le habían atribuido en ambas cartas. Lo que consta en el acta del Honorable Consejo Superior, del 10 de abril 2014. Pero el verdadero espaldarazo provino desde la máxima autoridad de la Iglesia en Chile, el cardenal Ricardo Ezzati, quien respaldó la gestión de Sánchez. Fuentes cercanas a Rectoría sostienen que eso causó extrañeza, ya que la relación entre Ezzati y el rector no ha sido la óptima, lo que es confirmado desde el interior de la Iglesia.

Para diversos integrantes de la Comunidad UC este hecho es el que marca una inflexión en las intervenciones públicas que ha tenido durante este año Ignacio Sánchez y que pasa por un compromiso tácito con el cardenal Ezzati, en vista a una posible reelección –ya que es Ezzati quien determina el nombre final–. Línea que quedó en evidenciada tras el anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet de enviar un proyecto de ley que despenalice el aborto terapéutico, a lo que el rector Sánchez respondió que no existían razones médicas para plantear un aborto terapéutico y que, en caso de aprobarse la nueva legislación, esta no se aplicaría en los centros de salud de la universidad.

Un ex dirigente FEUC declara que “he quedado bien sorprendido con sus declaraciones, jamás imaginé que iba a tener esta apología en defensa a la vida. Puede tener que ver con que se está pensando recandidatear y ha tenido que conservadurizar mucho más el discurso”. Luz Márquez plantea que en algo en lo que Sánchez no está dispuesto a transar y que es parte intrínseca de ser católico, es “que se realicen abortos en nuestros hospitales”. Luis Aguilar, de Memoria PUC, establece que “ahora que hay elecciones uno comienza a ver la verdadera cara del rector, que es un de un fanatismo religioso extremo y excluyente. Si no eres parte de su mismo pensamiento, no tienes espacio para incidir en la Católica”.

 El G9 y la defensa corporativa

En el año 2011 se constituyó el G9, conformado por las universidades privadas pertenecientes al Consejo de Rectores y del cual Ignacio Sánchez es el vocero. Dentro de esta vocería ha debido posicionarse ante los cuestionamientos realizados en el marco de la Reforma Educacional, defendiendo la vocación pública de las universidades del G9, ante el trato preferencial anunciado por el Mineduc para las universidades estatales. Ante esto, ha esbozado el principio de que “en nuestro país lo público supera con creces lo estatal”. Desde la Casa Central plantean que “es un tema muy delicado y de fondo para la Universidad Católica”.

Es por esto que la discusión del rol público de la Universidad Católica se ha tornado en una disputa constante para Ignacio Sánchez. En el discurso inaugural de año académico 2014 declara: “Escuchamos voces de diferentes actores –rectores, políticos, incluso dirigentes estudiantiles de otras universidades–, que desconocen la historia y el gran aporte que la UC ha realizado al país durante más de un siglo. Estas voces hoy existen, es verdad, pero también son miles los que desde dentro y fuera de nuestra institución se han dado cuenta de la vocación pública de la UC y están unidos para apoyarla y defenderla si es necesario”.

Tu rol público empieza en Luksic y termina en Angelini

Pero no todas las voces al interior de la UC comparten la visión del rector. “Sánchez: Tu rol público empieza en Luk$ic y termina en Angelini”, decía uno de los lienzos con los que protestó un grupo de estudiantes de la UC en contra de la inauguración del Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, el 6 de junio pasado. Son tres las principales críticas que se le hacen al rol público de la Universidad Católica: una es su pertenencia a la Iglesia Católica y no al Estado, la segunda apunta a sus procedimientos internos, como las elecciones de autoridades unipersonales, y la tercera tiene que ver con la focalización de la producción de conocimiento. “La UC nunca ha sido una universidad con rol público, porque gran parte de la producción de conocimiento apunta hacia el fortalecimiento y el resguardo del sector privado, principalmente reforzando el modelo neoliberal y las lógicas del mercado”, aseguran grupos de estudiantes organizados al interior de la UC. El académico de Teología Mike van Treek plantea que “cuando Sánchez habla del rol público de la UC está intentando distanciarse de la figura de la universidad privada que defiende sus propios intereses. Pero la universidad no sólo defiende ciertos privilegios, sino que los reproduce”.

Otro tema es la democratización de la institución, ítem infaltable de los programas para elecciones de la FEUC de las alas más progresistas y de izquierda. Un ex dirigente estudiantil plantea que en este aspecto “es una democracia muy maquillada, de la boca para afuera; ha habido instancias, por ejemplo este año con UC Dialoga, pero él jamás va a permitir que los estudiantes participen en la elección de un decano, o un futuro rector”.

