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La derrota de Escalona o la suma de todos los odios ANÁLISIS

La derrota de Escalona o la suma de todos los odios

Edison Ortiz González
Por : Edison Ortiz González Doctor en Historia. Profesor colaborador MGPP, Universidad de Santiago.
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En el PS, y como se esperaba, han triunfado sus príncipes y junto con ellos Isabel Allende. También, ha caído el hijo del panadero y “el duro de matar” obtiene su tercera derrota consecutiva en menos de dos años. Por hoy al menos, para los socialistas y el Ejecutivo, la marraqueta y el té estuvieron más ricos. Escalona, en tanto, mastica solo su derrota.


Los socialistas acaban de resolver su encrucijada. Fue una elección larga –casi seis meses–, la más extensa de la que se tenga memoria y cuya lógica impuso Camilo Escalona, bajo la hipótesis de que nadie iba a resistir el ritmo que él le impondría a la contienda. Pero, esta vez, le falló el olfato y le salió el tiro por la culata. Escalona ha vuelto a perder y ahora significativamente en su propio reducto: el PS.

Previo a la elección aún los menos optimistas le auguraban una primera mayoría individual, aunque como lista se pronosticaba el triunfo de Isabel Allende, lo que equilibraba las cosas en favor de la senadora por Atacama. Aún en el peor escenario Escalona se reservaba para sí la secretaria general, cuestión que, ahora, quedó también en duda y que explica su severa reacción frente al autoproclamado triunfo de Isabel Allende.

El primer y único cómputo entregado –el definitivo se entregará hoy a las 19:00 horas– sobre un universo del 30% de votos (7.960) arrojaba un 52% (4.107) de adhesión a la lista de Isabel Allende y un 40% (3.261) para la de Camilo Escalona, en tanto que Tercera Vía alcanzaba un 6% y el Frente Allendista solo un 2% de las preferencias del electorado. En la votación individual la senadora por Atacama doblaba al representante de la Nueva Izquierda.

La elección proyectaba un total de unos 26 mil electores y es muy probable que los resultados no cambien mucho y se profundice la diferencia entre ambas listas. Proyectando los resultados finales sobre esta cifra –y cuyas diferencias probablemente aumenten en el cómputo final–, la lista de Isabel Allende obtendría 16 de los 30 miembros de comité central, en tanto a Escalona le daría para 13 miembros y el último sería para Tercera Vía. Con resultados electorales similares a nivel regional y local, pues son los mismos electores, se sella el triunfo definitivo de la senadora, quien por primera vez accedería a encabezar la colectividad.

Escalona-Allende: cambio de roles

Son curiosos los vericuetos por donde camina la política. Era 2008 y en forma previa a la elección interna se desarrollaba el XXVIII Congreso del PS en Panimávida. La entonces Presidenta, Michelle Bachelet, en el discurso inaugural del evento pedía a los cientos de delegados presentes que en la próxima contienda que enfrentaba al senador por Los Lagos con la entonces líder de la disidencia socialista, Isabel Allende, “respaldarán la lealtad de la actual mesa directiva con el Gobierno”, lo que gatilló una dura respuesta de la diputada así como de otros líderes opositores a Escalona. Una semana después de la elección en que el senador obtuvo un triunfo rotundo, Isabel reconocía que “el discurso de Camilo caló hondo en la militancia, sobre todo lo de la lealtad irrestricta a la Presidenta”.

La hija de Allende leyó esta vez bien la personalidad de la Mandataria y su involucramiento personal en esta elección –la ex ministra Barría y Carmen Andrade asumieron incluso labores de infantería en el cómputo final de votos y los ministros, con instructivo en mano, fueron a votar– y se cuadró con el Gobierno incluso en sus momentos más difíciles, al punto que su tardía reacción al caso Caval ameritó que Escalona dijese que “guardó silencio por más de 40 días”, a diferencia de él, quien apenas transcurridos algunos días del estallido del escándalo que involucró al hijo de la Presidenta dijo que lo más aconsejable era que “Dávalos renunciase al cargo”, lo que éste hizo esa misma tarde.