El Comité de Búsqueda

En la Católica el cargo de rector, al igual que el de decano, se elige a través de un Comité de Búsqueda, cuya finalidad –según algunas voces al interior de la universidad– es mantener el statu quo. Un ex académico plantea que “no es creado para hegemonizar a la derecha, sino que para evitar que la UDI se haga cargo de la universidad; el primer Comité de Búsqueda permite que salga Juan de Dios Vial y no salga Hernán Larraín”.

El Estatuto de la Universidad establece, en su artículo Nº16, que en cuanto a las elecciones de decanos “los alumnos y funcionarios administrativos no tendrán derecho a participar en este proceso”. En cuanto a la elección de rector, en su artículo Nº35, determina que “el Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile será nombrado por la competente Autoridad eclesiástica, según las normas que para ello dará la Santa Sede”.

El decreto de Gran Cancillería Nº 56/2014 del 18 de julio del presente año, establece que “el Rector de la Pontificia Universidad Católica será nombrado por la Santa Sede a proposición del Arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la Universidad, quien lo propondrá sobre la base de la terna presentada por un Comité de Búsqueda que se constituirá para ese solo efecto”. En el numeral cinco se establece que entre las facultades que tiene el Comité de Búsqueda constan “realizar averiguaciones que estime necesarias en todos los ámbitos de la Universidad y podrá consultar a cualquier persona cuya opinión considere relevante”. Después de este periodo el Comité de Búsqueda entrega una terna, con un orden de preferencia, con los candidatos al Gran Canciller, quien los entrevista. Con todos los datos recabados y más el informe entregado por el Comité de Búsqueda, el Gran Canciller escoge a uno de los propuestos y envía un nombre preferente, para que sea designado por la Santa Sede. Luz Márquez establece que finalmente es el Gran Canciller el que toma la decisión, ya que el Vaticano sólo la ratifica.

Este sistema abre un flanco de críticas, ya que la información recabada es secreta y no se publican todas las actas de los encuentros. Desde el área estudiantil plantean que “aquí no hay proceso de elección del rector, sino que es una designación. Es una más de las decisiones que se toman entre cuatro paredes sin consultarle a nadie”. Luz Márquez no coincide con esta postura: “Mucha gente dice es que el Gran Canciller… Pero, bueno, nosotros somos una Universidad Católica y así es una Universidad Católica”. Agrega que “lo que más me gusta de esto, y viendo el país en general, es que aquí te oyen. Tú vas y puedes decir, no marcar no más (…). Lo encuentro sumamente valioso en términos de que somos una universidad y aquí pueden ir todos los estamentos”. Ella agrega que “me parece un ejercicio sumamente democrático (…) si tú miras la democracia como sólo marcar un voto podrías decir que no es democrático, pero para mí la democracia es mucho más que eso”. Eso sí, deja en claro que hay cosas en las que Ignacio Sánchez no está disponible, por ejemplo, “si quieren que él instaure el voto en la universidad para escoger al rector, él dice: no me elijan a mí. Porque se va a politizar la universidad y van a empezar las campañas”.

Los ánimos al interior de la UC apuntan a que Ignacio Sánchez podría mantenerse por un nuevo periodo. Cercanos a Rectoría establecen que existe una regla histórica en la universidad y es que “si un rector lo hace relativamente bien, lo más seguro es que vaya a una reelección”. Pero las expectativas son muy distintas a las que se tenía en la elección pasada. Un ex dirigente FEUC sostiene que “yo creo que en un segundo período podría dar un paso más al progresismo, porque es difícil que busque un tercero. Entonces quizás puede buscar retomar sus orientaciones de vida, pero son demasiadas las presiones internas de la universidad”. Un ex académico de la institución declara que “me encantaría pensar que Sánchez tiene una agenda oculta, pero no estoy seguro”. Luis Aguilar, de Memoria PUC, establece que “si no es Sánchez, va a ser otro igual a Sánchez, porque el proceso de elección no es democrático, no hay diferentes proyectos de universidad que comparan visiones. Aquí hay un sólo proyecto de universidad cerrado y doctrinario, y ven quién lo representa mejor”.

Hoy se inicia la primera etapa del Comité de Búsqueda, en donde se eligen a los cinco representantes de los académicos, más los cuatro miembros elegidos por Ezzati. Se espera que a principios de octubre comiencen las rondas de entrevistas y reuniones con la comunidad, para que a finales de año se conozca el nombre del nuevo Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Publicidad

Tendencias