Ayer se esperaba que cerca de 20 mil militantes acudiesen a las urnas, pero llegó una cifra un 25% superior a las estimaciones proyectadas y cercana al 22% del padrón total estimado en 120 mil militantes, lo que hizo que en muchas partes donde antes se votó cómodamente hubo ahora que hacer fila, a veces por más de una hora y ello se expresó en comunas con mucho voto opinante como Providencia, Santiago o Ñuñoa, o en otras más populares donde predomina el control de “las máquinas” de los caudillos parlamentarios o locales. El triunfo de Isabel Allende es significativo –dobla a Escalona en votación individual y su lista obtiene 12% de diferencia con la de la NI, de acuerdo a los primeros resultados dados cerca de las 3:00 a.m.

Escalona pierde el control de la máquina

Juan Pablo Letelier, senador por O’Higgins lo explicaba así anoche en CNN: “En este último tiempo Camilo ha estado a destiempo, Camilo ha cambiado y ha hecho declaraciones ácidas en contra del Gobierno”. En ese sentido la derrota de quien hasta 2010 era el controlador absoluto de la máquina interna sería un castigo a su deslealtad con La Moneda. Dichas críticas venían subiendo de tono desde hace quince días y en ellas se fue involucrando el propio Osvaldo Andrade, al punto que durante la semana emitió, tal vez, las palabras más virulentas que se puedan haber expresado contra un ministro del Interior de la propia coalición. La elección interna, en clave Letelier, habría zanjado esa disputa, inmensamente en favor del Ejecutivo: “Aquí queda marcada una relación muy clara y transparente con el Gobierno”.

El resultado de la contienda, que ni los más fervientes partidarios de Isabel Allende esperaban, sería entonces un castigo a Camilo, un rechazo completo a su forma de relacionarse con el Ejecutivo. En la animadversión en su contra de la máquina partidaria –la de los seis senadores del PS, puesto que Fulvio Rossi se sumó a última hora, y la de 13 de los 16 diputados de la colectividad– se conjugó, además, un cierto estado de opinión pública interna que entendía que no se podía estar en contra del Ejecutivo cada día. Una militancia golpeada por los escándalos que involucraban no solo a actores principales del gobierno, sino que a la propia familia presidencial y donde se entrecruzaban adherentes capturados por mecanismos clientelares, así como militantes con opinión propia, decidió salir a respaldar masivamente a su Gobierno. Mal que mal el grueso del PS es el corazón mismo de esta administración.

Un escenario absolutamente adverso para el gobierno –Caval y SQM, donde aparecen directamente involucrados el hijo de la Mandataria y su jefe de gabinete, más las tragedias de Atacama y el reciente estallido del volcán Calbuco– hacían presumir que en el mejor de los casos concurrirían unos 20.000 militantes a sufragar. Pero ocurrió todo lo contrario y la militancia variopinta –sea en su versión de clientela electoral o como librepensadores– concurrió masivamente a castigar a Escalona y a entregarle un mandato a Isabel Allende y reconocerle su lealtad con La Moneda. Como en tiempos de Allende, “este será un Gobierno de mierda, pero es mi Gobierno”, pareciera que quisieron decir al unísono los socialistas.

Ha triunfado Isabel Allende y con ello el Ejecutivo. Sólo nos resta por conocer en detalle la debacle electoral interna más significativa de Camilo Escalona, derrota que, tal vez, haga que ya se comience a pensar en la posibilidad de excluirlo de la secretaría general y relegarlo a una vicepresidencia secundaria. Ya lo decía Juan Pablo Letelier anoche: “Camilo será un miembro destacado del próximo comité central”, relativizando de antemano un posible rol preponderante del ex hombre fuerte del PS.

La lista de la senadora tiene la mayoría de los nuevos miembros de comité central y si bien aún falta por recabar más detalles sobre la composición de quienes se eligen por región –60– y de los 16 presidentes regionales, que también forman parte de dicha instancia y que, junto a cinco representantes de la JS y uno de la vicepresidencia de Asuntos Indígenas, constituyen el órgano que elegirá a la próxima mesa partidaria, todo hace prever que el resultado regional y local, dado el significativo apoyo de la inmensa mayoría de los parlamentarios a su candidatura, no será distinto al de las listas nacionales. En la práctica Isabel Allende es, desde anoche, la nueva presidenta electa del PS y que, dado el juego tendencial, contará con una comisión política mayoritaria, pero heterogénea. A Camilo tal vez no le alcancé ni siquiera para una vocería significativa en la agrupación. Si no se le había visto antes en actos de apoyo al Gobierno, menos se le verá ahora.

El triunfo de Isabel Allende, de momento, tranquiliza al Gobierno, pues se sabe que, a diferencia de su contendor, la legisladora por Atacama no tiene agenda propia. Es de público conocimiento su compromiso con las reformas y su permanente respaldo aún en momentos muy complicados. Los más optimistas creen que su triunfo tiene dos efectos principales: pone fin a la era Escalona y de predominio de la Nueva Izquierda a la cabecera de la tienda y abre un periodo de normalización del PS luego de una década de diáspora de militantes significativos –Navarro, Ominami, Meo, Arrate, etc.–, debido al tono conservador que cubrió a la colectividad y, en segundo lugar, el PS aporta la primera candidata a la primaria de la Nueva Mayoría que deberá resolver la próxima candidatura del oficialismo a La Moneda, aunque como están los tiempos nadie que se tome la política en serio se atreve a hacer pronósticos que comprometan escenarios más allá de una semana.

Bajo esa óptica no fue una buena fecha para realizar elecciones cuando, en especial el caso SQM, golpea casi diariamente a actores del Ejecutivo, no deja de entregar nuevas sorpresas y se corre el riesgo de que en tres días más los resultados de la interna ya no sean tema de la agenda pública, tornando irrelevante el triunfo de la senadora, si es que ésta no da un golpe de timón significativo en el sentido que aspira la ciudadanía y que, pareciera, camina por un carril distinto al de la militancia. Ahí está a la vista, y como un mal ejemplo, lo que acaba de ocurrirle a Pizarro en el PDC.

Escalona, desde anoche, ya no es primus inter pares del PS. Su opción por desempeñar el rol, en su propio lenguaje, de “el Altamirano de Bachelet”, le generó la animadversión del Ejecutivo y en un modelo político-electoral donde su injerencia es tan decisiva, tal actitud lo dejó en la casi más absoluta soledad. Ello más, los odios acumulados a lo largo de años terminaron por pasarle la cuenta. Escalona es la prueba fehaciente de la afirmación de Giulio Andreotti, de que “el poder desgasta, solo a quien no lo posee”.

¿Y qué se viene ahora en el PS?

En los temas de fondo la elección no ha resuelto mucho, salvo el que una mayoría relativa del PS optó por primera vez en su historia por una mujer para encabezar la gestión política de los próximos dos años, a quien se le reconoce capacidad para alinearse y comprometerse con las reformas enarboladas por esta administración y de ordenarse con ella a pesar de sus yerros y que ha sido capaz de articular una red transversal de apoyos parlamentarios y edilicios y que no se mueve con una lógica antirreformas, como todo el mundo entendía que sí ocurría con su contendor. Seguramente un próximo congreso de la organización deberá pronunciarse sobre estos temas y otros, ya que, pese a las resoluciones de sus eventos partidarios, siempre se evidencia una conducta mucho más pragmática de sus dirigentes en la cotidianidad política.

En el PS, y como se esperaba, han triunfado sus príncipes y junto con ellos Isabel Allende. También, ha caído el hijo del panadero y “el duro de matar” obtiene su tercera derrota consecutiva en menos de dos años. Por hoy al menos, para los socialistas y el Ejecutivo, la marraqueta y el té estuvieron más ricos. Escalona, en tanto, mastica solo su derrota.

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